Excmo. Profesor Isaac Adewole, Ministro de Salud;
Mi hermana Shidi, Directora Regional para África
Distinguidos invitados, señoras y señores,
Es un verdadero honor estar aquí en el día de hoy con motivo de la puesta en marcha en África de esta importante estrategia para eliminar las epidemias de fiebre amarilla – la estrategia EYE.
Esta llega en un momento muy oportuno.
La fiebre amarilla ha resurgido como una amenaza para la salud pública en África y las Américas.
En África, 27 países corren un alto riesgo de sufrir epidemias de fiebre amarilla.
Cada año se producen hasta 170 000 casos graves de fiebre amarilla, y 60 000 defunciones.
En 2016, durante los brotes de fiebre amarilla que afectaron a zonas urbanas en Angola y la RDC, se confirmaron 965 casos de esta epidemia y 400 personas fallecieron. Además, 11 casos fueron exportados a China.
La epidemia creó una necesidad urgente de más de 28 millones de dosis de vacunas contra la fiebre amarilla, que agotaron el suministro de vacunas existente a nivel mundial.
Ello también impidió que las autoridades sanitarias pudieran hacer frente a otros problemas de salud pública con repercusiones en los sistemas de salud.
Como sabrán, el Brasil se enfrenta a un brote de fiebre amarilla desde diciembre de 2016, con más de 1000 casos confirmados.
Hay un riesgo cada vez mayor de que la fiebre amarilla se propague a ciudades de Asia y a otras partes del mundo.
No debemos dejar que esto ocurra. Es hora de actuar.
Si bien la fiebre amarilla es una enfermedad transmitida por mosquitos, no es como el dengue o el paludismo, para los cuales la obtención de una vacuna eficaz ha planteado un reto difícil a los científicos.
Lo cierto es que disponemos de una vacuna segura, eficaz y asequible contra esta enfermedad desde hace decenios.
Una sola inyección puede proteger a una persona de por vida.
Por lo tanto, nuestro fracaso a la hora de vencer a la fiebre amarilla no es un fracaso de la ciencia. Es un fracaso de los mercados, porque la vacuna que podría atajar la enfermedad no es lo suficientemente rentable para las empresas que la fabrican.
Y también denota una falta de voluntad política porque, hasta ahora, nuestra intervención no ha sido lo suficientemente decisiva.
La fiebre amarilla debe ser una prioridad para África y, evidentemente, para el mundo entero.
La estrategia EYE es un plan audaz e innovador para vacunar a casi 1000 millones de personas contra la fiebre amarilla en África de aquí a 2026. En este continente nunca antes se ha realizado un esfuerzo de tal envergadura contra este virus, muchas veces mortal.
La estrategia EYE se basa en las lecciones aprendidas de experiencias anteriores en África Occidental, donde las campañas masivas, junto con la inmunización sistemática, han ayudado a prevenir los brotes de fiebre amarilla.
El establecimiento de alianzas sólidas nos permitirá eliminar las epidemias de fiebre amarilla de aquí a 2026.
Nigeria ha demostrado su compromiso con la estrategia EYE, puesto que se han vacunado 13 millones de personas desde octubre del año pasado, de las cuales 1,2 millones en el estado de Borno.
Con el apoyo de la OMS y de otros asociados en el ámbito de la salud, este año se administrarán vacunas contra la fiebre amarilla a más de 25 millones de personas en Nigeria.
La OMS también está ayudando a reforzar la capacidad de vigilancia y de laboratorio. Deseamos que, para finales de año, se disponga en esa región de un segundo laboratorio regional de referencia de la OMS, además del Instituto Pasteur de Dakar.
En colaboración con la Alianza GAVI y el UNICEF, la OMS apoya la inmunización sistemática brindando orientaciones sobre la manera de integrar la vacunación contra la fiebre amarilla con la vacunación habitual contra el sarampión en cinco países de África que todavía no lo han hecho.
Esto pone de relieve un punto importante: la clave para tener éxito a largo plazo es integrar la vacunación contra la fiebre amarilla con otros servicios de salud prestados en los centros de atención primaria.
El sábado pasado conmemoramos el Día Mundial de la Salud, que se celebra todos los años el 7 de abril, día de la fundación de la OMS. Este año nos enorgullecemos de celebrar nuestro 70.º aniversario.
El tema de este año es: cobertura sanitaria universal – salud para todos.
La OMS se fundó con el convencimiento de que la salud es un derecho humano.
Nadie debería enfermar y fallecer solamente por ser pobre.
Todo el mundo tiene derecho a estar protegido contra una enfermedad que se puede prevenir fácilmente.
Ello incluye las vacunas contra la fiebre amarilla.
Todo el mundo tiene derecho a beneficiarse de la protección contra esta enfermedad que se puede prevenir fácilmente.
Pero invertir en sistemas de salud sólidos no significa solamente invertir en sociedades más sanas y justas. También significa invertir en sociedades más seguras.
Unos sistemas de salud sólidos permiten prevenir, detectar y responder rápidamente a los brotes de fiebre amarilla u otras enfermedades, antes de que estén fuera de control.
Esto es exactamente lo que vimos en Nigeria con el brote de ebola en 2014: cuando apareció un caso importado de Liberia, pudieron atajarlo rápidamente y limitar el daño. A pesar de que fallecieron siete personas, todos sabemos que podía haber sido muchísimo peor.
El punto al que quiero llegar es el siguiente: la cobertura sanitaria universal y la seguridad sanitaria son dos caras de la misma moneda.
Los países que invierten en sus sistemas de salud realizan una inversión inicial en un futuro más justo, más seguro y más próspero.
Quisiera felicitar a todas aquellas personas que han participado en la elaboración de la estrategia EYE.
Juntos, podemos conseguir que la próxima generación no esté expuesta a la fiebre amarilla.
Muchas gracias.