Preguntas y respuestas: violencia contra la mujer durante la pandemia de COVID-19
15 de abril de 2020 | Preguntas y respuestas
Si sufre violencia doméstica, puede ponerse en contacto con algún familiar, amigo o vecino, o solicitar ayuda a través de una línea telefónica creada para ese fin o, si es seguro, mediante un servicio en línea para víctimas de violencia doméstica. Averigüe si hay servicios abiertos en su zona (por ejemplo, refugios o centros de asesoramiento) y póngase en contacto con ellos.
Elabore un plan de seguridad por si la situación de violencia empeorase para usted o sus hijos. Por ejemplo:
- Localice a un vecino, amigo, conocido, compañero de trabajo o un refugio al que acudir en caso de que tenga que abandonar su casa de forma inmediata.
- Planifique cómo salir de casa de forma segura y cómo llegar a ese lugar previsto (por ejemplo, el transporte).
- Tenga preparadas unas pocas cosas básicas (por ejemplo, documentos de identidad, teléfono, dinero, medicamentos y ropa) y una lista de números de teléfono para emergencias.
- Si es posible, establezca una forma secreta de comunicarse con un vecino de confianza para que pueda venir en su ayuda en caso de emergencia.
Si necesita atención médica de manera urgente, llame a una ambulancia o póngase en contacto con el servicio de urgencias. Si necesita otro tipo de ayuda, póngase en contacto con un servicio especializado o un proveedor de asistencia sanitaria.
En la medida de lo posible, reduzca las causas de estrés:
- Busque ayuda y manténgase en contacto con familiares y amigos por teléfono, correo electrónico, mensajes de texto, etc.
- Intente mantener rutinas diarias y busque tiempo para realizar una actividad física y para dormir.
- Haga ejercicios de relajación (por ejemplo, respiración pausada, meditación, relajación muscular progresiva, ejercicios de concentración: consulte la página 80 del manual clínico de la OMS) para reducir los sentimientos y pensamientos estresantes.
- Practique actividades que le hayan ayudado en el pasado en momentos difíciles.
- Infórmese sobre la COVID-19 a partir de fuentes fiables y reduzca el tiempo que pasa viendo, leyendo o escuchando noticias (por ejemplo, hágalo una o dos veces al día en lugar de cada hora).
Solicite la atención de un proveedor de asistencia sanitaria por los posibles síntomas y afecciones que pudiera tener, en particular las lesiones que requieran atención médica. Debido a las restricciones de movimientos y a la presión sobre los sistemas de salud, puede que sea difícil acceder a una atención sanitaria en persona. Si es así, busque otras opciones en su localidad y posibles alternativas, como por ejemplo un servicio de información y ayuda por teléfono o por internet.
Si recibe actualmente apoyo y atención sanitaria por problemas de violencia, es posible que pueda seguir recibiéndolas durante la pandemia de COVID-19, por ejemplo por teléfono o por internet, siempre que sea una solución factible y adecuada para sus necesidades en cuestión de salud.
Si está preocupado por alguien que conoce que sufre abusos en su relación, hay algunas cosas que puede hacer:
- Mantenga un contacto regular con la persona para saber si se encuentra en seguridad, teniendo siempre cuidado de no ponerla en peligro por hablar con ella. Parta de la base de que el maltratador vigila, escucha y controla las comunicaciones de su víctima y busque la mejor manera para comunicarse con ella. Envíele mensajes de texto por móvil, correos electrónicos o mensajes en plataformas de redes sociales de una forma que sea segura para la persona en cuestión. Al ponerse en contacto con ella, compruebe si el maltratador está en casa ya que esa comunicación podría poner aún más en peligro a la víctima. Haga esa comprobación cada vez, ya que los horarios en los que está presente el maltratador pueden variar.
- Averigüe qué servicios hay disponibles durante la pandemia de COVID-19 para las mujeres víctimas de la violencia doméstica (por ejemplo, refugios, líneas de atención telefónica, servicios de apoyo psicológico, organizaciones de mujeres) y comunique esa información a la persona por teléfono o por mensajes en redes sociales. Comuníquele esa información en persona únicamente si puede hacerlo de forma discreta sin que el maltratador lo descubra.
