Excelencias, distinguidos invitados, queridos colegas y amigos:‎

Buenas tardes a todos y muchas gracias por la oportunidad de ‎dirigirme hoy a ustedes.‎

Cuando la COVID-19 apareció por primera vez hace más de un año, ‎todos estábamos profundamente preocupados por su impacto ‎potencial en África y otras regiones con sistemas de salud más frágiles.‎

Hasta ahora, se han notificado casi 4 millones de casos en países de la ‎Unión Africana, y más de 100 000 de nuestros hermanos y hermanas ‎han perdido la vida.‎

Sabemos que las cifras reales son mayores.‎

Sin embargo, la pandemia es una paradoja sorprendente: algunos de ‎los países más ricos con la tecnología médica más avanzada han sido ‎los más afectados, mientras que muchos países de África han ‎conseguido prevenir o controlar una transmisión comunitaria ‎generalizada.‎

Esto se debe en parte a la larga experiencia de los países africanos en ‎la aplicación de herramientas básicas de salud pública para prevenir y ‎responder a los brotes de enfermedades infecciosas. ‎

No obstante, también sabemos que, debido a que su población es ‎relativamente joven, África no ha visto la misma cantidad de ‎enfermedades graves y muertes que otras regiones con poblaciones ‎más envejecidas. ‎

La solidaridad regional ha sido una parte vital de la respuesta, y me ‎gustaría dar las gracias al Presidente Ramaphosa y a Mouusa Faki por ‎su liderazgo en el formulación de la estrategia continental contra la ‎COVID-19 en África y por haber reunido una fuerte coalición de líderes ‎políticos y empresariales. ‎

Desde el comienzo de la pandemia, la OMS y nuestros asociados han ‎trabajado día y noche para garantizar un acceso equitativo a las ‎vacunas, las pruebas diagnósticas y los tratamientos contra la COVID-‎‎19.‎

Y hemos estado trabajando con nuestros asociados para ayudar a los ‎países a prepararse para el despliegue de las vacunas.‎

Esta semana, Ghana y Côte d’Ivoirese han sido los primeros países en ‎comenzar la vacunación con las dosis asignadas a través de COVAX. ‎

También se han realizado entregas a Angola, la República Democrática ‎del Congo, Gambia, Kenya, Lesotho, Nigeria, Rwanda, Senegal y el ‎Sudán.‎

De aquí a finales de mayo se asignarán 237 millones de dosis de ‎vacunas a 142 economías y países participantes en COVAX. ‎

Esto es alentador, pero aún nos queda mucho trabajo por hacer.‎
Una de nuestras principales prioridades ahora es elevar las ‎aspiraciones de COVAX para ayudar a todos los países a acabar con la ‎pandemia. ‎

Esto significa que hay que actuar de manera urgente para ampliar la ‎fabricación y lograr un rápido aumento de los volúmenes de dosis.‎

Estamos trabajando con nuestros asociados para encontrar formas de ‎aumentar la producción, como la transferencia de tecnología, la ‎concesión voluntaria de licencias y otros mecanismos para solventar ‎los cuellos de botella de la producción.‎

Nos comprometemos a fomentar una relación de trabajo más estrecha ‎entre COVAX y AVATT para aprovechar su fuerza combinada y ‎garantizar la rápida ampliación y distribución de todas las vacunas que ‎necesitamos para detener la pandemia en todo el continente.  ‎

También agradecemos a Sudáfrica y a la India su propuesta a la ‎Organización Mundial del Comercio de renunciar a las patentes de los ‎productos médicos para la COVID-19 hasta el final de la pandemia.‎

Animamos a otros países africanos a apoyar esta iniciativa. ‎

Las flexibilidades del Acuerdo sobre los ADPIC están ahí para ser ‎utilizadas en casos de emergencia. Si no es ahora, ¿cuándo?‎

También los instamos a que, como ministros de finanzas, inviertan en ‎la producción local de vacunas, y no solo de vacunas para hacer frente ‎a esta pandemia, sino de otras vacunas que todos los países necesitan ‎para los programas de inmunización sistemática.‎

Por último, debemos recordar que, aunque las vacunas nos ayudarán ‎a controlar la pandemia, seguiremos viéndonos confrontados con ‎muchos de los mismos retos que teníamos antes. ‎

No hay vacunas para la pobreza, el hambre, la desigualdad, el cambio ‎climático, el matrimonio infantil o muchos de los otros problemas a ‎los que nuestros hermanos y hermanas se enfrentan a diario.‎

La pandemia ha puesto de relieve que la salud es fundamental para el ‎futuro de África. ‎

Un corredor no gana carreras para ser rápido; se hace rápido para ‎ganar carreras. ‎

Del mismo modo, la salud no es un producto de las naciones fuertes y ‎prósperas; es el medio para que las naciones puedan ser fuertes y ‎prósperas.‎

Una población sana es una población productiva, innovadora y ‎resiliente.‎

Y la mejor manera de proteger y promover la salud de una población ‎es asegurarse de que todos sus habitantes puedan acceder a los ‎productos y servicios que necesitan, sin tener que sufrir por ello ‎dificultades económicas. ‎

Por eso, estoy más convencido que nunca de que, para construir el ‎África más sana, segura, justa, próspera y sostenible que todos ‎queremos, la salud debe considerarse no como un coste que hay que ‎contener, sino como una inversión que hay que alimentar, una ‎inversión que ofrece una rica recompensa.‎

La OMS mantiene su compromiso de apoyar a todos los países ‎africanos para poner fin a la pandemia y construir sistemas sanitarios ‎más fuertes para el África más sana, segura y justa que todos ‎queremos.‎

Muchas gracias.‎