Excelentísimo Sr. Mohamed Ould Cheikh El Ghazouani, Presidente de Mauritania y Presidente de la Unión Africana, invitado de honor y orador principal, Excelentísima Sra. Elisabeth Baume‑Schneider, Consejera Federal de la Confederación Suiza, Honorable Dr. Edwin Dikoloti, Presidente de la 77.ª Asamblea Mundial de la Salud, Sr. Thomas Bach, Presidente del Comité Olímpico
Internacional,

Quisiera dar las gracias a los dignatarios que han transmitido su mensaje por vídeo: el Secretario General António Guterres, la Presidenta Ursula von der Leyen, el Primer Ministro Srettha Thavisin y el Primer Ministro Anwar Ibrahim.

Director General Adjunto Mike Ryan, nuestra invitada la premio Nobel Profesora Katalin Karikó, y Presidente del Comité Paralímpico Internacional, Andrew Parsons, y como no, Susie Rodgers, y también los campeones olímpicos David Rudisha y Pau Gasol, me alegro mucho de contar con la presencia de todos ustedes, junto con la de estas importantes leyendas.

Excelencias, ministros, embajadores, jefes de delegación, estimados colegas y amigos, buenos días y bienvenidos a la 77.ª Asamblea Mundial de la Salud.

Permítanme comenzar expresando mi más sentido pésame al pueblo y al Gobierno de Papua Nueva Guinea por las numerosas vidas que fueron segadas en el corrimiento de tierras acaecido el pasado viernes. La OMS ha ofrecido su apoyo y está a su disposición para ayudar en todo lo que podamos.

Quisiera expresar mi agradecimiento a la Consejera Baume-Schneider por el constante apoyo de Suiza a la OMS y por su continua hospitalidad al acoger aquí nuestra Sede.

Mi agradecimiento también al Excelentísimo Sr. el Presidente El Ghazouani por estar hoy con nosotros y por su compromiso con la salud. Celebro su determinación para lograr la cobertura sanitaria universal mediante la creación del Fondo de Salud Solidario del Seguro Nacional para dar cobertura a las personas vulnerables de todo el país, así como su compromiso político para integrar a los refugiados de Malí en el sistema de salud del sudeste de Mauritania. Le agradezco también su compromiso para coorganizar la primera ronda de inversiones en la OMS, en calidad de Presidente de la Unión Africana; esperamos poder afianzar nuestra alianza con la Unión Africana durante su mandato. Seguimos decididos a prestar apoyo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África y la Agencia Africana de Medicamentos. Gracias por su liderazgo, su ejemplo y por honrarnos hoy con su participación y su presencia.

Sr. Ministro Dikoloti, mi enhorabuena por haber sido elegido Presidente de la presente Asamblea de la Salud.

Sr. Presidente Bach, gracias por su alianza; apoyo plenamente todo lo que ha dicho con respecto a la alianza entre la OMS y el Comité Olímpico Internacional. Desde que firmamos nuestro memorando de entendimiento hace unos años, la alianza entre ambas organizaciones ha crecido considerablemente. Muchas gracias, Thomas.

También quiero dar las gracias a Farrah El Dibany por habernos permitido disfrutar del don de su voz; y qué don. Shukran jazeelan.

Excelencias:

Hay pocas reuniones como la Asamblea Mundial de la Salud. Aunque sea un evento anual y demos por sentado su celebración, no debemos perder de vista lo que es y lo que representa. El tema de la presente Asamblea de la Salud es «Todos por la salud, salud para todos».

En este momento, esta sala encarna ese tema. Todos por la salud: en efecto, prácticamente todas las naciones del mundo están representadas aquí, junto con decenas de asociados. Y ¿por qué estamos aquí? Por la misma razón por la que las naciones del mundo crearon la OMS hace 76 años, para trabajar juntos en pos de nuestro objetivo común: alcanzar la salud para todos.

Esta Organización, al igual que la Organización de las Naciones Unidas de la que forma parte, nació de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. Surgió del reconocimiento de que la única alternativa al conflicto mundial era la cooperación a nivel mundial.

La Constitución de la Organización Mundial de la Salud fue ⸻y sigue siendo⸻ una declaración visionaria que se adelantó a su tiempo. Fue el primer instrumento de derecho internacional en afirmar que el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinción.

En la actualidad, al menos 140 países reconocen en su constitución el derecho a la salud. Pese a ello, en muchas partes del mundo ese derecho no se hace valer o se ve amenazado. Al menos 4500 millones de personas, más de la mitad de la población mundial, no gozan de una cobertura integral en lo que respecta a los servicios de salud esenciales, mientras que 2000 millones de personas experimentan dificultades económicas debido a los gastos directos en salud que deben sufragar. Los brotes epidémicos, los desastres, los conflictos y el cambio climático son causa de muerte, discapacidad, hambre y malestar psicológico.

La Constitución también fue visionaria al reconocer ⸻en un mundo menos conectado que el nuestro⸻ que promover y proteger la salud en cualquier país beneficia a todos los países. Por lo tanto, la cooperación redunda en interés de todas y cada una de las naciones. Es en beneficio propio. La Constitución también reconoció lo contrario: que la desigualdad en el fomento de la salud y el control de las enfermedades constituye un peligro común.

