Excelentísimo Sr. Omar Zniber, Presidente del Consejo de Derechos Humanos,
Excelentísimo Sr. Dennis Francis, Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas,
Sr. Volker Türk, Alto Comisionado,
Excelencias, distinguidos ministros, estimados colegas y amigos:
En abril de 1948, las naciones del mundo adoptaron un documento fundacional: la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, el primer documento que afirmó en el derecho internacional que la salud es un derecho humano, sin distinción alguna de raza, religión, ideología política o condición económica o social.
Ocho meses después, las naciones adoptaron la Declaración Universal de Derechos Humanos, que afirma que toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado para su salud y bienestar, que incluya la asistencia médica y a los seguros en caso de enfermedad o invalidez.
Juntos, estos dos documentos consagran en el derecho internacional el derecho a la salud de todas las personas, incluidas las que tienen discapacidades.
Sin embargo, tres cuartos de siglo después, ese derecho sigue sin ser efectivo para muchas personas.
Hoy en día, en todo el mundo, 1300 millones de personas tienen discapacidad.
Esto equivale a 1 de cada 6 personas.
Las personas con discapacidad a menudo se enfrentan a desigualdades en materia de salud: muchas mueren antes, tienen peor salud y se enfrentan a limitaciones en sus actividades diarias.
A menudo, esto se debe a obstáculos injustos y evitables en los sistemas de salud y las sociedades.
La OMS se ha comprometido a derribar esos obstáculos, mediante la colaboración con el ACNUDH en el marco de nuestro Memorando de Entendimiento.
Por ello, la Estrategia de las Naciones Unidas para la Inclusión de la Discapacidad es un componente esencial de la transformación de la OMS.
Estamos comprometidos con la acción en cada una de las cuatro principales áreas de dicha Estrategia: liderazgo, planificación estratégica y gestión; inclusividad; programación; y cultura institucional.
La promoción de la diversidad, la equidad y la inclusión, así como la transversalización de los derechos de las personas con discapacidad a nivel de las regiones y los países, es esencial para dirigir el progreso para que las sociedades sean más saludables, justas e inclusivas.
Me siento muy orgulloso de todo lo que hemos logrado desde 2019, año en que se adoptó la Estrategia.
La OMS ha elaborado instrumentos para los sistemas de salud que ayudan a los países a transversalizar la inclusión de la discapacidad mediante la revisión de políticas y la participación de organizaciones de personas con discapacidad.
En Tanzanía, por ejemplo, el Ministerio de Salud colabora con la OMS para promover la inclusión de la discapacidad mediante la participación de organizaciones de la sociedad civil a nivel nacional y local.
Asimismo, estamos trabajando con el Ministerio de Salud de Montenegro para evaluar la inclusividad de los servicios nacionales de salud como parte del fortalecimiento más amplio de los sistemas de salud.
En 2022, publicamos el primer Informe mundial de la OMS sobre la equidad sanitaria para las personas con discapacidad.
Este informe presenta las medidas clave que los países pueden salvar los obstáculos sistémicos, tanto dentro como fuera del sector de la salud.
Las personas con discapacidad y las organizaciones que las representan están en el centro de esta colaboración.
A pesar de los avances que hemos logrado, sabemos que queda mucho por hacer para garantizar que las personas con discapacidad puedan acceder a todos los servicios de salud esenciales que necesitan, donde y cuando los necesiten.
Al mismo tiempo, la OMS también debe cumplir con lo mismo que pide a los países.
Nuestra organización está realizando cambios internos ofrecer a las personas con discapacidad las condiciones propicias para trabajar con nosotros.
Contamos con procesos para la contratación y la fidelización de empleados con discapacidades.
Esto incluye la puesta en marcha de nuestras políticas de empleo y alojamiento adecuado, que eliminan los obstáculos en el lugar de trabajo.
También hemos comenzado a mejorar la accesibilidad de las 152 oficinas de la OMS en los países, empezando con una evaluación previa de nuestros entornos laborales, con el fin de eliminar los obstáculos para nuestro personal presentes en nuestras infraestructuras.
Excelentísimos ministros, estimados colegas y amigos:
Han pasado más de 75 años de la adopción de la Constitución de la OMS y la Declaración Universal de Derechos Humanos. Hemos recorrido un largo camino, pero aún nos queda mucho para que el derecho a la salud sea efectivo para las personas con discapacidad.
Fundamentalmente, necesitamos un cambio de mentalidad para entender la discapacidad como otro tipo de capacidad.
Necesitamos un compromiso político para diseñar y prestar sistemas y servicios de salud que tengan en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad;
Necesitamos movilizar los recursos para poner en marcha estos sistemas y servicios, sobre todo en los países de bajos ingresos;
Y, lo que es más importante, necesitamos situar a las personas con discapacidad en el centro de esta labor.
No solo porque es lo correcto.
No solo porque es lo más inteligente.
Sino porque la salud es un derecho humano para todas las personas.
Muchas gracias.