Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Para empezar, hablaremos del Sudán.
El derramamiento de sangre al que asistimos desde hace 10 días en el Sudán, un país cuya población ya ha sufrido tanto en los últimos años, es desgarrador.
La OMS celebra el alto el fuego acordado entre las partes. Instamos a todas las partes a que lo respeten plenamente.
La violencia ya ha tenido consecuencias terribles en materia de salud.
Además del número de muertes y traumatismos causado por el propio conflicto, la OMS prevé que se producirán muchas más muertes debido a los brotes, la falta de acceso a los alimentos y el agua, y las perturbaciones en los servicios de salud esenciales, incluida la vacunación.
La OMS estima que una cuarta parte de las vidas perdidas hasta la fecha se podrían haber salvado si se hubiera tenido acceso a equipos básicos de control de hemorragias. Sin embargo, el personal paramédico, de enfermería y médico no puede acceder a los civiles heridos, y estos últimos no pueden acceder a los servicios.
En la capital, Jartum, el 61% de los establecimientos de salud permanecen cerrados, y solamente el 16% de dichos establecimientos funcionan normalmente.
Muchos pacientes con enfermedades crónicas, como nefropatías, diabetes o cáncer, no pueden acceder a los establecimientos de salud o a los medicamentos que precisan.
En las próximas semanas, se estima que 24.000 mujeres darán a luz, pero ahora mismo no tienen acceso a la atención materna.
Los programas de control de vectores destinados a prevenir la transmisión del dengue y el paludismo se han tenido que interrumpir;
El riesgo de enfermedades diarreicas es elevado, ya que se ha interrumpido el suministro de agua, y la población bebe agua de los ríos para sobrevivir;
Se han suspendido los programas de nutrición, y 50.000 niños corren un riesgo real;
Además, los desplazamientos de civiles en busca de seguridad amenazan el frágil sistema de salud en todo el país.
Desde que estalló el conflicto, la OMS ha contabilizado 16 ataques contra los servicios de salud, que causaron ocho defunciones.
A la OMS también le preocupa la ocupación del laboratorio central de salud pública por una de las partes en el conflicto.
Los técnicos ya no tienen acceso al laboratorio, lo que significa que este ya no puede desempeñar su función normal de diagnóstico y referencia.
Nos preocupa igualmente que las personas que ocupan el laboratorio puedan verse accidentalmente expuestas a los agentes patógenos almacenados en él.
La OMS está tratando de obtener más información y está realizando una evaluación de riesgos.
Los cortes de electricidad también podrían provocar que las escasas reservas de sangre almacenadas en el Banco Central de Sangre sean inutilizables.
El personal de la OMS está arriesgando su vida para ayudar a atender las apremiantes necesidades en materia de salud.
Estamos trasladando a nuestro personal y a sus familiares a cargo a un lugar seguro, pero tenemos previsto continuar nuestras actividades en la medida de nuestras posibilidades.
La OMS espera poder entregar sus existencias de medicamentos esenciales, bolsas de sangre y suministros para la cirugía y la atención traumatológica. Pero, para ello, necesitamos tener acceso en condiciones de seguridad.
Como siempre, el mejor remedio en esta situación es la paz.
===
Pasemos ahora a la pandemia de COVID-19.
En febrero de 2020, tan solo unas semanas después de que se notificaran los primeros casos de COVID-19, la OMS publicó su primer Plan Estratégico de Preparación y Respuesta, en el que se esbozaban las medidas que debían adoptar los países para prepararse y responder ante este nuevo virus.
La próxima semana publicaremos nuestro cuarto Plan Estratégico de Preparación y Respuesta, concebido para guiar a los países durante los próximos dos años a fin de pasar de una respuesta de emergencia a una gestión a largo plazo y sostenida de la COVID-19.
Nos complace constatar la disminución sostenida de las muertes notificadas por COVID-19, que se han reducido en un 95% desde principios de este año.
Sin embargo, en algunos países se está produciendo un aumento del número de defunciones y, en las cuatro últimas semanas, 14.000 personas fallecieron por esta enfermedad.
Se estima que una de cada 10 infecciones causa una afección posterior a la COVID-19, lo que indica que cientos de millones de personas necesitarán atención a más largo plazo.
Y, como pone de manifiesto la aparición de la nueva variante XBB.1.16, el virus sigue mutando, y todavía es capaz de provocar nuevas oleadas de enfermedad y muerte.
Albergamos la esperanza de que en algún momento de este año podamos declarar que la COVID-19 ha dejado de ser una emergencia de salud pública de importancia internacional.
Pero este virus ha venido para quedarse, y todos los países tendrán que aprender cómo gestionarlo junto con otras enfermedades infecciosas.