Eso es lo que la pandemia de COVID-19 ilustró de forma tan brutal. Y esa es la razón por la que, ustedes, las naciones del mundo, acordaron hace dos años y medio elaborar un acuerdo jurídicamente vinculante sobre prevención, preparación y respuesta frente a pandemias y fortalecer el Reglamento Sanitario Internacional. La tarea que tenían ante sí era ingente, desde el punto de vista técnico, jurídico y político. Además, trabajaban con unos plazos muy ambiciosos.

Agradezco a todos los Estados Miembros el modo en que han participado en ese proceso durante los últimos dos años y medio. Han dado muestras de su firme voluntad de llegar a un acuerdo. Han emprendido la tarea con determinación y buena fe. Han trabajado durante largos días y noches, a veces hasta las cuatro de la madrugada. Si no tuvieran compromiso, no lo habrían hecho.

Han llevado a cabo su labor en medio de una avalancha de información errónea y desinformación. Han recorrido un largo camino y han encontrado muchos puntos en común. Y han demostrado que el multilateralismo está vivo y goza de buena salud.

Es evidente que todos hubiéramos querido haber podido alcanzar un consenso sobre el Acuerdo a tiempo para esta Asamblea de la Salud y haber llegado a la meta. Sin embargo, sigo confiando en que lo lograrán, porque si hay voluntad, se encuentra el camino. Sé que entre ustedes perdura la voluntad común de conseguirlo. Así que seguro que encuentran la forma de lograrlo.

Ahora corresponde a la presente Asamblea Mundial de la Salud decidir cuál es la vía. La solución está en sus manos. Nadie dijo que el multilateralismo fuera fácil, pero no hay otro camino.

La amenaza de futuras pandemias no es más que una amenaza entre muchas. Nuestro mundo se enfrenta a muchos otros desafíos: conflictos e inseguridad en Gaza, Haití, el Sudán y Ucrania; el cambio climático, los desplazamientos, la pobreza, la desigualdad y la polarización; la muerte de mujeres por complicaciones evitables en el embarazo y el parto; la muerte de niños por no haber sido vacunados; brotes epidémicos de cólera, dengue y otras enfermedades; la carga cada vez mayor de las enfermedades no transmisibles y las afecciones de salud mental. Podría seguir dando ejemplos.

Ya antes de la pandemia de COVID-19, el mundo no estaba bien encaminado para alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionadas con la salud. Ahora estamos incluso más lejos. De aquí a 2030, debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para avanzar lo más posible en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Esta semana, examinarán ⸻y esperemos que adopten⸻ el 14.º Programa General de Trabajo, nuestra estrategia común para acelerar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, mejorar la equidad y aumentar la resiliencia. No es un plan de lo que hará la Secretaría; es un plan de lo que haremos juntos, como Estados Miembros, con el apoyo de la Secretaría y de nuestros asociados.

El 14.º Programa General de Trabajo incorpora las enseñanzas aprendidas en el pasado, las realidades del presente y nuestras aspiraciones para el futuro. Hunde sus raíces en nuestra misión común: promover, procurar y proteger la salud.

Si queremos cumplir esa misión, la OMS debe tener capacidad de acción y decisión y estar bien equipada, y sé que ustedes están de acuerdo conmigo. De eso trata la primera ronda de inversiones en la OMS, que pusimos en marcha anoche, y me gustaría dar las gracias a la Primera Ministra de Barbados, Mia Mottley, y al ex Primer Ministro del Reino Unido, Gordon Brown, por acompañarnos anoche y por su firme apoyo a la ronda de inversiones.

El Brasil confirmó que la ronda de inversiones se celebrará por medio del G20, y Alemania, Francia y Noruega confirmaron que serán coanfitriones. Muchas gracias.

Como todos ustedes saben, la OMS se financia de forma fragmentada e impredecible. Las contribuciones señaladas, que son previsibles, flexibles y aportan todos los Estados Miembros, representan el 17% de nuestro presupuesto total; solo el 17%. El resto proviene de contribuciones voluntarias, que en su mayoría son impredecibles, no son flexibles y proceden de un reducido número de donantes.

Por cierto, cuando la OMS se fundó hace más de 70 años, la situación era la inversa. Las contribuciones señaladas representaban más del 80% y las contribuciones voluntarias menos del 20%. Ahora es al revés. No sabemos cuándo llegarán ni a cuánto ascenderán. Esa falta de equilibrio hace que sea muy difícil hacer planes a largo plazo, o captar y conservar a las personas necesarias para llevarlos a cabo.

Casi una cuarta parte del personal con el que contamos a nivel mundial trabaja con contratos de corta duración. Ninguna organización puede funcionar con eficacia cuando muchos de sus programas funcionan de forma precaria. Demasiada inestabilidad.