- Si conoce a alguien que necesita ayuda urgente por la razón que sea, llame al servicio de urgencias médicas, a la policía, a un centro de salud o a una línea de ayuda especializada.
Si quiere denunciar una agresión, siga los procedimientos de su país al respecto y póngase en contacto con algún servicio que pueda ayudarle como víctima de la violencia.
Algunos países están aplicando excepciones concretas a las restricciones a la movilidad si es para denunciar una agresión. Recuerde que denunciar puede ponerle en peligro, así que asegúrese de tener un plan para protegerse.
Puede que mental o emocionalmente le cueste la idea de presentar una denuncia. Busque el apoyo de un amigo, conocido, vecino o compañero de trabajo, o de servicios de apoyo para víctimas de la violencia de su zona.
- Si siente que se enfada o molesta, pase a otra habitación o salga fuera de casa, si es posible, para respirar profundamente.
- Cuente hasta diez y respire hasta tranquilizarse. Haga cualquier cosa que pueda ayudarle a calmarse.
- Hable con un amigo, un familiar o un líder religioso y, si fuera necesario, solicite ayuda a algún servicio de salud local o servicio especializado, de haberlo.
- Dese cuenta de que es un momento en que toda su familia lo está pasando mal.
- Muéstreles cariño y paciencia mediante sus palabras y actos.
- Elimine o reduzca al mínimo el consumo de alcohol.
Las medidas actuales para hacer frente a la pandemia de COVID-19, como las restricciones a la movilidad, así como los problemas financieros debidos a la crisis, pueden suponerle un estrés adicional. Es normal sentirse estresado, pero su reacción depende de usted. Tome medidas para gestionar su estrés de forma respetuosa y segura consigo mismo y con su familia. Trátese bien y trate bien a su pareja, a sus niños y a cualquier miembro de la familia.
Como trabajador de la salud hay cosas que puede hacer para ayudar a reducir la problemática de la violencia contra las mujeres y los niños, en cualquier momento, incluida la pandemia de COVID-19. Aunque puede que no disponga de mucho tiempo ni de muchos recursos por la emergencia sanitaria actual, su deber es atender a las mujeres que le soliciten ayuda, a menudo por daños físicos y mentales como consecuencia de una agresión.
Si no es posible ofrecer una atención presencial, puede que tenga que cambiar la forma de trabajar. Puede estudiar la posibilidad de utilizar el teléfono móvil, WhatsApp u otros canales de comunicación para prestar ayuda, evitando siempre poner en peligro a la víctima. Comunique a las mujeres que puedan estar en situación de peligro cualquier cambio en su forma de trabajar.
Si una mujer con infección confirmada o probable de COVID-19 le solicita ayuda por motivos de violencia, deberá atenderla del mismo modo que a cualquier otra víctima. Ahora bien, asegúrese de tomar medidas de protección para evitar infecciones: mantenga una distancia física cuando sea posible, lleve ropa de protección, siga las pautas de higiene respiratoria y lávese regularmente las manos con agua y jabón y limpie las superficies de contacto después de tocarlas.
En cualquier situación, incluida la pandemia de COVID-19, el personal sanitario debería ofrecer apoyo de primera línea a las víctimas de la violencia aplicando las siguientes pautas:
Escuchar atentamente, empatizar y no juzgar.
Preguntar a la víctima cuáles son sus necesidades y preocupaciones.
Dar crédito a sus vivencias y mostrar comprensión a su relato.
Mejorar su seguridad.
Apoyarle para que se ponga en contacto con más servicios.
- Obtenga información sobre servicios locales para las víctimas, como líneas de teléfono, refugios, centros de crisis para violaciones y centros de asesoramiento.
- Obtenga horarios de apertura y datos de contacto, averigüe si esos servicios se ofrecen a distancia y establezca contactos de referencia.
- Comunique toda esa información a los dispensadores de atención de salud y póngala a disposición de los pacientes/clientes que acceden a su centro.
- Apoye a los dispensadores de atención de salud de su centro para que sigan ayudando a las víctimas de la violencia durante la pandemia.
