Buenos días, buenas tardes y buenas noches. 

Mientras muchos de nosotros celebramos la llegada del nuevo año en compañía de familiares y amigos, para millones de personas en todo el mundo 2024 no es, sin embargo, un feliz año nuevo. 

Este domingo se cumplen 100 días del conflicto en Israel y el territorio palestino ocupado. 

La situación es indescriptible. 

Casi el 90% de la población de Gaza (1,9 millones de personas) se ha visto obligada a desplazarse, y muchos han tenido que trasladarse varias veces. 

La gente hace cola durante horas para conseguir un poco de agua, que puede no ser limpia, o pan, que por sí solo no es lo suficientemente nutritivo. 

Solo hay 15 hospitales en funcionamiento, incluidos los que funcionan parcialmente. 

La falta de agua limpia y saneamiento y las condiciones de hacinamiento están creando el entorno ideal para la propagación de enfermedades. 

Los desafíos a los que hay que hacer frente para llevar la ayuda humanitaria a Gaza continúan siendo prácticamente insuperables. 

Los intensos bombardeos, las restricciones en materia de circulación, la escasez de combustible y la interrupción de las comunicaciones hacen imposible que la OMS y nuestros asociados podamos llegar a quienes lo necesitan. 

Tenemos los suministros, los equipos y los planes en marcha. Pero no tenemos acceso. 

La OMS ha tenido que cancelar seis misiones previstas en el norte de Gaza desde el 26 de diciembre, cuando llevamos a cabo nuestra última misión, porque se han denegado las solicitudes y no se han ofrecido garantías de paso seguro. 

También se ha cancelado una misión que estaba prevista para hoy. 

Lo que impide entregar la ayuda humanitaria a la población de Gaza no son las capacidades de las Naciones Unidas, de la OMS o de nuestros asociados, sino la falta de acceso. 

Pedimos a Israel a que apruebe las solicitudes de la OMS y otros asociados para entregar ayuda humanitaria. 

Seguimos pidiendo un alto el fuego, pero incluso sin este, pueden establecerse corredores que permitan el paso seguro de la ayuda y los trabajadores humanitarios. 

Seguimos pidiendo la liberación del resto de rehenes. 

Y seguimos pidiendo a todas las partes que protejan la atención de la salud, de conformidad con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario. 

La atención de la salud debe protegerse y respetarse en todo momento; no puede ser objeto de ataques y no puede militarizarse. 

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Pasemos ahora al Sudán, donde, después de nueve meses de conflicto, la situación sigue deteriorándose. 

El aumento de la violencia, los desplazamientos masivos, la propagación de enfermedades como el cólera, la inseguridad y los saqueos están socavando la labor de la OMS y de nuestros asociados para salvar vidas. 

También estamos muy preocupados por los informes que indican un aumento de la violencia sexual y de género, así como por las noticias sobre familias separadas y el reclutamiento de niños. 

En el último mes, la propagación del conflicto ha obligado a medio millón más de personas a marcharse del estado de Al-Gezira. 

Este estado solía ser un lugar en el que refugiarse, en condiciones de seguridad, del conflicto en Jartum, y es un centro para las operaciones de la OMS. 

Por motivos de seguridad, la OMS ha suspendido temporalmente sus operaciones en Al-Gezira. 

El estado también se considera el granero del Sudán, y los combates que allí se libran han interrumpido la cosecha anual y han hecho que aumente el riesgo de inseguridad alimentaria en las zonas afectadas por el conflicto. 

Antes incluso de que comenzara el conflicto, la inseguridad alimentaria afectaba a muchas personas en el Sudán. 

La situación hoy ha empeorado hasta límites inimaginables, especialmente para los niños menores de 5 años y las mujeres embarazadas y lactantes, los grupos más vulnerables a la malnutrición aguda. 

Se estima que la malnutrición aguda afecta a 3,5 millones de niños menores de cinco años (uno de cada siete) y que más de 100 000 sufren malnutrición aguda grave que requiere hospitalización. 

Al mismo tiempo, se ha declarado un brote de cólera en el Sudán, con unos 9000 casos y 245 fallecimientos. 

A finales del año pasado, la OMS y nuestros asociados apoyamos campañas de vacunación en tres de los estados más afectados. 

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Pasemos ahora a Etiopía, donde preocupa sobremanera a la OMS la crisis sanitaria cada vez más pronunciada que se vive en algunas partes del país.  