Deseo dar las gracias a los Estados Miembros por la decisión histórica que tomaron hace dos años de incrementar, para 2030, las contribuciones señaladas hasta que cubran el 50% del presupuesto básico, y por el primer aumento del 20%, que aprobaron el año pasado. Sin embargo, durante el futuro previsible la mayor parte de la financiación de la OMS procederá de las contribuciones voluntarias. Eso es mucho tiempo. Tardamos siete años. Necesitaremos más años para lograr un avance significativo en cuanto a la financiación sostenible. Somos conscientes de ello.

Si deseamos cumplir el mandato que nos han encomendado, esas contribuciones deberán ser más flexibles, más previsibles y más sostenibles. Por supuesto, la OMS debe constituir una buena inversión. Debe hacer un uso óptimo de los recursos. Y debe ofrecer resultados. De eso trata la transformación que iniciamos hace seis años.

A partir de las ideas aportadas por los Estados Miembros, los asociados y nuestro propio personal, pusimos en marcha las reformas más ambiciosas de la historia de la Organización, que incluyen más de 50 iniciativas. La transformación se fundamentó en una estrategia nueva y audaz ⸻el 13.º Programa General de Trabajo⸻ que introdujo un importante cambio estratégico para la Organización, al aplicar un enfoque basado en datos y orientado a lograr un impacto medible en la salud pública de los países.

Para respaldar esa estrategia decidimos hacer importantes inversiones en ciencia, datos y tecnología digital. Quiero dar las gracias a la Unión Europea, sobre todo por invertir en nuestra tecnología digital, lo que nos ayudó a reforzar nuestro nuevo departamento. Revisamos muchos de nuestros procedimientos de trabajo, entre ellos el de la cadena de suministro, y estamos desplegando nuestro nuevo sistema de gestión de recursos institucionales, a saber, el Sistema de Gestión Institucional, a fin de modernizar y mejorar la eficiencia de nuestros procedimientos de gestión de recursos humanos, administrativos y financieros.

También éramos conscientes de que una verdadera transformación de nuestra Organización pasaba necesariamente por transformar su forma de financiarse.

Hemos empezado a ampliar nuestra base de donantes y a acceder a nuevas fuentes de financiación; los Estados Miembros han empezado a aumentar sus contribuciones señaladas, en consonancia con su compromiso histórico; y actualmente estamos lanzando la ronda de inversiones. También hemos establecido una serie de nuevas asociaciones innovadoras, por ejemplo, con el Comité Olímpico Internacional. Y hemos logrado avances significativos en la construcción de una fuerza de trabajo diversa, motivada, empoderada y adecuada a sus fines, nuestro activo más importante.

Muchas de las cuestiones que aparecen en su orden del día de esta semana derivan de la transformación, o bien han sido configuradas por ella. Y aunque muchas de las iniciativas de transformación ya se han aplicado plenamente, aún queda mucho por hacer.

En particular, en los próximos años nuestra atención se centrará en reforzar nuestras oficinas en los países. Con objeto de establecer una presencia básica previsible en cada oficina de país, hemos dado prioridad a la contratación de 400 puestos. Nos hemos comprometido a aportar USD 200 millones para financiar esos puestos hasta finales de 2025. Y estamos delegando autoridad en los representantes en los países, facultándolos para que presten un apoyo más receptivo y oportuno a nuestros Estados Miembros. La Academia de la OMS desempeñará un papel importante para fortalecer la capacidad de nuestras oficinas en los países. La finalidad de todo este trabajo consiste en lograr un impacto donde más importa: en los países y las comunidades a los que prestamos servicio.

Excelencias, queridos colegas y amigos:

A menudo se dice que si la OMS no existiera, habría que crearla, como afirmó ayer el ex Primer Ministro británico Gordon Brown, pero dista mucho de ser seguro que el actual clima geopolítico lo permitiera. La OMS es una organización única, con un mandato constitucional único, una experiencia única, una huella mundial única, una legitimidad mundial única y una función única en el centro de la arquitectura mundial de la salud.

Les pido que la faculten, la habiliten y la equipen para que desempeñe esa función. Les pido que adopten el 14.º Programa General de Trabajo. Les pido que se sumen a los Estados Miembros que se han comprometido a lograr que la ronda de inversiones sea un éxito, y que financien íntegramente el programa general de trabajo con fondos previsibles y flexibles. La ronda de inversiones está abierta al respaldo de todos nuestros Estados Miembros.

Les pido que tracen un rumbo futuro para el Acuerdo sobre Pandemias y las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional (2005), a fin de concluir ambos procesos lo antes posible. Les pido a todos ustedes ⸻gobiernos, asociados, sociedad civil y organizaciones juveniles⸻ que se pronuncien a favor del Acuerdo y en contra de la información errónea.

Les pido que consideren y aprueben los numerosos puntos importantes que figuran en su orden del día de esta semana. Les pido que muestren al mundo que en estos tiempos divididos y divisorios, las naciones siguen siendo capaces de unirse con miras a encontrar un enfoque común para abordar los retos comunes. Y les pido que encarnen una vez más el mismo ideal sobre el que se fundó la OMS hace 76 años: Todos por la salud, salud para todos.

Merci beaucoup. Muchas gracias.