Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

En primer lugar, ayer celebramos el Día Mundial de la Seguridad del Paciente.

Cerca de uno de cada 10 pacientes sufre daños cuando recibe atención de salud y, cada año, más de tres millones de personas fallecen debido a los riesgos asociados a ella.

Este año, nuestro objetivo es evitar los riesgos durante la atención de salud a los niños.

Los niños no son adultos pequeños y no deben ser tratados como tales.

La atención médica se debe adaptar a su edad, su estatura, su desarrollo y sus circunstancias vitales.

Las causas más frecuentes de los daños que sufren los niños durante la atención son los errores relacionados con la medicación y el diagnóstico, las infecciones contraídas, los errores quirúrgicos y la falta de detección de señales de alarma cuando su estado de salud empeora.

Podemos superar estos problemas reforzando la seguridad de los sistemas, prestando apoyo a los trabajadores de la salud y haciendo partícipes activos de la atención a los niños y a sus familiares.

Nadie debería sufrir daños cuando recibe atención de salud.

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La próxima semana me reuniré en Nueva York con dirigentes mundiales en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Para la OMS, el acontecimiento central será la Reunión de Alto Nivel sobre Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental, que se celebrará el jueves 25 de septiembre.

Siete enfermedades no transmisibles, entre ellas el cáncer, las cardiopatías, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas, figuran entre siete de las 10 causas principales de muerte.

Estas enfermedades son la primera causa de muerte prematura en el mundo: cada año se cobran la vida de 18 millones de personas antes de que cumplan 70 años.

Además, más de 1000 millones de personas padecen trastornos de salud mental, y el suicidio es la tercera causa de defunción entre los jóvenes.

Estas muertes no solo acortan la vida y arrebatan seres queridos a las familias, sino que también generan enormes costos para los sistemas de salud y las economías.

En los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los países se comprometieron a reducir en una tercera parte la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles (ENT) en todo el mundo de aquí a 2030.

Se han logrado algunos avances. El nuevo informe Lancet NCD Countdown, publicado con apoyo de la OMS, muestra que las muertes debidas a estas enfermedades se redujeron entre 2010 y 2019 en casi el 80 % de los países.

Sin embargo, el progreso es demasiado lento para alcanzar la meta de los ODS.

En el 60 % de los países, el ritmo de avance se ha reducido respecto al decenio anterior, y en algunos lugares la mortalidad por estas enfermedades ha vuelto a aumentar.

El principal resultado de la Reunión de Alto Nivel de la próxima semana será una declaración política, que los países llevan negociando desde hace un año.

El proyecto de declaración incluye metas concretas y ambiciosas:

Reducir en 150 millones el número de consumidores de tabaco de aquí a 2030;

Proporcionar acceso a la atención a la salud mental a 150 millones más de personas;

Y controlar la hipertensión de 150 millones más de personas.

La próxima semana, la OMS publicará un informe con nuevas estimaciones sobre el número de personas hipertensas.

La hipertensión puede controlarse con medicamentos que reducen la tensión arterial, pero en la mayoría de los países de ingresos bajos la población no tiene acceso a ellos.

El control de la hipertensión forma parte de un conjunto de intervenciones rentables y fundamentadas en pruebas científicas que los países pueden aplicar para alcanzar los objetivos de la declaración.

Hemos denominado «mejores inversiones» a esas intervenciones.

Concretamente, se trata de aumentar los impuestos al tabaco y las bebidas alcohólicas, prohibir la publicidad a los niños de alimentos poco saludables, fomentar la actividad física, mejorar la alimentación y realizar pruebas de detección del cáncer.

Todas ellas son intervenciones probadas, prácticas y que ya pueden aplicarse.

Hoy presentamos un nuevo argumentario en favor de la inversión en el control de las ENT que muestra que aplicar estas «mejores inversiones» costaría a los países unos 3 dólares estadounidenses por persona y por año.

Según los cálculos, por cada dólar invertido, los países pueden recuperar USD 7 en forma de beneficios sociales y económicos.

De aquí a 2030, la aplicación plena de estas medidas podría salvar la vida a 12 millones de personas, prevenir 28 millones de infartos y accidentes cerebrovasculares y generar más de un billón de dólares estadounidenses en beneficios económicos.

No se trata de hipótesis: los países ya lo están haciendo.

El Brasil ha reducido a la mitad las tasas de tabaquismo incrementando de forma sostenida los impuestos al tabaco.

México estableció impuestos a las bebidas azucaradas con los que consiguió reducir su consumo y generar unos ingresos considerables para el Estado.

Tailandia destina los impuestos al tabaco y las bebidas alcohólicas a su fundación nacional de promoción de la salud.

Existen muchos más ejemplos que demuestran que, aplicando políticas adecuadas, se pueden conseguir cambios transformadores.

Invertir en la prevención de las ENT no es un gasto, sino una de las decisiones económicas más inteligentes que pueden adoptar los gobiernos.