La región noroccidental de Amara se ha visto gravemente afectada por el conflicto desde abril de 2023. 

La región sigue sin tener acceso a Internet, lo que dificulta considerablemente la comunicación con los asociados en materia de salud y las autoridades sanitarias. 

Las restricciones a la circulación están impidiendo prestar asistencia humanitaria. 

Los combates afectan al acceso a los establecimientos de salud, ya sea como consecuencia de los daños o la destrucción causados, los cortes de carreteras u otros obstáculos. 

Según un informe interinstitucional, 61 establecimientos de salud han sufrido daños totales de resultas del reciente conflicto en Amara y 39, daños parciales. 

Las autoridades sanitarias no pueden impartir capacitación ni enviar suministros y, en muchas zonas, no pueden transportar muestras para obtener la confirmación del laboratorio. 

Los conflictos, la sequía y los desplazamientos están provocando, de manera generalizada, hambre y brotes de enfermedades, y los medios de comunicación han señalado que las condiciones en Tigré y Amara son casi de hambruna. 

Aunque el fenómeno de El Niño ha afectado a más de 17 millones de personas en toda Etiopía, sus efectos en las zonas septentrionales del país son especialmente preocupantes. 

Los brotes de enfermedades se están extendiendo en el norte de Etiopía de resultas del conflicto, la sequía, las perturbaciones económicas y la malnutrición, especialmente en las regiones de Tigré y de Amara. 

Entre agosto de 2022 y diciembre de 2023 se notificaron más de 30 000 casos de cólera en todo el país, en particular en Amara, Tigré y Afar. 

Como consecuencia de las recientes inundaciones, el cólera también está llegando a Somalia. 

Asimismo, están aumentando los brotes de paludismo, sarampión, leishmaniasis y dengue. 

Es urgente poder acceder a las zonas afectadas para que podamos evaluar la necesidad y responder en consecuencia.

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Por último, aunque la COVID-19 ya no es una emergencia sanitaria mundial, el virus sigue circulando, cambiando y matando.

Los datos de distintas fuentes muestran un aumento de la transmisión en diciembre, provocado por las reuniones durante el período vacacional y por la variante JN.1, que es, actualmente, la variante más comúnmente notificada a nivel mundial. 

En diciembre se notificaron a la OMS cerca de 10 000 fallecimientos por COVID-19, las hospitalizaciones aumentaron un 42% y los ingresos en la UCI, un 62%, en comparación con las cifras de noviembre. 

No obstante, estas tendencias se basan en datos de menos de 50 países, principalmente de Europa y las Américas. 

Es cierto que en otros países también se ha producido un aumento en el número de casos que no se han notificado. 

Así como los gobiernos y las personas tomamos precauciones para protegernos de otras enfermedades, debemos seguir tomando precauciones contra la COVID-19. 

Aunque 10 000 muertes al mes es mucho menos que los números en el momento álgido de la pandemia, este nivel de muertes prevenibles es inaceptable. 

Seguimos pidiendo a los gobiernos que mantengan la vigilancia y las actividades de secuenciación, y que garanticen el acceso de la población a pruebas, tratamientos y vacunas asequibles y fiables. 

Y seguimos pidiendo a las personas que se vacunen, que se hagan pruebas de detección, que usen mascarillas cuando sea necesario y que se aseguren de que los espacios interiores concurridos estén bien ventilados. 

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Aunque la COVID-19 ya no es una emergencia sanitaria a escala mundial, la OMS está respondiendo a muchas otras emergencias, como en Gaza, Ucrania, Etiopía y el Sudán. 

El lunes, la OMS publicará nuestro Llamamiento de Emergencia Sanitaria para 2024, en el que se detalla cuánto necesitamos para proteger la salud de las personas más vulnerables en 41 emergencias en todo el mundo. 

Nuestro objetivo para 2024 es llevar apoyo vital a prácticamente 90 millones de personas. 

El año entrante será una prueba para la humanidad; una prueba de si cedemos a la división, a las sospechas y al nacionalismo estrecho de miras, o si somos capaces de superar nuestras diferencias y buscar el bien común. 

A pesar de los muchos desafíos a los que nos enfrentamos, sigo siendo optimista. 

Y la OMS mantiene su compromiso de hacer todo lo posible para promover, procurar y proteger la salud de la población mundial, este año y todos los años. 

Christian, tiene de nuevo la palabra.