Estadísticas Sanitarias Mundiales 2020
Un resumen visual
Ahora más que nunca disponemos de instrumentos que nos ayudan a aprovechar el valor de los datos; a recopilarlos, procesarlos y analizarlos con una rapidez jamás vista; a entender el mundo y cambiarlo para mejor.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, con los cuales los Estados Miembros están plenamente comprometidos, son indicadores vitales que nos permiten evaluar si estamos en el buen camino hacia el logro de un futuro mejor para todos.
Estos indicadores nos ayudan a saber en qué medida estamos preparados para afrontar los obstáculos que entrañan garantizar que todas las personas disfruten de más salud, paz y prosperidad en 2030.
Precisamente ahora estamos viviendo un momento excepcional. La pandemia de COVID-19 tendrá un efecto sin precedentes, y aún desconocido, sobre nuestra labor en pro de un mundo más sano.
El informe de las Estadísticas Sanitarias Mundiales de este año deja claro que los esfuerzos mundiales de las últimas décadas van dando sus frutos. Los datos más actualizados que tenemos sobre algunos de estos indicadores vitales de los ODS revelan las tendencias en materia de salud en los Estados Miembros, las regiones y el mundo en su conjunto.
Los datos demuestran que seguimos haciendo progresos sumamente alentadores en muchos terrenos, pero también que en otros no estamos avanzando. La desigualdad persiste y algunas regiones se mantienen rezagadas. Seguimos trabajando juntos para mantenernos centrados en nuestros objetivos.
Las deficiencias en cuestión de datos (ausencia de datos disponibles, poca frecuencia de recopilación) siguen siendo un problema urgente, pero también una gran oportunidad, ya que allí donde podamos medir, podremos progresar.
Este informe nos ofrece más pruebas estimulantes no solo de lo que ya se ha logrado, sino de lo que se puede lograr.
Hòa Bình, Viet Nam. Dos mujeres en la tercera edad , ambas con problemas visuales, acuden a un centro de salud local para que les examinen la visión.
Esperanza de vida sana (EVAS)
La esperanza de vida ofrece una indicación del tiempo que se prevé que viva una población en promedio, y la esperanza de vida sana (EVAS) revela la verdadera salud de una población. Ésta considera tanto la duración de la vida como su calidad. No se trata solo del número de años que vive una persona en promedio, sino del número de años que puede esperar vivir con buena salud. Y la noticia alentadora es que, entre 2000 y 2016, la EVAS aumentó en el mundo un 8%, de 59 a 63 años.
EVAS
Esta visualización muestra los Estados Miembros agregados en las seis regiones de la OMS. Están posicionados (axis x) según el porcentaje de años de vida sana en la esperanza de vida y dimansionados de acuerdo a la esperanza de vida sana (EVAS) de cada Estado Miembro.. Se puede alternar los datos entre los años 2000 y 2016. Los rangos para el porcentaje de esperanza de vida sana en la esperanza de vida van desde 83% a 91% en 2000 y 84% a 92% en 2016. El rango para EVAS va de 36 a 73 años en 2000 y de 45 a 76 años en 2016.
Esta representación visual muestra la interacción entre la esperanza de vida y la esperanza de vida sana y nos permite apreciar cómo ha cambiado entre 2000 y 2016.
Cuanto más a la derecha aparece un país, mayor es la proporción de la vida que sus habitantes viven con buena salud. Una burbuja más grande representa una mayor esperanza de vida sana.
Los datos nos relatan la historia de un gran progreso mundial: la EVAS ha aumentado en el mundo durante ese periodo. Sin embargo, el gráfico muestra que aún hay muchas disparidades entre las regiones.
Se podría pensar que un país situado muy a la derecha y con una burbuja pequeña está en una buena posición, pero en realidad significa que, aunque una gran proporción de la vida es sana en ese país, puede que la vida sana promedio no sea larga.
Por el contrario, en un país situado muy a la izquierda y con una gran burbuja, la proporción de años de vida sana es menor, pero la duración de esa vida sana podría ser mucho mayor.
Queremos lograr la igualdad en todas las regiones, pero, hoy por hoy, hay una clara diferencia de equidad entre África y Europa.
Salvador, el Brasil. Un profesional de la salud realiza una prueba de punción digital para verificar la concentración sanguínea de glucosa de una mujer diabética embarazada.
Muerte, enfermedad e intervención
Sobrevivir y prosperar a través de las distintas etapas de la vida, desde la infancia hasta la ancianidad, plantea grandes desafíos, y para algunas regiones éstos son mucho mayores que para otras.
El mundo ha logrado importantes avances, como reducir las tasas de mortalidad o poner fin a epidemias de enfermedades infecciosas, pero queda mucho por hacer.
