Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Hace tres meses declaré el fin de la emergencia de salud mundial por la COVID-19, si bien indiqué que la enfermedad seguía constituyendo una amenaza para la salud de todo el mundo.
Desde entonces, el número de casos, hospitalizaciones y muertes notificadas a nivel mundial no ha dejado de disminuir.
Ahora bien, el número de países que comunican datos a la OMS también ha disminuido significativamente.
En el último mes, solo un 25% de los países y territorios han notificado muertes por COVID-19 a la OMS y solo un 11% han notificado hospitalizaciones e ingresos en la UCI.
Esto no significa que los demás países no tengan muertes ni hospitalizaciones, sino que no las están notificando a la Organización.
Indudablemente el riesgo de padecer un cuadro grave y de fallecer es mucho menor que hace un año gracias a que ha aumentado la inmunidad de la población debido a la vacunación, las infecciones producidas o ambos hechos, y a la precocidad en los diagnósticos y la mejora en la atención clínica.
A pesar de estas mejoras, la OMS sigue considerando que el riesgo de la COVID-19 para la salud pública mundial es alto.
El virus sigue circulando por todos los países, sigue matando y sigue mutando.
La OMS está actualmente haciendo un seguimiento de diversas variantes, incluida la EG.5, sobre la que publicamos hoy una evaluación del riesgo.
Sigue existiendo el riesgo de que surja una variante más peligrosa que podría causar un nuevo aumento en el número de casos y defunciones.
Cuando declaré el fin de la emergencia de la COVID-19 en mayo, anuncié que estaba creando un comité de revisión para que me asesorase sobre recomendaciones permanentes que ayudasen a los países a gestionar la enfermedad a largo plazo.
Hoy, siguiendo el consejo del comité, doy a conocer algunas recomendaciones permanentes para los países en siete esferas principales.
Estas recomendaciones refuerzan el asesoramiento que la OMS ha proporcionado a los países en su Plan Estratégico de Preparación y Respuesta, publicado en mayo.
En primer lugar, todos los países deberían actualizar sus programas nacionales contra la COVID-19 utilizando el Plan Estratégico de Preparación y Respuesta de la OMS, con miras a lograr una gestión sostenida a largo plazo de la enfermedad.
En segundo lugar, instamos a todos los países a mantener la vigilancia colaborativa de la COVID-19 para detectar cambios significativos en el virus, así como tendencias en la gravedad de la enfermedad y la inmunidad de la población.
En tercer lugar, todos los países deberían notificar datos sobre la COVID‑19 a la OMS o publicarlos abiertamente, especialmente sobre las defunciones y cuadros graves, secuencias genéticas y datos sobre la eficacia real de la vacuna.
En cuarto lugar, todos los países deberían seguir ofreciendo vacunación contra la COVID-19, especialmente a los grupos de mayor riesgo, que tiene más probabilidades de ser hospitalizados y morir.
En quinto lugar, todos los países deberían seguir iniciando, apoyando y colaborando en la investigación para generar pruebas para la prevención y el control de la COVID-19.
En sexto lugar, todos los países deberían brindar una atención clínica óptima para la COVID-19 en la que se ofrezca acceso a tratamientos y medidas probados con los que proteger a los trabajadores de la salud y los cuidadores.
Y en séptimo lugar, todos los países deberían seguir trabajando para garantizar el acceso equitativo a vacunas, pruebas y tratamientos seguros, eficaces y de calidad garantizada para la COVID-19.
Somos conscientes de que muchas personas y gobiernos consideran la COVID-19 como algo del pasado.
Entonces, ¿por qué siguen siendo importantes estas recomendaciones?
Para aquellos que perdieron a alguien a quien amaban, para aquellos que siguen en riesgo de contraer la enfermedad y de padecer un cuadro grave o fallecer y para aquellos que todavía padecen una afección posterior a la COVID-19, la enfermedad sigue suponiendo cada día un trauma y una amenaza.
La OMS no se olvidará de la COVID-19, algo que tampoco pueden hacer los gobiernos.
Aplicar estas recomendaciones no solo ayudará a protegerse contra la COVID-19 sino que también ayudará a los países a prevenir y responder a otras enfermedades.
No podemos predecir el futuro pero sí prepararnos para él.
El comité de revisión también está debatiendo recomendaciones permanentes para la viruela símica, las cuales entregará a finales de esta semana.
Es importante destacar que estas recomendaciones no interfieren en las negociaciones en curso sobre el nuevo acuerdo sobre pandemias o sobre las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional.
Para conocer más sobre el trabajo del comité y sus consejos, me complace dar la bienvenida a su presidente, el Profesor Preben Aavitsland, del Department of Global Public Health and Primary Health Care (Departamento de Salud Pública Mundial y Atención Primaria de Salud) de la Universidad de Bergen en Noruega.
Profesor Aavitsland, gracias por liderar la comisión y por las sólidas recomendaciones que ha propuesto. Le cedo la palabra.
[HABLA EL PROFESOR AAVITSLAND]
Gracias, Profesor Aavitsland.
Por último, la OMS sigue muy preocupada por el empeoramiento de la situación humanitaria en Sudán, que entra en su cuarto mes de conflicto.
Más del 40% de la población del país padece hambre: el doble que en mayo del año pasado.
El acceso limitado a medicamentos, suministros médicos, electricidad y agua sigue dificultando la prestación de la atención de salud en los estados afectados por el conflicto.
La OMS también está preocupada por la situación humanitaria causada por el reciente conflicto en la región de Amhara en Etiopía.
Casi dos millones de personas necesitan asistencia de salud. La situación se hace más compleja por la afluencia de refugiados del conflicto en Sudán.
En las tres semanas previas al estallido del conflicto, la OMS envió 35 toneladas métricas de suministros, suficientes para llegar a más de medio millón de personas necesitadas.
También hemos construido un centro de tratamiento del cólera en Bahir Dar, pero nos enfrentamos a graves dificultades de acceso y comunicaciones.
El pueblo de Amhara no puede soportar otro conflicto. La OMS pide a todas las partes en el conflicto que pongan fin a las hostilidades y reanuden las conversaciones.
Tarik, le devuelvo la palabra.