No obstante, muchos países se enfrentan a la fuerte oposición de los fabricantes que obtienen beneficios de sus productos nocivos.

Pero el mensaje es claro: los países que actúen con decisión salvarán la vida a millones de personas, protegerán a las familias, reducirán los costos en atención de salud y aumentarán su crecimiento económico.

En cambio, los que tarden en actuar lo pagarán en forma de muertes, aumento de los costos de atención de salud y debilitamiento de su economía.

Esperamos que la próxima semana los países adopten la citada declaración política y, lo que es más importante, que la lleven a la práctica.

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Hablemos ahora de la República Democrática del Congo.

Hace dos semanas, el Gobierno declaró un brote de ébola cercano a la ciudad de Bulape, en el centro del país.

Hasta el momento se han notificado 48 casos confirmados o probables y han fallecido 31 personas.

Quiero felicitar al Gobierno, el Ministerio de Salud y las instituciones de la República Democrática del Congo por el liderazgo que han demostrado en la respuesta al brote, que refleja los frutos obtenidos tras tantos años de inversión y experiencia.

Tanto la OMS como nuestros asociados están prestando apoyo al Gobierno congoleño. Hasta el momento hemos suministrado más de 14 toneladas de material y productos médicos esenciales y hemos enviado 48 expertos.

Se ha localizado a 900 contactos y se les está haciendo un seguimiento.

Se está vacunando a estos contactos, a otras posibles personas que han estado en contacto con infectados y a trabajadores de la salud que atienden a pacientes.

También hemos ayudado a establecer un centro de tratamiento del ébola equipado con 48 camas, donde actualmente se está tratando a 16 pacientes.

Se han enviado a centros de tratamiento situados en Bulape dosis del anticuerpo monoclonal Mab114 que, por el momento, han servido para tratar a 14 pacientes.

Y el martes de esta misma semana se dio el alta a los dos primeros pacientes, que ya se habían recuperado.

La OMS emitió esta semana un llamado para obtener USD 21 millones que servirán para prestar apoyo a la República Democrática del Congo a fin de ampliar las actividades de respuesta.

Hoy, pedimos a los donantes que presten su apoyo, porque si invierten ahora ayudarán a salvar vidas y a atajar este brote en su origen. 

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Este brote es otro ejemplo de la necesidad de reforzar la capacidad de respuesta a las emergencias a nivel nacional, regional y mundial.

En la Asamblea Mundial de la Salud del año pasado, los Estados Miembros de la OMS adoptaron un conjunto de enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional.

Mañana entrarán en vigor.

Las principales modificaciones consisten en la incorporación de un nuevo nivel de alarma mundial denominado «emergencia pandémica», que es superior al de emergencia de salud pública de importancia internacional.

Otra enmienda prevé el establecimiento de Autoridades Nacionales del RSI para coordinar la aplicación del Reglamento en los países,

así como disposiciones destinadas a reforzar el acceso a los productos médicos y a la financiación, basándose en la equidad y la solidaridad.

Como saben, en la Asamblea Mundial de la Salud de este año los Estados Miembros adoptaron también el Acuerdo sobre Pandemias de la OMS.

Esta semana están negociando un anexo del Acuerdo que trata sobre el sistema de acceso a patógenos y la participación en los beneficios, cuyo objetivo es garantizar el intercambio rápido de patógenos con potencial pandémico y el acceso equitativo a los productos médicos necesarios para hacerles frente.

Esperamos que la Asamblea Mundial de la Salud prevista para el próximo mes de mayo adopte los resultados de estas deliberaciones, tras lo cual los países podrán firmar y ratificar el Acuerdo sobre Pandemias.

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Por último, hablemos de Gaza.

La incursión militar israelí y las órdenes de evacuación del norte de Gaza están provocando nuevas oleadas de desplazamientos de población que empujan a familias traumatizadas y sometidas a la hambruna a concentrarse en un espacio cada vez más reducido.

El sistema de salud de Gaza sigue desbordado por la llegada masiva de víctimas, las limitaciones al suministro de medicamentos y material, y la escasez de equipos médicos y unidades de sangre.

Ayer fue atacado el hospital Al-Rantisi con 80 pacientes en su interior. Es el único hospital especializado en pediatría que queda en la Franja de Gaza.

La escalada de violencia bloquea el acceso a la zona e impide que la OMS haga llegar suministros vitales.

Seguimos reclamando el fin inmediato de estas condiciones inhumanas.

Seguimos reclamando la liberación de los rehenes.

Y seguimos reclamando un alto el fuego.

Este domingo es el Día Internacional de la Paz. Si hay algo que nuestro mundo necesita con urgencia en este momento —en Gaza, Ucrania, Sudán y otros lugares— es paz. No solo un día, sino todos los días.

Tarik, te devuelvo la palabra.