El nuevo Plan Estratégico de Preparación y Respuesta ayudará a los países a realizar esa transición.
Además de ayudar a los países a responder a la COVID-19, también trabajamos para mantener el mundo a salvo de futuras epidemias y pandemias.
La OMS puso en marcha hoy la iniciativa de Preparación y Resiliencia frente a Amenazas Emergentes (PRET).
El acrónimo es deliberado: «prêt» significa «preparado, listo» en francés.
En lugar de centrarse en enfermedades o agentes patógenos específicos, la iniciativa PRET adopta un enfoque integrado de la planificación en caso de pandemia, centrándose en grupos de agentes patógenos y en los sistemas a los que afectan.
Para empezar, la iniciativa PRET se centrará en los agentes patógenos respiratorios, principalmente la gripe, los coronavirus, los virus sincitiales de las vías respiratorias y otros agentes patógenos todavía desconocidos.
Las pandemias son, por definición, acontecimientos mundiales, por lo que la iniciativa PRET se ha concebido para promover la colaboración entre los países.
Y también se ha concebido para promover la colaboración entre sectores.
Como ha demostrado la COVID-19, una pandemia no es tan solo una crisis sanitaria. Afecta a las economías, la educación, el comercio, los viajes, los sistemas de suministro de alimentos y a muchos otros sectores.
Por consiguiente, la iniciativa PRET ayudará a los países a involucrar a tantos sectores como sea posible, así como a los grupos de la sociedad civil, las comunidades religiosas y los jóvenes.
Este enfoque integrado ayudará a los países a examinar, probar y actualizar sus actividades de planificación en caso de pandemia a fin de asegurarse de que cuentan con las capacidades y los medios adecuados.
===
La pandemia de COVID-19 mostró claramente el poder de las vacunas para salvar vidas.
Esta semana se conmemora la Semana Mundial de la Inmunización.
Si bien las vacunas han desempeñado una función fundamental a la hora de frenar la COVID-19, la pandemia perturbó fuertemente los programas de inmunización sistemática en todo el mundo.
A lo largo de la pandemia, los niveles de inmunización esencial se redujeron en más de 100 países, lo que condujo a un aumento de los brotes de sarampión, difteria, poliomielitis y fiebre amarilla.
Entre 2019 y 2021, aproximadamente 67 millones de niños no recibieron al menos una vacuna esencial, de los cuales 48 millones no fueron vacunados en absoluto.
Este retroceso drástico se produjo tras un decenio de estancamiento de los progresos, y ha provocado que las tasas de vacunación vuelvan a alcanzar niveles que no se habían visto desde 2008.
En respuesta, la OMS y nuestros asociados han puesto en marcha «La gran puesta al día», una iniciativa mundial destinada a aumentar las tasas de vacunación infantil para que alcancen como mínimo los niveles anteriores a la pandemia.
La gran puesta al día se centrará, en particular, en 20 países de todo el mundo donde viven las tres cuartas partes de los niños a los que no se administraron vacunas en 2021.
Pero todos los países, ricos o pobres, tienen que trabajar para superar los obstáculos en materia de inmunización, ya se trate del acceso, la disponibilidad, el costo o la desinformación.
===
Por último, ayer se conmemoró el Día Mundial del Paludismo.
En los dos últimos decenios, se han realizado progresos increíbles en la lucha contra el paludismo.
Los avances en lo que respecta a los mosquiteros, las pruebas y los medicamentos han permitido evitar más de 2.000 millones de casos y han salvado aproximadamente 12 millones de vidas.
La primera vacuna contra el paludismo del mundo se ha administrado, de momento, a 1,5 millones de niños en Ghana, Kenya y Malawi, y se está desarrollando una segunda vacuna.
Estas innovaciones han sido posibles gracias a la inversión en actividades punteras de investigación y desarrollo.
Pero incluso con todos estos avances, el paludismo sigue siendo una de las principales causas de defunción entre las poblaciones de los países de bajos ingresos, y se sigue cobrando más de 600.000 vidas cada año, lo que afecta de manera desproporcionada a las poblaciones pobres y marginadas.
En un momento en que se necesita una mayor inversión, la respuesta mundial frente al paludismo se enfrenta a déficits importantes.
El Día Mundial del Paludismo nos recuerda la necesidad apremiante de subsanar los déficits de inversión, aumentar las actividades de investigación y desarrollo y ampliar el acceso de las poblaciones que más riesgos corren a herramientas y servicios de lucha contra el paludismo.
Si utilizamos todas las herramientas que tenemos a disposición, antiguas o nuevas, podremos aproximarnos al objetivo de la eliminación del paludismo.
Fadéla, le devuelvo la palabra.