Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Durante las dos últimas semanas, la Asamblea Mundial de la Salud ha reunido en Ginebra a dirigentes del ámbito de la salud de todo el mundo.
Se adoptaron muchas resoluciones y decisiones importantes sobre una amplia gama de temas relacionados con las actividades de la OMS.
Entre ellos: las ciencias del comportamiento; las mejores inversiones para hacer frente a las enfermedades no transmisibles; los medios de diagnóstico; las discapacidades; la prevención de los ahogamientos; la atención de urgencias vitales, los cuidados intensivos y las intervenciones quirúrgicas; los micronutrientes: la salud de los pueblos indígenas; la prevención y el control de las infecciones; la salud de la madre y el niño; el oxígeno medicinal; la atención primaria de salud; la salud de los refugiados y los migrantes: la rehabilitación; la medicina tradicional; las actividades de la OMS en las situaciones de emergencia, y muchas otras cuestiones.
La aprobación del presupuesto para 2024-2025, que incluye un aumento del 20% de las contribuciones señaladas y el apoyo al establecimiento de un ciclo de inversiones, son acuerdos históricos para nuestros esfuerzos conjuntos por forjar una OMS más fuerte, más eficaz y más potente.
Además, el próximo año nos brindará varias ocasiones para seguir avanzando.
En particular, las reuniones de alto nivel sobre la cobertura sanitaria universal, la tuberculosis, y la preparación y la respuesta frente a las pandemias previstas para septiembre durante la Asamblea General de las Naciones Unidas serán oportunidades de primer orden para conseguir compromisos políticos.
Del mismo modo, las negociaciones sobre el acuerdo relativo a las pandemias y las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional brindarán ocasiones sin precedentes para que aprendamos de los éxitos y los errores de la respuesta a la pandemia de COVID-19.
Pero hay una serie de cuestiones importantes que quiero aclarar para evitar malentendidos.
En primer lugar, el acuerdo sobre pandemias es una oportunidad que nuestra generación debe aprovechar. Fuimos nosotros quienes vivimos la pandemia del COVID-19 y somos nosotros quienes tenemos que hacer balance de nuestros errores y emprender cambios para proteger mejor a las generaciones futuras.
En segundo lugar, se trata de dos procesos negociados por los Estados Miembros, para los Estados Miembros y que, si llegan a buen puerto, se aplicarán en los Estados Miembros con arreglo a sus propias leyes.
En tercer lugar, todos los Estados Miembros mantendrán su soberanía para establecer sus propias políticas sanitarias.
La idea de que el acuerdo sobre pandemias o las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional conllevarán una cesión de la soberanía de los países a la OMS no tiene ni pies ni cabeza. Ni la OMS tendrá ningún poder para anular las decisiones políticas nacionales ni tiene intención de hacerlo.
Sé que los periodistas que asisten a esta rueda de prensa son en su mayor parte especialistas en salud y en ciencia y conocen mejor las cuestiones sanitarias y la contribución que puede hacer un acuerdo para reforzar nuestras defensas colectivas contra las pandemias.
Por lo tanto, les insto a que sigan informándose sobre ambos procesos, desmonten bulos y aclaren la situación a sus colegas de los gabinetes de prensa y las redacciones para que divulguen información veraz.
Con estos procesos, los 194 Estados Miembros de la OMS demuestran su firme compromiso con sus poblaciones. No podemos permitir que se divulguen ideas falsas y engañosas que les impidan cumplirlo.
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Pasemos ahora a los brotes de enfermedad de Marburgo en Guinea Ecuatorial y Tanzanía, sobre los que tengo que darles buenas noticias.
Tanzanía ha declarado hoy el fin del brote, 42 días después de la fecha del segundo resultado negativo en una prueba del último paciente.
Del mismo modo, se espera anunciar que el brote de Guinea Ecuatorial también se ha acabado en la próxima semana, si no se detectan más casos.
