Buenos días, buenas tardes y buenas noches. 

En las últimas semanas, hemos hablado de un aumento de los brotes de cólera a nivel mundial. 

El último país afectado es el Líbano, que actualmente está sufriendo un brote grave después de 30 años sin cólera. 

Desde que se confirmó el primer caso hace poco más de un mes, el brote se ha extendido por todo el país. En estos momentos ya hay más de 2700 casos, con 18 víctimas mortales. 

El brote es un reflejo de la continua crisis económica que padece el Líbano, con acceso limitado al agua potable y servicios básicos de saneamiento. 

A la OMS le preocupa que este brote tenga el potencial de rebasar la capacidad del ya de por sí frágil y tensionado sistema de salud. 

Con el apoyo de la OMS, el Líbano ha recibido 600 000 dosis de la vacuna contra el cólera procedentes de la reserva mundial, aunque esta cantidad no es suficiente para proteger a todas las personas en riesgo. 

Como ya se dijo en la rueda de prensa de hace tres semanas, la reserva mundial de vacunas contra el cólera está sometida a una enorme presión, con brotes en 29 países de todo el mundo. 

Para apoyar nuestra respuesta al brote en el Líbano, la OMS hace un llamamiento para recaudar US$ 10,2 millones. 

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En cuanto a la situación del brote de ébola en Uganda. 

En el momento actual se han notificado 135 casos confirmados y 21 casos probables de ébola procedentes de ocho distritos diferentes, con 53 muertes confirmadas y 21 muertes probables. Hasta la fecha, se han recuperado de la enfermedad 62 pacientes. 

Los esfuerzos del gobierno para responder al brote en el distrito de Mubende, donde este empezó, parecen estar dando sus frutos. 

Sin embargo, durante las últimas dos semanas, la mayoría de los casos se han notificado desde la capital Kampala y el distrito de Kassanda. 

También se ha notificado un caso desde el distrito de Massaka, en el sur del país. 

La identificación de casos en varios distritos diferentes es una noticia claramente preocupante. 

Nuestro principal objetivo ahora es reforzar el rastreo de contactos, la participación de la comunidad, y las medidas de prevención y control de infecciones. 

La OMS sigue prestando apoyo al Gobierno de Uganda en todos los aspectos de la respuesta, que incluyen el establecimiento y la equipación de centros de tratamiento, la provisión de generadores, y la formación de profesionales de la salud, entre otros. 

Con el objetivo de financiar nuestra labor en apoyo del Gobierno de Uganda para responder a este brote epidémico, y también para apoyar a los países vecinos a fin de prepararse ante cualquier transmisión transfronteriza, la OMS hace un llamamiento para recaudar US$ 88 millones. 

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En cuanto a la situación relativa a la pandemia de COVID-19. 

La semana pasada se notificaron a la OMS algo más de 9400 muertes por COVID-19, esto es, casi un 90% menos que en febrero de este año, cuando el número semanal de muertes superó las 75 000. 

Hemos recorrido un largo camino, y esto ya es sin duda alguna un motivo para el optimismo, pero continuamos instando a todos los gobiernos, comunidades e individuos a permanecer vigilantes. 

Casi 10 000 muertes a la semana son demasiadas para una enfermedad que puede prevenirse y tratarse. 

Las tasas de realización de pruebas y de secuenciación continúan siendo bajas a escala mundial, las brechas de vacunación siguen siendo amplias, y la continua proliferación de nuevas variantes es preocupante.  

La OMS sigue pidiendo cautela, y continúa instando a todas las personas para que se vacunen con el esquema completo de vacunación –que incluye recibir la siguiente dosis de la vacuna cuando cumpla el plazo.

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Con relación al brote mundial de viruela símica. 

Desde el pico de casos notificados en agosto, el número de casos de viruela símica por semana notificados a la OMS se ha reducido un 80%, a pesar del ligero aumento de la semana pasada, con 19 países que notificaron un aumento. 

