Primer Ministro Draghi, 

Presidenta Ursula Von der Leyen, 

excelencias, queridos colegas y amigos: 

Me gustaría agradecer a la Presidencia italiana del G20 y a la Comisión Europea su liderazgo en la elaboración de la Declaración de Roma. 

Acogemos con satisfacción la declaración, especialmente el compromiso de apoyar y mejorar la arquitectura sanitaria multilateral existente para la preparación, la prevención, la detección y la respuesta poniendo en su centro una OMS eficaz y financiada de forma adecuada, sostenible y previsible. 

Asimismo, acogemos con agrado los demás compromisos de reforzar la preparación nacional y mundial para prevenir futuras pandemias. 

Sin embargo, nuestro compromiso con el futuro se mide por nuestras acciones de hoy. 

Solo ayer, más de 13 000 personas de todo el mundo perdieron la vida a causa de la COVID-19: nueve personas cada minuto. Hoy la cifra será similar. Y también mañana, y pasado mañana. 

Y seguirán muriendo personas mientras persista la disparidad mundial en materia de vacunas. 

Ciertamente el rápido desarrollo de vacunas contra la COVID-19 es un triunfo de la ciencia. Pero su distribución desigual es un fracaso para la humanidad. 

Casi el 90% de todas las vacunas administradas a nivel mundial han sido puestas en los países del G20. 

Solo podremos acabar con la pandemia si todo el mundo tiene las herramientas para detenerla. 

Así que hoy tengo tres peticiones. 

En primer lugar, hay que acabar con esta pandemia con una combinación de medidas de salud pública adaptadas a cada contexto y la distribución equitativa de las vacunas. 

Pedimos a los países del G20 que financien plenamente el Acelerador ACT con carácter de urgencia. 

También les pedimos compartan más dosis con mayor rapidez a través de COVAX. Agradecemos a todos los países que han anunciado hoy generosas donaciones. Este es un comienzo muy alentador hacia el logro de los cientos y millones de dosis que necesitaremos en las próximas semanas y meses. 

Asimismo, hay que aumentar urgentemente la fabricación compartiendo la tecnología y los conocimientos técnicos y renunciando a las disposiciones en materia de propiedad intelectual, con especial énfasis en África. 

El G20 tiene todos los medios para vacunar al mundo, y el mundo no puede esperar más. 

En segundo lugar, hay reforzar la seguridad sanitaria a nivel nacional y mundial. 

Acogemos con beneplácito los compromisos enunciados en la Declaración de Roma de apoyar la plena aplicación del Reglamento Sanitario Internacional y de adoptar un enfoque multisectorial de la seguridad sanitaria que esté basado en la evidencia y en el enfoque de «Una sola salud» y que englobe a todas las instancias gubernamentales y a toda la sociedad. 

La OMS sigue comprometida a trabajar con todos los Estados Miembros para explorar todas las vías para preservar la seguridad mundial, incluida la propuesta de un tratado sobre la preparación y respuesta frente a las pandemias. 

Creemos que dicho tratado crearía un marco de alto nivel para la rendición de cuentas política que redefiniría la forma en que los países se enfrentan a las emergencias de salud y que abarcaría a todos los países, no solo a los más ricos y poderosos. 

El tratado podría abordar los retos a los que nos enfrentamos ahora. 

Y, en tercer lugar, hay que impulsar los progresos hacia la cobertura sanitaria universal en todos los países, sobre la base de una sólida atención primaria de la salud. 

La pandemia ha demostrado que la salud no es un lujo, sino la piedra angular de la estabilidad social, económica y política. 

Esta no será la última pandemia. Puede que seamos capaces de prevenir algunas, pero no podemos prevenirlas todas. 

Seguir como hasta ahora producirá el resultado de siempre: un mundo poco seguro, poco preparado e injusto. 

Sin embargo, con ideas audaces, compromisos audaces y un liderazgo audaz, podemos escribir un futuro más sano, más seguro y más justo para nuestros hijos y nietos. 

Gracias. 

Grazie mille, Primer Ministro, le devuelvo la palabra.