La OMS seguirá prestando apoyo a ambos países para reforzar sus actividades de prevención y preparación frente a los brotes.
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Pasemos ahora a ocuparnos de la región del Cuerno de África, donde la crisis alimentaria y sanitaria sigue agravándose.
Esta región, que abarca siete países (Djibouti, Etiopía, Kenya, Somalia, Sudán del Sur, Sudán y Uganda) se ve azotada por la peor sequía de la que se tiene constancia.
Las inundaciones aumentan el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por el agua y los mosquitos en una región que ya está afectada por el paludismo, el cólera y otras enfermedades infecciosas.
Unos 53 millones de personas, es decir, una de cada seis, padecen niveles alarmantes de hambre.
La OMS y sus asociados están trabajando en el terreno para dar acceso a los servicios básicos de salud, tratar a los niños gravemente desnutridos y ayudar a los países a detectar, prevenir y combatir los brotes epidémicos.
Sin embargo, la falta de recursos está obstaculizando nuestra tarea. En 2023, en el marco del llamamiento de emergencia sanitaria mundial emitido por la OMS, la Organización pide que se donen US$ 178 millones de dólares para prestar ayuda médica urgente y vital. Debemos hacer frente a un importante déficit de financiación e instamos por ello a la generosidad de los donantes.
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En cuanto a la situación en el Sudán, tengo que informarles de que se ha visto agravada por la violencia.
Los combates, que empezaron el 15 de abril, continúan por séptima semana consecutiva.
Están falleciendo muchas personas porque no pueden llegar a los hospitales y recibir la atención que necesitan para curar sus heridas u obtener medicamentos para tratar enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión.
Las mujeres no pueden dar a luz sin riesgos y los niños mueren de desnutrición y deshidratación.
Con la llegada de la estación de lluvias, aumenta el riesgo de que aparezcan brotes de enfermedades transmitidas por el agua y los mosquitos.
Desde el inicio del conflicto, más de 1,6 millones de personas se han visto desplazadas, tanto dentro del país como a países vecinos.
La OMS está colaborando estrechamente con las autoridades sanitarias de los países vecinos para atender a los refugiados.
Los trabajadores de la salud, los abastecimientos y las instalaciones siguen siendo blanco de ataques.
Desde que empezaron los combates, la OMS ha contabilizado 46 ataques contra servicios de salud que se han saldado con 8 muertos y 18 heridos. De ellos, 16 se han producido después de la firma, el 11 de mayo, de la Declaración de Yeda, destinada a proteger a la población civil.
Esta situación es inaceptable.
Junto con otros organismos humanitarios, la OMS ha estado trabajando para agilizar la distribución de suministros médicos vitales.
Hemos enviado 170 toneladas de suministros médicos por tierra, mar y aire, en particular para tratar traumatismos, lesiones y enfermedades crónicas e infecciosas.
Sin embargo, la inseguridad y las restricciones al acceso siguen obstaculizando nuestros esfuerzos por hacer llegar estos suministros allí donde pueden utilizarse para salvar vidas.
Instamos a todas las partes del Sudán a reanudar las negociaciones de alto el fuego, poner fin a los combates, retirarse de las instalaciones sanitarias, proteger al personal de salud y facilitar la entrega de materiales que pueden salvar vidas.
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Por último, quiero recordarles que el martes 6 de junio tendrá lugar la ceremonia de entrega de premios de la 4ª edición del Festival de Cine «Salud para todos».
Este festival muestra el lado humano de la labor científica de la OMS. Escuchar las voces de las personas afectadas por problemas de salud es una forma eficaz de sensibilizar y de mejorar nuestros conocimientos sobre las experiencias de la población.
Quiero felicitar de antemano a los ganadores y dar también las gracias a los distinguidos miembros del jurado.
La ceremonia de entrega se retransmitirá por internet a través del sitio web de la OMS y queremos invitar a todo el mundo a que asista a ella.
Margaret, te devuelvo la palabra.