Honorable Sr. Mark Butler,
Presidenta de la IAS, Profesora Sharon Lewin,
Profesor Charlie Gilks,
Alegra Wolter,
Estimados colegas y amigos,
Muy buenas noches a todos los delegados en Brisbane y a los que participan en línea.
Expreso mi reconocimiento por aquellos a quienes pertenece tradicionalmente Meanjin, la tierra en la que celebran ustedes esta reunión, y presento mis respetos a los Aborígenes pasados, presentes y futuros.
Doy las gracias a la ciudad de Brisbane y a los Gobiernos de Queensland y Australia por acoger esta Conferencia, y a Queensland Positive People por llevar las voces esenciales de las personas que viven con el VIH a esta reunión.
Me gustaría también honrar la memoria de los seis delegados que perdieron la vida en su camino a la 20.ª Conferencia Internacional sobre el Sida en Melbourne hace nueve años, entre ellos nuestro colega de la OMS, Glenn Thomas.
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Este año se cumple el 75.º aniversario de la fundación de la Organización Mundial de la Salud.
La OMS se creó sobre una idea simple pero poderosa: que la salud es un derecho fundamental de todas las personas.
Cuando nuestra constitución entró en vigor en 1948, el VIH todavía no se conocía.
Sin embargo, desde que se detectase el virus por primera vez hace más de 40 años, ese mismo principio, el derecho a la salud, junto con el poder de la ciencia y las voces de las comunidades afectadas, ha estado en el centro de la respuesta al VIH.
Los avances que hemos logrado no solo han cambiado el rumbo de la lucha contra el VIH, sino que han servido de apoyo en la respuesta a muchas otras enfermedades, incluidas la COVID-19 y la viruela símica.
Aplaudimos los importantes avances que se presentarán en esta reunión en todo el espectro de la investigación básica y las ciencias clínica, de la prevención, social y de la conducta, y práctica.
La OMS también presentará a las comunidades información actualizada sobre nuestra labor para mejorar la prevención, las pruebas diagnósticas, el tratamiento y la atención;
sobre el papel del tratamiento antirretrovírico en la detención de la transmisión sexual;
sobre la forma de comprender mejor la manera de tratar los diversos problemas de salud que afectan a las personas con enfermedad avanzada por el VIH,
y sobre cómo fortalecer los sistemas de salud, a partir de un enfoque de atención primaria de salud que funcione en todos los sectores y en la que se brinden debidamente servicios y se empodere a las comunidades.
También presentaremos nuevos análisis sobre el VIH y la COVID‑19, y uno en particular donde se demuestra una clara relación entre el VIH y la viruela símica, además de investigaciones que refuerzan la idea de cómo las comunidades han sido fundamentales para hacer frente al brote de esta última enfermedad.
La ciencia, los derechos humanos y la implicación comunitaria nos han llevado hasta aquí.
Los nuevos datos del ONUSIDA y la OMS publicados la semana pasada muestran cómo países como Botswana, Eswatini, la República Unida de Tanzanía, Rwanda y Zimbabwe ya han alcanzado las metas 95-95-95, y al menos otros 16 están cerca de hacerlo.
También felicito a Australia por el increíble progreso que ha logrado y por su compromiso de eliminar la transmisión del VIH.
Elogio el liderazgo del honorable ministro, Mark Butler, al impulsar esta iniciativa junto con los asociados de la comunidad, el sector clínico y la investigación de Australia.
Cada vez son más los países de todo el mundo que se están preparando para la validación de la eliminación de la transmisión maternofetal del VIH, la sífilis y la hepatitis B.
A pesar de este progreso alentador, todavía nos enfrentamos a verdaderas y numerosas dificultades.
La financiación sigue siendo precaria y muchos países con una alta carga de morbilidad siguen dependiendo excesivamente de un apoyo externo.
Están reduciéndose el número de nuevas infecciones y muertes, pero no de forma suficientemente rápida.
Y algunos países y comunidades están experimentando una creciente incidencia del VIH.
Al mismo tiempo, nos enfrentamos a un mundo de múltiples crisis que se desarrollan al mismo tiempo, conflictos, migración y cambio climático, las cuales afectan a la respuesta contra el VIH, especialmente en los Estados insulares pequeños y frágiles.
Mirando al futuro, permítanme que me despida subrayando tres prioridades. Son las mismas que nos han traído hasta aquí.
En primer lugar, tenemos que seguir aprovechando el poder de la ciencia, desde la investigación básica hasta la ciencia del comportamiento y todo el saber entre ambas, para desarrollar herramientas nuevas y más poderosas, maximizar su efecto y continuar la búsqueda de un remedio y una vacuna.
En segundo lugar, debemos seguir escuchando y respondiendo a las voces de las comunidades afectadas en el diseño y desarrollo de herramientas y programas.
Y en tercer lugar, tenemos que centrarnos en los derechos humanos.
El VIH nos ha enseñado, y la COVID-19 y la viruela símica nos han recordado, que la salud no es un lujo para quienes pueden pagarla, sino que, como establece la Constitución de la OMS, es un derecho fundamental de todo ser humano, sin ningún tipo de distinción.
Les agradezco a todos su compromiso para que todas las personas puedan disfrutar de ese derecho. La OMS se enorgullece de ser su asociado en este viaje.
Gracias.