Esta semana la OMS ha firmado un acuerdo con SIGA Technologies, la empresa que produce el antiviral tecovirimat, también conocido como TPOXX, para una donación de 2500 tandas de tratamiento. 

Durante los próximos días, la OMS invitará a los países de ingresos bajos y medianos a expresar su interés en recibir tecovirimat de forma gratuita. 

A pesar de que este tratamiento no está aprobado en la mayoría de los países, la OMS ha publicado un protocolo para que los investigadores puedan utilizarlo para diseñar y realizar ensayos clínicos de este y otros medicamentos. 

En situaciones en que no se disponga de ensayos clínicos, la OMS recomienda que se considere la posibilidad de utilizar el tecovirimat en el marco de un protocolo diferente para promover la recogida de datos sobre la eficacia del fármaco. 

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El cólera, el ébola, la COVID-19 y la viruela símica constituyen un importante recordatorio —por si todavía quedaban dudas— del poder para salvar vidas que tienen las vacunas. 

Gracias a las vacunas la viruela ha pasado a los libros de historia, la poliomielitis está al borde de la erradicación, y enfermedades que en su día causaron estragos, como la difteria, el tétanos, el sarampión y la meningitis, son ahora fáciles de prevenir. 

Y, sin embargo, según el Informe de la OMS sobre el mercado mundial de vacunas, publicado hoy, la mayoría de las vacunas más importantes para responder a los brotes de enfermedades mortales podrían afrontar riesgos de suministro a escala mundial. El cólera es un ejemplo perfecto. 

Históricamente, el suministro de vacunas no se ha mantenido a la altura de la demanda, y son los países de ingresos bajos los que suelen salir perdiendo. 

Por ejemplo, la escasez y la distribución desigual de la vacuna contra el virus del papiloma humano para luchar contra el cáncer de cuello uterino supone que esta ha llegado al 83% de los países de ingresos altos, frente solo al 41% de los países de ingresos bajos, a pesar de que en estos se concentra la mayor parte de la carga de la enfermedad a nivel mundial. 

Por su parte, en los países de ingresos medios, la asequibilidad también es un obstáculo considerable para el acceso a las vacunas. Muchos pagan tanto, o incluso más, que los países más ricos por los mismos tipos de vacunas. 

Aunque la capacidad de fabricación en todo el mundo ha aumentado, esta sigue estando muy concentrada, como se ha visto claramente con la pandemia de COVID-19. 

Diez fabricantes suministran el 70% de las dosis de vacunas a nivel mundial. 

Por ejemplo, el suministro mundial de la vacuna combinada contra el sarampión, las paperas y la rubéola depende sobre todo de dos proveedores. 

Entretanto, no hay vacunas para muchas de las enfermedades que golpean más duramente a los países de ingresos bajos —como la esquistosomiasis y la leishmaniasis— debido a que su potencial para dar beneficios es limitado. 

La cuestión de fondo es que las dinámicas de los mercados están dejando atrás a las personas más pobres y vulnerables del mundo. 

La OMS hace un llamamiento a los gobiernos de todo el mundo para que amplíen la actividad investigadora y la producción más allá de sus centros tradicionales; para que aumenten la inversión, junto con la supervisión, de la producción y la distribución de las vacunas, sobre todo en el caso de las vacunas que se desarrollan con fondos públicos; y para que acuerden normas para la colaboración en cuestiones como compartir dosis de manera equitativa cuando la demanda es alta y hay escasez de suministro. 

También se hace un llamamiento a la industria para invertir en la investigación de los agentes patógenos a los que la OMS considera que hay que prestar una atención prioritaria; mejorar la transparencia sobre precios y capacidad; y facilitar la transferencia de tecnología hacia los productores en los países de ingresos bajos y medianos. 

El derecho a la salud implica el derecho a las vacunas. 

Tarik, le devuelvo la palabra.