Buenos días, buenas tardes y buenas noches. 

En primer lugar, voy a ofrecer información actualizada sobre el brote mundial de viruela símica. Hasta hoy se han notificado a la OMS más de 35 000 casos de esta enfermedad observados en 92 países y territorios, que han causado 12 muertes. 

La semana pasada se notificaron casi 7500 casos, lo que supone un aumento del 20% con respecto a la semana anterior, en la que también se había producido un incremento del 20% con respecto a la semana previa. 

Prácticamente todos los casos se están registrando en Europa y las Américas, y casi todos ellos se siguen notificando entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, lo que subraya la importancia de que todos los países diseñen y ofrezcan unos servicios e información adaptados a estas comunidades que protejan la salud, los derechos humanos y la dignidad. 

Todos los países deben centrar sus esfuerzos en estar preparados para combatir la viruela símica y en detener su transmisión utilizando herramientas eficaces de salud pública, entre ellas, la mejora de la vigilancia de la morbilidad, el rastreo meticuloso de los contactos, la comunicación de riesgos y la participación de la comunidad adaptadas, y la aplicación de medidas de reducción del riesgo. 

Las vacunas también pueden desempeñar un papel importante para controlar el brote, y en muchos países están siendo muy demandadas por las comunidades afectadas. 

Sin embargo, por el momento, los suministros de vacunas y los datos sobre su eficacia son escasos, aunque estamos empezando a recibir información de algunos países. 

La OMS ha permanecido en estrecho contacto con los fabricantes de vacunas, así como con los países y organizaciones que están dispuestos a compartir dosis. 

Nos sigue preocupando que se repita la situación de acceso desigual a las vacunas que se vivió durante la pandemia de COVID-19, y que se siga dejando atrás a las personas más pobres. 

Como anunciamos la semana pasada, en una reunión de expertos convocada por la OMS se acordó cambiar el nombre de los dos clados conocidos del virus de la viruela símica utilizando números romanos.

El que anteriormente se conocía como clado de la cuenca del Congo o de África Central pasará a denominarse clado I, mientras que el de África Occidental se llamará clado II. 

Las labores para cambiar el nombre de la enfermedad y del virus ya están en curso. 

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Ahora voy a referirme a la región del Cuerno de África, donde millones de personas se enfrentan a la inanición y la enfermedad en Djibouti, Etiopía, Kenya, Somalia, Sudán del Sur, el Sudán y Uganda. 

La sequía, los conflictos, el cambio climático y el aumento de los precios de los alimentos, los combustibles y los fertilizantes son, todos ellos, factores que agravan la insuficiencia de alimentos. 

El hambre y la malnutrición suponen una amenaza directa para la salud, pero a su vez debilitan las defensas del cuerpo y abren la puerta a diversas enfermedades, como la neumonía, el sarampión y el cólera. 

Asimismo, la inseguridad alimentaria obliga a algunas personas a elegir entre adquirir alimentos o servicios de salud. 

Muchas personas están migrando en busca de alimentos, lo que puede incrementar el riesgo de que padezcan enfermedades y, al mismo tiempo, dificultar su acceso a los servicios de salud. 

Mientras otros asociados están trabajando para hacer frente a la crisis alimentaria, la OMS está abordando la crisis sanitaria resultante. 

Ya hemos liberado más de US$ 16 millones del Fondo de la OMS para Contingencias relacionadas con Emergencias, pero se necesitan más recursos. 

Los 123,7 millones de dólares que estamos solicitando se destinarán a prevenir y controlar brotes, a tratar la malnutrición y a ofrecer servicios de salud y medicamentos esenciales. 

En la región etíope de Tigré, la sequía se suma a una catástrofe causada por el hombre que afecta a 6 millones de personas que han permanecido bajo el asedio de las fuerzas etíopes y eritreas durante 21 meses, aisladas del mundo exterior, sin servicios de telecomunicaciones ni bancarios, y con un suministro muy escaso de electricidad y combustible. 

El resultado de ello es que los habitantes de Tigré se enfrentan a múltiples brotes de malaria, carbunco, cólera y diarrea, entre otros. 

Esta crueldad de niveles inimaginables debe terminar, y la única solución es la paz. 

A principios de este mes, una delegación de los Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido, Alemania, Italia y el Canadá visitó Tigré en un esfuerzo por facilitar las conversaciones de paz. 

Tras su visita, los Estados Unidos y la UE emitieron una declaración conjunta afirmando que, para hacer avanzar las conversaciones de paz, era esencial restablecer rápidamente la electricidad, las telecomunicaciones, la banca y otros servicios básicos en Tigré. Hasta el momento, el gobierno se ha negado.  

Desde que a finales de marzo se anunció la tregua humanitaria se ha entregado alguna ayuda de carácter humanitario en Tigré, aunque está muy lejos de ser suficiente. 

Por otro lado, la escasez de combustible y de efectivo sigue siendo un gran impedimento para distribuir la ayuda y para que la OMS pueda responder a los brotes, vacunar contra la COVID-19 y prestar otros servicios de salud vitales. 

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Por último, con respecto a la COVID-19, en las últimas cuatro semanas las muertes notificadas a nivel mundial han aumentado un 35%. 

Solo en la última semana, 15 000 personas perdieron la vida por la COVID-19 en todo el mundo. 

La muerte de 15 000 personas a la semana es completamente inaceptable, cuando tenemos todas las herramientas para prevenir las infecciones y salvar vidas. 

Todos estamos cansados de este virus y cansados de la pandemia. Pero el virus no está cansado de nosotros. 

Ómicron sigue siendo la variante dominante, cuya subvariante BA.5 representa más del 90% de las secuencias compartidas en el último mes. 

Sin embargo, el número de secuencias compartidas por semana ha disminuido un 90% desde principios de este año, y el número de países que comparten secuencias ha disminuido un 75%, lo que hace mucho más difícil comprender cómo podría estar cambiando el virus. 

Ahora que se acerca el frío en el hemisferio norte y la gente pasará más tiempo en espacios interiores, el riesgo de un incremento de la transmisión y la hospitalización no hará más que crecer en los próximos meses, no solo por la COVID-19, sino también por otras enfermedades, entre ellas la gripe. 

Sin embargo, ninguno de nosotros está indefenso: por favor, si no está vacunado, vacúnese, y si necesita una dosis de refuerzo, solicítela. 

Cuando no pueda guardar la distancia adecuada, póngase mascarilla, y trate de evitar las multitudes, sobre todo en interiores. 

Se habla mucho de aprender a vivir con este virus. 

Pero no podemos vivir con 15 000 muertes por semana. 

No podemos vivir con un número cada vez mayor de hospitalizaciones y muertes. 

No podemos vivir con un acceso desigual a las vacunas y a otras herramientas. 

Aprender a vivir con la COVID-19 no significa hacer como si no existiera. Significa utilizar las herramientas de las que disponemos para protegernos a nosotros mismos y proteger a los demás. 

Tarik, le devuelvo la palabra.