Estas representaciones visuales resaltan los progresos de las últimas décadas, muestran la situación actual y revelan los retos a los que aún nos enfrentamos.
Mortalidad
Este cuadro muestra las tasas de mortalidad para menores de 5 años en 2000 y 2018 y las tasas de mortalidad materna en 2000 y 2017. Cada cuadro presenta los datos para las 6 regiones de la OMS y destaca la media mundial. Ambos indicadores han visto una reducción en todas las regiones en las últimas dos décadas. África ha avanzado mucho al reducir la tasa de mortalidad de menores de 5 años en 50%, de 152 muertes a 76 muertes por 1000 nacimientos vivos entre los años 2000 y 2018, sin embargo, aún mantiene la tasa más alta entre todas las regiones. El escenario es aún más duro para mortalidad materna, que en 2017 era 3 veces mayor que la siguiente región (525 muertes por 100 000 nacidos vivos en Africa vs 164 muertes por 100 000 nacidos vivos en la región del Mediterráneo Oriental.
En algunos contextos, los mayores desafíos vitales en materia de salud los plantea el comienzo de una vida nueva (la maternidad y el primer año de vida).
La tendencia a la baja que muestran estos dos gráficos revela que se han realizado importantes avances tanto en la mortalidad de menores de 5 años como en la mortalidad materna. Estos progresos se lograron esencialmente en este siglo como fruto de iniciativas ligadas a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Desde el año 2000, el riesgo de que un niño muera antes de cumplir 5 años se ha reducido a la mitad en la Región de África. Esto se debe en parte a las mejoras logradas en la cobertura vacunal frente a determinadas enfermedades.
Entre 2000 y 2018, la cobertura mundial de la inmunización con la vacuna DTP3 (difteria, tétanos y tos ferina) aumentó del 72% al 86%. En esas mismas dos décadas, la cobertura de la inmunización con la segunda dosis de vacuna contra el sarampión aumentó del 18% al 69%. Y entre 2008 y 2018 también aumentó la cobertura de la inmunización con la tercera dosis de vacuna antineumocócica conjugada, del 4% al 47%.
Sin embargo, podemos ver que la mortalidad de menores de 5 años sigue siendo un problema importante en África, donde la tasa era más de ocho veces mayor que en la Región de Europa en 2018. Muchos países deberán hacer un gran esfuerzo para situarse en el buen camino hacia el logro de la meta para 2030, que consiste en reducir la mortalidad de menores de 5 años al menos hasta 25 por cada 1000 nacidos vivos. Es un objetivo al alcance, pero queda trabajo por hacer.
La mayoría de las muertes maternas son prevenibles. El fallecimiento de mujeres por complicaciones surgidas durante o después del embarazo y el parto refleja las desigualdades mundiales en el acceso a una atención médica de calidad.
A escala mundial, entre 2014 y 2019, el 81% de los partos fueron atendidos por personal sanitario competente, pero esta cifra difiere considerablemente de unas regiones a otras. El gráfico anterior nos muestra no solo cuánto se ha avanzado en la reducción de la mortalidad materna, sino también dónde se necesitan más esfuerzos.
Nuestra meta para 2030 es reducir la razón de mortalidad materna mundial a menos de 70 muertes por cada 100 000 nacidos vivos. En África, hoy por hoy, está en 525 muertes maternas por cada 100 000 nacidos vivos, una cifra más de siete veces mayor que la meta.
Tasas de incidencia
Este cuadro muestra las tasas de incidencia de malaria, tuberculosis y nuevas infecciones por VIH. El cuadro muestra datos para 2000 y 2018 y destaca la media mundial para 2018. En las últimas dos décadas, ha habido una mejora, con excepción del incremento en nuevas infecciones por VIH en Europa y el Mediterráneo Oriental. Las tendencias muestran una incidencia 23 veces mayor en África que en la siguiente región en orden de incidencia en 2018 (229 por 1000 personas en África vs10 por 1000 personas en el Mediterráneo Oriental). Una historia similar para nuevas infecciones por VIH siendo 5.5 veces mayor en África (1.07 por 1000 personas) comparada con Europa (0.19 por 1000 personas). La distribución de incidencia de tuberculosis es menos aglomerada en 2018, con incidencia de 231 por 100 000 personas en África, 220 por 100 000 personas en Asia Sudoriental y 115 por 100 000 personas en el Mediterráneo Oriental.
Durante mucho tiempo, enfermedades infecciosas como el paludismo, la tuberculosis y la infección por el VIH han sido algunos de los mayores asesinos del mundo.
