Distinguidos asistentes, queridos colegas y amigos: ‎

La equidad en salud es el tema del Día Mundial de la Salud ‎del presente año, uno de los principales desafíos de nuestro ‎tiempo. Es por ello que estamos emprendiendo una ‎campaña para construir un mundo más justo y saludable. ‎

Es evidente que la inequidad no es un problema nuevo, pero ‎la pandemia de COVID-19 lo ha puesto claramente de ‎relieve. ‎

Más de dos millones ochocientos cincuenta mil hermanos y ‎hermanas han perdido su vida, y los hemos perdido. ‎

La cruda realidad es que algunas de esas personas fallecieron ‎simplemente porque no pudieron acceder a la atención que ‎necesitaban, por el lugar donde vivían o por quiénes eran o ‎cuánto ganaban. ‎
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La pandemia no solo está poniendo de manifiesto y ‎explotando las desigualdades, sino que también las está ‎exacerbando. ‎

Se estima que el año pasado la COVID-19 sumió en la ‎extrema pobreza a Las 120 millones de personas. ‎

Las desigualdades de género han aumentado ‎significativamente, y hay más mujeres que hombres que ‎abandonan el mercado laboral. ‎

Y mientras estamos hablando, los países ricos están ‎vacunando a su población, en tanto que el mundo pobre ‎observa y espera. ‎

Las desigualdades en materia de salud no son tan solo ‎injustas, sino que hacen que el mundo sea menos seguro y ‎menos sostenible. ‎

Por consiguiente, a medida que los países responden a la ‎pandemia, se recuperan y reconstruyen, es primordial que ‎todos los gobiernos inviertan en mejorar los servicios ‎sanitarios y sociales y eliminen los obstáculos que impiden ‎que tantas personas se beneficien de ellos, de modo que un ‎mayor número de personas puedan tener una vida más ‎saludable.‎

En este Día Mundial de la Salud, hacemos un llamamiento a ‎todos los gobiernos a fin de que adopten medidas con ‎respecto a las cinco siguientes prioridades para abordar las ‎inequidades que año tras año causan tanto sufrimiento:‎

En primer lugar, establecer un compromiso con el acceso ‎equitativo a las vacunas, las pruebas, los tratamientos y los ‎servicios relacionados con la COVID-19, dentro de los países ‎y entre ellos; ‎


Segundo, fortalecer los sistemas de información sanitaria y la ‎inversión en mejorar la obtención de datos para arrojar luz ‎sobre las inequidades, y sobre quiénes se están quedando ‎atrás; ‎

Tercero, salvaguardar y conceder prioridad a la salud en los ‎presupuestos, incluido en el gasto en las medidas de ‎estímulo y en los planes de recuperación a largo plazo; ‎

Cuarto, proporcionar un acceso equitativo a los servicios e ‎infraestructuras con miras a garantizar unos vecindarios ‎seguros, saludables e inclusivos en las zonas urbanas y ‎rurales; ‎

Y quinto, reforzar la atención primaria de salud como la base ‎sobre la que se sustenta la cobertura sanitaria universal. ‎

Con ocasión del Día Mundial de la Salud, instamos a que ‎todo el mundo alce su voz por un mundo más justo y ‎saludable. ‎

En esta serie de seminarios web aparecen algunos de los ‎principales expertos del mundo en equidad en salud.‎

Expondrán diversas herramientas concretas para mejorar la ‎forma de medir y reducir las desigualdades en las ‎comunidades y países.‎

Doy las gracias a los ponentes por unirse a nosotros, así ‎como a todos los participantes, en todas partes del mundo, ‎por su compromiso colectivo a favor de reconstruir mejor ‎después de la crisis de la COVID-19 para asegurar un mundo ‎más saludable y justo para todos. ‎
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A continuación me complace presentar a nuestra ‎moderadora, la profesora Pascale Allotey. ‎

La profesora Allotey es directora del Instituto Internacional ‎para la Salud Mundial de la Universidad de las Naciones ‎Unidas. Asimismo, es una partera y enfermera de salud ‎pública, y una experta en las cuestiones de salud ‎relacionadas con la equidad, los derechos humanos, el ‎género y la participación comunitaria, entre otras múltiples ‎esferas. ‎

Profesora Allotey, tiene usted la palabra. ‎