Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Para empezar, hablaremos del Sudán.
Los enfrentamientos en curso en Jartum y en todo el país siguen cobrándose vidas, y paralizan el país económica y socialmente.
Además de hacer frente a los bombardeos y a la inseguridad, la población se enfrenta al problema de los cada vez más escasos suministros de agua, alimentos, medicamentos y electricidad.
El 70% de los establecimientos de salud de las zonas afectadas por los combates permanecen cerrados, y la OMS ha contabilizado 30 ataques contra los servicios de salud.
Se han notificado brotes de paludismo, dengue y sarampión, y se calcula que millones de niños y de mujeres embarazadas o en periodo de lactancia están gravemente desnutridos.
Doy las gracias a los Gobiernos del Chad, Egipto, Etiopía y Sudán del Sur por acoger refugiados procedentes del Sudán; la OMS está ayudando a estos países a proporcionar servicios de salud a las personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares.
Hemos logrado entregar una cantidad importante de suministros en Puerto Sudán. Ahora bien, a menos que estos puedan ser distribuidos a los establecimientos de salud, no serán de ninguna utilidad.
Abrir rutas seguras para la ayuda humanitaria es esencial, pero la solución definitiva es la paz.
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Esta semana comenzaron en Nueva York los preparativos para tres reuniones de alto nivel que se celebrarán en septiembre en la Asamblea General de las Naciones Unidas, sobre la preparación y respuesta frente a las pandemias, la tuberculosis y la cobertura sanitaria universal.
Estas tres cuestiones representan la variedad y complejidad de las amenazas en materia de salud a las que se enfrentan las poblaciones de todo el mundo:
La amenaza omnipresente de las epidemias y pandemias;
La amenaza concreta de enfermedades como la tuberculosis;
Y la amenaza sistémica a la que se enfrentan cientos de millones de personas, que no tienen acceso a los servicios de salud esenciales o no pueden costearlos.
Las reuniones de esta semana brindaron la ocasión de escuchar las opiniones de los gobiernos, la sociedad civil y otras partes interesadas, en el periodo previo a las reuniones de alto nivel que se celebrarán en septiembre.
Cada reunión constituirá una oportunidad para obtener un compromiso político a fin de impulsar los avances, adoptar medidas concretas y movilizar recursos financieros.
En cada uno de estos casos, la OMS pide a los gobiernos que asuman compromisos concretos, en particular:
invertir en la ampliación del acceso a la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la investigación de la tuberculosis y a las vacunas contra esta enfermedad;
reforzar los sistemas mundiales de defensa contra las pandemias, y
fortalecer los sistemas de salud, en particular la atención primaria de salud, para que ninguna persona se vea privada de la atención que precisa por quién es, dónde vive o cuánto gana.
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Por último, hablaremos de la viruela símica.
En julio del año pasado, declaré que el brote de viruela símica en varios países constituía una emergencia de salud pública de importancia internacional, ya que el virus se estaba propagando rápidamente en todo el mundo.
En total, 111 países han notificado a la OMS más de 87.000 casos y 140 muertes.
La OMS considera que la rápida respuesta de los países es muy alentadora. Constatamos ahora progresos constantes en el control del brote epidémico, gracias a las enseñanzas extraídas del VIH y a la estrecha colaboración con las comunidades más afectadas.
En los últimos tres meses se notificaron casi un 90% menos de casos, en comparación con los tres meses anteriores.
En particular, la labor realizada por las organizaciones comunitarias, en colaboración con las autoridades de salud pública, ha sido esencial para informar a las personas sobre los riesgos que comporta la viruela símica, fomentar y apoyar un cambio de comportamiento, y promover el acceso a las pruebas, las vacunas y los tratamientos para quienes más lo necesitan.
Las empresas farmacéuticas y los organismos de reglamentación también han desempeñado una importante función a la hora de ayudar a ampliar el acceso a estas contramedidas.
Si bien la estigmatización ha sido un importante motivo de preocupación en la gestión de esta epidemia y sigue obstaculizando el acceso a la atención relacionada con la viruela símica, la temida reacción contra las comunidades más afectadas no se ha materializado en la mayoría de los casos.
Y damos las gracias por ello.
Ayer se celebró una reunión del Comité de Emergencias sobre la viruela símica, el cual me recomendó que el brote de esta enfermedad en varios países dejara de ser una emergencia de salud pública de importancia internacional.
He aceptado ese consejo, y me complace declarar que la viruela símica ha dejado de ser una emergencia de salud mundial.
Sin embargo, como en el caso de la COVID-19, ello no significa que nuestra labor haya terminado. La viruela símica sigue planteando importantes desafíos en materia de salud pública que requieren una respuesta sólida, proactiva y sostenible.
Si bien celebramos la tendencia a la baja de los casos de viruela símica en todo el mundo, el virus sigue afectando a comunidades de todas las regiones, en particular de África, donde aún no se tiene una comprensión cabal de la transmisión.
Los casos relacionados con los viajes registrados en todas las regiones ponen de manifiesto la constante amenaza que representa esta enfermedad.
Las personas que viven con una infección por el VIH no tratada corren especial riesgo.
Sigue siendo importante que los países mantengan su capacidad de realización de pruebas diagnósticas y prosigan con sus esfuerzos, evalúen sus riesgos, cuantifiquen sus necesidades en materia de respuesta y actúen rápidamente cuando sea necesario.
Se recomienda integrar la prevención de la viruela símica y la atención relacionada con esta enfermedad en los programas de salud existentes, a fin de permitir una acceso continuo a la atención y una respuesta rápida para hacer frente a los futuros brotes.
La OMS seguirá trabajando para apoyar el acceso a las contramedidas, conforme se disponga de más información sobre la eficacia de las distintas intervenciones.
Tengo ahora el honor de dar la bienvenida a la Vicepresidenta del Comité de Emergencias, la Profesora Nicola Low, que nos dará más información sobre las deliberaciones y recomendaciones del Comité.
Profesora Low, tiene la palabra.
[LA PROFESORA LOW HACE USO DE LA PALABRA]
Le doy las gracias, Profesora Low, al igual que al Presidente, el Dr. Jean-Marie Okwo-Bele, y a todos los miembros y asesores del Comité de Emergencias, por su ardua labor y su cuidadoso análisis de la situación.
Si bien las emergencias de la viruela símica y la COVID-19 se dan por terminadas, persiste la amenaza de que se produzcan nuevas oleadas de ambas enfermedades.
Los dos virus siguen circulando, y causando muertes.
Y, a pesar de que la semana pasada se dieron por terminadas dos emergencias de salud pública, la OMS sigue respondiendo diariamente a más de 50 emergencias en todo el mundo.
Cada día, seguimos apoyando a los países para que puedan enfrentarse a importantes amenazas para la salud, como la tuberculosis.
Y, cada día, seguimos apoyando a los países para que avancen en el logro de la cobertura sanitaria universal.
A medida que se acerca la fecha de la Asamblea Mundial de la Salud y de las tres reuniones de alto nivel que se celebrarán más adelante este año, nos enfrentamos a enormes desafíos, pero también tenemos oportunidades sin precedentes de asumir verdaderos compromisos y lograr verdaderos cambios que marquen la diferencia para las generaciones venideras.
Fadéla, le devuelvo la palabra.