- Prepárese para pasar rápidamente a otras formas de ofrecer cuidados elaborando planes de respuesta eficaces; por ejemplo velando por que el personal sanitario de primera línea cuente con teléfonos móviles y pueden cargarlos.
- Ponga en marcha un protocolo para guardar todos los documentos de forma segura por si de pronto se aplicasen medidas de confinamiento.
- Informe a las víctimas sobre las diferentes formas de protegerse y proporcióneles tarjetas con los números de teléfono de los servicios de ayuda pertinentes.
- Al elaborar planes de preparación y respuesta para la pandemia de COVID-19, incluya servicios básicos para las mujeres maltratadas.
- Asigne recursos suficientes para los servicios a las víctimas y busque soluciones para que estas puedan acceder a ellos, en particular en un contexto de restricción a la movilidad.
- Estudie la opción de la telemedicina, la salud digital o la tecnología móvil para la salud (mSalud) para que las víctimas puedan obtener apoyo y acceder a servicios más fácilmente, evitando siempre ponerlas en peligro.
- Estudie la posibilidad de ofrecer refugios específicos para mujeres que lo necesiten.
- Asegúrese de que las medidas de confinamiento no perjudican a las mujeres si tienen que solicitar ayuda por motivos de violencia, por ejemplo si necesitan ir al hospital o a la policía para denunciar una agresión.
La violencia contra la mujer es sumamente prevalente y la violencia de pareja es su forma más común. Durante las emergencias sanitarias, como la pandemia de COVID-19, la violencia contra la mujer tiende a aumentar.
Aunque no hay muchos datos al respecto, según informes de diferentes países del mundo, entre ellos China, el Reino Unido y los Estados Unidos de América, parece que se ha producido un aumento considerable en el número de casos de violencia doméstica en relación con la pandemia de la COVID-19. En informes de otros países se apunta a una disminución en el número de víctimas que solicitan ayuda debido a las medidas de confinamiento y al miedo a infectarse en los centros de atención sanitaria.
El estrés, la perturbación de los entramados sociales y de protección, la pérdida de ingresos y el menor acceso a servicios pueden aumentar el riesgo de violencia contra la mujer.
En muchos países en los que se alienta a sus ciudadanos a quedarse en casa, o se les exige que así lo hagan, es probable que aumente el riesgo de violencia de pareja. Para obtener más información consulte el siguiente documento: https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/52034/OPSNMHMHCovid19200008_spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Por otra parte, durante la pandemia será más difícil acceder a los servicios de salud reproductiva y sexual. También es posible que disminuya la prestación de otros servicios, como las líneas telefónicas de ayuda, los centros para la atención de crisis, los refugios, la asistencia jurídica y los servicios de protección, lo que reducirá aún más el acceso a los pocos servicios de ayuda de los que disponen las mujeres.
Las mujeres desplazadas, migrantes o refugiadas y aquellas que viven en zonas de conflicto, las mujeres mayores y las mujeres con discapacidades tienen un mayor riesgo de sufrir violencia y pueden verse mucho más afectadas por la violencia durante la pandemia de COVID-19.
La violencia contra la mujer constituye una grave violación de los derechos humanos de la mujer, independientemente de cuándo, dónde y cómo se produzca. Hay muchas formas de violencia contra la mujer, las cuales pueden tener numerosas consecuencias sanitarias negativas para ellas y sus hijos.
La violencia contra la mujer puede provocar traumatismos y problemas graves de salud física, mental y sexual y reproductiva, incluidas infecciones de transmisión sexual, infección por el VIH y embarazos no planificados. En casos extremos puede provocar la muerte.
Muy a menudo los efectos de la violencia perduran toda la vida. La violencia, en todas sus formas, puede afectar al bienestar de la mujer para el resto de su vida. Es algo inaceptable y por eso no puede ignorarse el riesgo de violencia al que se enfrentan las mujeres y sus hijos durante la crisis actual debida a la pandemia de COVID-19.
Si podemos prevenir la violencia contra la mujer o ayudar a sus víctimas estaremos contribuyendo a salvaguardar sus derechos humanos y promoviendo su salud física y mental y su bienestar a lo largo de toda su vida. Eso ayudará a aliviar la presión sobre unos servicios públicos ya desbordados, incluido el sistema de salud.