Estimados colegas y amigos:
Me complace darles la bienvenida a nuestra primera reunión de 2021.
Esta es la primera reunión de directores desde que la Organización Internacional del Trabajo se uniese al Plan de Acción Mundial, y me gustaría dar una calurosa bienvenida al grupo a nuestro colega Guy Ryder.
No podría pensar en un mejor momento para que la OIT se una al grupo.
La pandemia nos ha recordado a todos el papel vital que desempeñan los trabajadores sanitarios y asistenciales en nuestras sociedades. Una de nuestras prioridades más urgentes ahora es garantizar que los trabajadores sanitarios y asistenciales de todo el mundo se vacunen contra la COVID-19.
También tenemos por delante el enorme reto de apoyar a los países para que aborden el déficit de personal sanitario a nivel mundial, especialmente en la atención primaria, con el fin de reforzar la protección social y garantizar una financiación sostenible para la salud.
Guy, bienvenido. Me gustaría invitarlo a decir unas palabras sobre las prioridades de la OIT como organización signataria del Plan de Acción Mundial.
[Guy Ryder toma la palabra.]
Gracias, Guy. Esperamos con interés trabajar con usted y con sus colegas de la OIT en todo el mundo.
El debate de hoy se centrará en la equidad en la era de la COVID-19. El orden del día se ha distribuido previamente.
¿Hay alguna objeción al orden del día de hoy?
[Respuesta de los participantes en la reunión]
No hay objeciones, gracias.
Como saben, la pandemia de COVID-19 estalló apenas unos meses después de que lanzáramos el Plan de Acción Mundial ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2019, y ha tenido un profundo efecto en nuestro objetivo compartido de apoyar a los países con miras a que alcancen los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.
Los países estaban atrasados respecto del logro de los ODS antes de la pandemia, y ahora lo están aún más.
A lo largo del último año, hemos replanteado el Plan de Acción Mundial en vista de la COVID-19 mediante el restablecimiento de las prioridades, la identificación de las actividades específicas en relación con la COVID-19 y el ajuste de la forma en que colaboramos en los países.
Nuestro compromiso de reforzar la colaboración para mejorar la salud es más importante que nunca.
La pandemia ha exacerbado las desigualdades, tanto entre los países como dentro de ellos.
Espero con interés la continuación de nuestro debate sobre cómo podemos aprovechar mejor el Plan de Acción Mundial y trabajar en los países y con los aceleradores para abordar estas desigualdades mientras apoyamos a los países.
Permítanme esbozar en pocas palabras por qué creo que la equidad es relevante en todo el Plan de Acción Mundial.
La pandemia ha evidenciado por qué la atención primaria de salud es tan importante, ya que hace las veces de ojos y oídos en todos los sistemas de salud y es la base de la cobertura sanitaria universal.
El fortalecimiento de la atención primaria de salud, basada en la equidad, debe ser una prioridad clave a la hora de apoyar a los países en la respuesta, la recuperación y la reconstrucción.
Este es el caso, en particular, de los países en situación de fragilidad y con emergencias humanitarias.
La atención primaria de salud debe financiarse de forma sostenible, sobre todo teniendo en cuenta el impacto económico de la COVID-19 y la presión que ello está ejerciendo sobre las finanzas públicas.
Para mejorar la equidad, primero tenemos que entender dónde están las desigualdades y por qué persiste la exclusión.
Por tanto, es especialmente importante disponer de datos desglosados para poder aplicar enfoques basados en la equidad que aborden los determinantes sociales de la salud y mejoren la igualdad de género.
Por último, la innovación puede ayudarnos a superar algunos de los obstáculos. Un ejemplo de ello es la instalación de concentradores de oxígeno alimentados por energía solar en Somalia.
Hemos sido testigos de la notable innovación que ha supuesto el rápido desarrollo de las vacunas contra la COVID-19, que son una poderosa herramienta para acabar con la pandemia.
Es crucial distribuir las vacunas de forma equitativa entre los países y dentro de ellos, dando prioridad a quienes más las necesitan.
La primera prioridad es hacerlas llegar a los trabajadores sanitarios y asistenciales de primera línea y a las personas mayores en todo el mundo.
Si no ponemos fin a la pandemia en todas partes, no lo haremos en ninguna. Esto es más que un eslogan: es la dura realidad.
Hemos hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que trabaje de forma solidaria y garantice que, en los primeros 100 días de 2021, las vacunas contra la COVID-19 comiencen a administrarse a los trabajadores de la salud y a las personas mayores en todos los países.
Espero que se unan a mí en este llamamiento a la acción para enviar una fuerte señal de que el sistema multilateral apoya a los trabajadores de la salud de todo el mundo.
Espero que se produzca un animado debate sobre nuestro papel colectivo a la hora de impulsar la equidad en la respuesta a la COVID-19 y de retomar el camino hacia la consecución de los ODS.
Sé que estamos aprovechando los esfuerzos de nuestros organismos tanto individual como colectivamente, que es lo que pretende el Plan de Acción Mundial.
Gracias una vez más a todos ustedes, y a Natalia, Achim y Muhammad por iniciar el debate de hoy. Estoy deseando escuchar las opiniones de cada uno de ustedes.
Desarrollarán las «grandes ideas» identificadas por algunos de los equipos en respuesta al reto planteado por Henrietta en nuestra última reunión.
Antes de comenzar, me gustaría pedirle a Peter Singer que exponga sus ideas y proporcione información actualizada de la Secretaría.
Peter, le doy la palabra.