En los tres casos, la Región de África está aún muy rezagada respecto al promedio mundial, pero las dos últimas décadas han sido testigos de progresos espectaculares.
Tanto la incidencia de infección por el VIH como la de tuberculosis y la de paludismo han disminuido en todo el mundo desde el año 2000, aunque estas enfermedades siguen representando una amenaza importante. Así, los avances de la lucha antipalúdica se han estancado en la mayoría de las regiones desde 2014 y los casos de infección por el VIH han aumentado en Europa y el Mediterráneo Oriental en comparación con el año 2000.
Campo de refugiados de Zaatari, Jordania. Una profesional sanitaria de la Jordan Health Aid Society muestra a una adolescente siria cómo administrar una inyección de insulina.
Enfermedades no transmisibles y factores de riesgo.
Las enfermedades no transmisibles (ENT) pueden afectar a cualquier ser humano en cualquier lugar, independientemente de la edad y el sexo. No se transmiten directamente de persona a persona y, lo que es más importante, en muchos casos puede prevenirse que aparezcan y causen la muerte prematuramente.
Las principales ENT son las enfermedades cardiovasculares, los cánceres, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes. Las intervenciones orientadas a reducir los factores de riesgo ambientales, metabólicos y comportamentales (contaminación del aire, consumo de tabaco, obesidad, hipertensión, dietas malsanas, inactividad física y consumo nocivo de alcohol) podrían reducir el riesgo de padecerlas.
Pese a que las ENT son prevenibles, el número de muertes atribuidas a ellas está aumentando, y lo hace de manera generalizada a medida que los cambios demográficos van compensando la disminución de las tasas de mortalidad por ENT. Se están convirtiendo en una proporción cada vez mayor del número total de muertes, y la tendencia se observa en todos los grupos de ingresos a escala mundial, desde los países de ingresos bajos a las naciones más ricas. En consecuencia, hoy por hoy, las ENT son responsables de la gran mayoría de las muertes que se producen en el mundo cada año.
Esto refleja tanto los grandes avances mundiales en la reducción de algunos indicadores de los ODS, entre ellos, las enfermedades infecciosas y la mortalidad infantil, como la necesidad de centrarse ahora en acelerar los progresos en la lucha contra las ENT. Sin embargo, dichos progresos están frenándose.
Enfermedades no transmisibles
Este cuadro destaca la reducción global en muertes normalizadas según la edad para las cuatro principales ENT. Muestra que la tasa total de cambio entre 2000 y 2019 era -15.1%, mientras que entre 2010 y 2016 era de -6.1%. Resaltamos la reducción del cambio percentual anual de -1.6% entre 2000 y 2010 a tan solo -1.1% desde 2010. Entre 2000 y 2006, la reducción fue mucho más rápida que entre 2010 y 2016.
A principios de este siglo se lograron reducciones de la mortalidad prematura por las cuatro principales ENT (enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias crónicas), pero los progresos no se han mantenido.
Este gráfico muestra una ralentización alarmante de la tasa anual promedio de disminución de la mortalidad por ENT, de −1,6% entre 2000 y 2010 a −1,1% entre 2010 y 2016.
Factores de riesgo
Esta secuencia de tres cuadros muestra factores de reisgo para ENT y su cambio en el tiempo. El cuadro destaca el consumo de alcohol entre 2000 - 2018, la prevalencia de uso de tabaco normalizado según la edad entre 2000 - 2018 y la prevalencia de obesidad entre adultosnormalizada según la edad entre 2000 y 2016. Se puede alternar entre valores globales y las seis regiones de la OMS. Tendencias generales muestran que la obesidad en particular, va en aumento, al mismo tiempo que el consumo de alcohol ha incrementado en algunas regiones. Por otro lado, la reducción en el uso de tabaco ha disminuido.
Esto ocurre paralelamente a la falta de avances en la reducción de los riesgos de ENT y se atribuye en parte a ella.
Sírvase del menú desplegable de este gráfico para explorar tres factores de riesgo relacionados con la ralentización de los progresos en la reducción de la mortalidad por ENT.
La obesidad en particular está aumentando a escala mundial, y también el consumo de alcohol crece en algunas regiones; entretanto, la disminución del consumo de tabaco se está frenando.
Faizabad, Afganistán. La instructora Farzana Darkhani enseña a las estudiantes de la Escuela de Partería de Faizabad, creada por la OMS en 2007.
Personal sanitario
Para que un sistema de salud sea sólido es indispensable contar con un personal sanitario bien preparado que se desempeñe en unas condiciones de trabajo adecuadas. Los profesionales de la salud, como médicos y enfermeras, son quienes responden tanto a las emergencias como a las necesidades cotidianas. Y en el mundo hacen falta millones más de ellos si se quiere lograr la cobertura sanitaria universal para 2030.
