Honorable Presidenta, Sra. Ministra María Teresa Barán,
Honorable Secretario Adjunto, Sr. Jim O'Neill,
Honorables Ministros y Jefes de Delegación,
Director Regional, Dr. Jarbas Barbosa,
Secretario General, Sr. Albert Ramdin,
Estimada Amanda Glassman,
Estimados colegas y amigos,
Buenos días, bonjour, bom dia y good morning.
En primer lugar, quiero dar las gracias a los Estados Unidos de América por acoger a la Organización Panamericana de la Salud y esta 77.ª sesión del Comité Regional de la OMS para las Américas.
Los Estados Unidos fueron uno de los miembros fundadores de la OMS y la OPS y han sido líderes en salud pública, desde la histórica erradicación de la viruela hasta su labor en el VIH, el paludismo, las emergencias humanitarias y su sobresaliente investigación científica, especialmente en las vacunas contra la COVID-19.
Por supuesto, todos esos logros solo fueron posibles gracias a una estrecha y continuada colaboración con la comunidad mundial.
Por ello lamento enormemente la decisión de los Estados Unidos de retirarse de la OMS.
Del mismo modo que lamento la comunicación de la Argentina dirigida al Secretario General sobre su retiro de la OMS.
Esperamos que ambos países reconsideren su decisión y seguimos abiertos al diálogo.
Está previsto que la Asamblea Mundial de la Salud examine ambos asuntos el próximo año, por lo que volveré al asunto más adelante.
Dr. Barbosa, le agradezco su informe, en el que se exponen claramente los logros de la OPS y sus planes para sortear los desafíos futuros.
En el documento se plasman los progresos logrados en las principales iniciativas de la OPS sobre la eliminación de enfermedades, las enfermedades no transmisibles, la atención primaria de salud, la mortalidad materna y la salud digital.
Además, la Oficina Regional también ha apoyado la respuesta a 20 emergencias agudas, entre ellas una epidemia de dengue de gran magnitud, viruela símica (mpox), gripe por H5N1 en el ganado y sarampión y fiebre amarilla en varios países.
También respondió a incendios forestales en Bolivia y Chile; al huracán Beryl en Granada, Jamaica y San Vicente y las Granadinas; y a diversas emergencias en Cuba.
Además se avanzó enormemente en el control de enfermedades:
Con la reverificación del Brasil como país sin sarampión, toda la Región recuperó su condición de territorio libre de sarampión endémico.
Suriname pasó a ser el primer país de la Amazonia en recibir la certificación de país sin paludismo y el Brasil eliminó la filariasis linfática como problema de salud pública.
Mis felicitaciones a esos países por sus logros.
Excelencias,
Su orden del día de esta semana refleja su compromiso común de promover, procurar y proteger la salud de los pueblos de la Región:
Mediante el informe de mitad de periodo sobre la aplicación de la Agenda de Salud Sostenible para las Américas;
Mediante las estrategias regionales para la prevención y control de las enfermedades no transmisibles; y para la salud y la migración;
Mediante la política regional para ampliar el acceso equitativo a las tecnologías sanitarias de alto costo y de alto precio;
Y mucho más.
Por supuesto, la aplicación de todas estas estrategias, marcos y acciones requerirá recursos, que –como todos sabemos– son si cabe más escasos de lo habitual.
Los recortes repentinos y drásticos de la asistencia oficial para el desarrollo perturban los sistemas de salud en muchos países.
A medida que navegamos por estos tiempos difíciles, es importante recordar que en esta crisis yace una oportunidad: una oportunidad para dejar de depender de la ayuda y construir un nuevo futuro basado en la independencia, la autosuficiencia y la solidaridad.
Muchos mandatarios me han dicho que están listos para dar el paso.
Y muchos países ya han tomado medidas concretas.
Una herramienta poderosa para generar recursos internos y mejorar la salud son los impuestos para la salud al tabaco, el alcohol y las bebidas azucaradas.
El mes pasado, la OMS puso en marcha la iniciativa «3 para el 35», para ayudar a los países a aumentar los precios reales de esos tres productos malsanos –tabaco, alcohol y bebidas azucaradas– en al menos un 50 % para 2035.
No es una aspiración irrealizable; muchos países ya están en ello, también en las Américas.