Por esta razón, la Asamblea Mundial de la Salud ha designado 2020 el Año Internacional del Personal de Enfermería y de Partería.
Personal sanitario
Este cuadro utiliza puntos para representar el número de personas para cada profesional en enfermería/partería y medicina. Revela las disparidades observadas entre regiones. Por ejemplo, para cada profesional en medicina hay 3224 personas en África y 293 personas en Europa. De la misma manera, para cada profesional en enfermería/partería, hay 985 personas en África o 120 personas en las Américas.
Aquí podemos ver las impresionantes disparidades entre regiones del mundo cuando se considera el número de profesionales sanitarios frente al número de habitantes. La representación visual revela lo diversa que es la distribución en el mundo y hace patente la inaceptable penuria de personal de salud en algunas regiones.
Kinshasa, RDC. Una agente de la OMS saluda a un médico en el hospital Sino-Kinois durante una campaña de vacunación contra la fiebre amarilla en 2016.
Reglamento Sanitario Internacional
El Reglamento Sanitario Internacional (RSI) (2005) es un acuerdo entre 196 países y territorios para trabajar juntos en pro de la seguridad sanitaria mundial. Representa un compromiso de desarrollar y mejorar las capacidades de salud pública que preparan al mundo para responder a las emergencias sanitarias que puedan surgir.
El sistema de puntuación del RSI se creó para medir la capacidad de un país de prepararse para dichas emergencias sanitarias y darles respuesta.
Los datos presentados aquí son los notificados por los países respecto a 13 capacidades básicas, que comprenden, por ejemplo, las medidas adoptadas en puertos, aeropuertos y pasos fronterizos terrestres para limitar la propagación de riesgos para la salud.
Reglamento Sanitario Internacional (RSI)
Este cuadro muestra la puntuación mundial y regional del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) para las 13 capacidades básicas. Encuadra la escala entre 0-20, 21-40, sucesivamente hasta 81-100 (siendo 100 la puntuación máxima). Destaca que, a excepción de África, con puntuación de 44, todas las regiones están en una posición similar, entre 61 - 80, al observar la media de las 13 capacidades básicas. Existe todavia gran oportunidad de mejora, pues la puntuacion maxima entre las 13 capacidades no pasa de 85.
Los países (cuyas puntuaciones se han promediado en este gráfico para las seis regiones) notifican en cada caso una puntuación comprendida entre 0 y 100, siendo 100 el máximo.
El heterogéneo sombreado de esta representación visual revela que, si bien unas regiones están mejor preparadas que otras, ninguna alcanza actualmente una puntuación superior a 85 en los 13 indicadores.
Es un recordatorio oportuno de que la preparación frente a emergencias sanitarias es compleja y poliédrica. Por lo tanto, en todo el mundo queda mucho margen de mejora para estas 13 capacidades básicas.
Brote de COVID-19
El brote de COVID-19 ha sido la más urgente puesta a prueba de las capacidades de los países para responder a una emergencia sanitaria en más de un siglo. Este gráfico presenta la curva epidemiológica de la COVID-19 entre el 11 de enero y el 5 de mayo: muestra cómo se propagó el virus rápidamente y a escala planetaria, afectando a casi todos los países y territorios.
COVID-19
Este cuadro muestra el número de casos confirmados y muertes por COVID-19, por region, hasta el 2 de mayo del 2020. Presenta como esta pandemia se extendió rápidamente de un número limitado de casos en una región a a miles de casos en el mundo. Resaltamos la crítica respuesta de la OMS en declarar COVID-19 una emergencia de salud pública de importancia internacional.
La forma de este gráfico revela la evolución mundial del brote. Los primeros casos se detectaron en China y, coincidiendo con el momento en que el brote empezaba a estar controlado en ese país, comenzaron a surgir casos fuera de él. A los pocos días de empezar a propagarse, se confirmó el brote como emergencia de salud pública de importancia internacional.
A partir de ese momento, creció exponencialmente y se extendió por todo el mundo. El aumento de los casos confirmados fue seguido de un aumento de las muertes. En apenas unas semanas el brote de COVID-19 se caracterizó como pandemia.
La pandemia de COVID-19 ha destacado la necesidad de una cooperación mundial para mejorar la salud de la población. Si queremos alcanzar las metas de salud de los ODS, es fundamental que se monitoreen los progresos logrados en todos los frentes con nuestros esfuerzos por reducir las desigualdades, abordar el problema del cambio climático y fortalecer los sistemas de salud, para que no quede nadie atrás.
Nota: Los Estados Miembros están agrupados en seis regiones.