Por supuesto, los impuestos para la salud son solo una herramienta. Hay muchas otras, como las adquisiciones mancomunadas, la fabricación nacional, la integración de programas verticales en los sistemas dirigidos por la Administración pública, el seguro de enfermedad público y una mejor ejecución presupuestaria.
En mayo, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó una resolución histórica en la que se pedía más inversión interior en salud y una reforma más profunda de la gobernanza.
La OMS tiene el compromiso de apoyar a todos los Estados Miembros en la construcción de sistemas de salud sólidos, resilientes e inclusivos guiados por la evidencia y basados en la equidad.
Al mismo tiempo, la OMS se enfrenta a su propia crisis financiera, como saben, debido al retiro de los Estados Unidos y a las reducciones en la asistencia oficial para el desarrollo en otros países.
Entre las razones que los Estados Unidos dieron para abandonar la OMS figuran que no hemos introducido reformas y que pagan considerablemente más que otros países.
De hecho, en los últimos ocho años hemos realizado la transformación más profunda de la historia de la Organización.
Y el ámbito con más reformas ha sido la forma en que se financia la Organización, precisamente para reducir nuestra dependencia de un puñado de donantes tradicionales y repartir la carga de manera más equitativa entre los Estados Miembros.
Es más, en 2022 los Estados Miembros se comprometieron a incrementar progresivamente las contribuciones señaladas hasta el 50 % de nuestro presupuesto.
Con anterioridad, el mayor incremento de la historia de esta Organización había sido de solo el 3 %. Por lo que el incremento del 50 % fue histórico.
No podemos dejar de recalcar la importancia de esta decisión: ayudará a proteger a la Organización de los efectos de futuras crisis y transformará su estabilidad financiera, resiliencia e independencia a largo plazo.
También hemos introducido una serie de medidas para ahorrar costos:
Reducciones considerables en viajes; planes de jubilación voluntaria; supresión de puestos de personal jubilado; medidas de austeridad; y un ejercicio de determinación de prioridades.
Juntas, estas acciones –el incremento de las contribuciones señaladas y las medidas de contención de costos– contribuyen a mitigar el impacto del recorte de fondos y se espera que permitan salvar unos 900 puestos de trabajo.
Pero sigue sin ser suficiente y no tenemos más remedio que reducir el tamaño de nuestro presupuesto y nuestra fuerza de trabajo.
En mayo, la Asamblea de la Salud aprobó un presupuesto reducido para el bienio 2026-2027, lo que ha desembocado en decisiones difíciles pero necesarias.
Comenzamos desde arriba, reduciendo a la mitad el número de altos cargos y directores.
Y ahora casi hemos ultimado el proceso de realineación de la estructura de la Sede con los recursos disponibles.
Es un momento doloroso y difícil para todos nosotros: tenemos que despedirnos de muchos colegas comprometidos y talentosos que han dedicado sus carreras a servir a los pueblos del mundo, trabajando y cumpliendo bajo una presión enorme durante la pandemia de COVID-19.
Excelencias,
El panorama de la salud mundial ha cambiado, pero la necesidad de una OMS fuerte se mantiene.
En la Asamblea Mundial de la Salud de este año, los Estados Miembros enviaron una señal muy clara de que quieren una OMS fuerte, empoderada y sostenible.
La aprobación del próximo incremento en las contribuciones señaladas fue un importante voto de confianza, al igual que la histórica aprobación del Acuerdo sobre Pandemias.
Y a los miembros de la OPS, les doy las gracias por su apoyo.
Les dejo con tres peticiones.
En primer lugar, insto a todos los Estados Miembros a participar activamente en las negociaciones sobre el anexo PABS del Acuerdo sobre Pandemias y a concluirlo a tiempo para la Asamblea Mundial de la Salud de mayo del próximo año.
En segundo lugar, les insto a utilizar todas las herramientas a su disposición para generar financiación para la salud y mejorar la eficiencia, mientras construyen un futuro más autosuficiente, sin dependencia de la ayuda.
La OMS está lista para brindar apoyo a todos los Estados Miembros con ese fin.
Por último, les insto a aprovechar esta oportunidad para colaborar con nosotros en la construcción de una OMS más fuerte, más empoderada y más independiente, que esté en mejores condiciones de servir a todos los países.
Espero poder seguir trabajando con el Dr. Jarbas Barbosa, mis colegas de la Oficina Regional y todos los Estados Miembros mientras trabajamos juntos para promover, procurar y proteger la salud en las Américas y en todas partes.
Muchas gracias.