Nuevo impulso mundial para reforzar el control de vectores

6 de junio de 2017

Dr. Pedro Alonso, Director del Programa Mundial sobre Malaria de la OMS,
Dr. Dirk Engels, Director del Departamento de Control de las Enfermedades Tropicales Desatendidas de la OMS, y
Dr. John Reeder, Director del Programa Especial de Investigaciones y Enseñanzas sobre Enfermedades Tropicales (TDR)
 

El control de vectores representa el principal instrumento para combatir muchas de las enfermedades infecciosas que acechan al mundo. La correcta aplicación de métodos eficaces contra mosquitos, moscas, garrapatas, chinches y otros vectores transmisores de patógenos ha contribuido a salvar muchas vidas y a proteger la salud de millones de personas. 

Entre 2001 y 2015, dos métodos básicos de control antivectorial –el uso de mosquiteros tratados con insecticida y la fumigación de interiores con insecticidas de efecto residual– permitieron prevenir unos 663 millones de casos de paludismo en el África subsahariana1. Aplicado a gran escala, el control de vectores también ha propiciado importantes reducciones en las tasas de oncocercosis, leishmaniasis visceral y enfermedad de Chagas2.

Es importante señalar, sin embargo, que el control de vectores es una lucha sin tregua: tanto las enfermedades emergentes como las que ya son viejas conocidas no dejan de exponernos a nuevas amenazas. El reciente brote de la enfermedad por el virus de Zika 3 y la reaparición de la fiebre amarilla 4, junto con el aumento de los casos de dengue y el chikungunya, han puesto de manifiesto, por un lado, la importancia de asegurar un control de vectores sostenible y, por otro, la necesidad urgente de reforzar la capacidad mundial para hacer frente a estas amenazas.

Hoy por hoy, más del 80% de la población mundial corre el riesgo de contraer al menos una enfermedad de transmisión vectorial (y más del 50% de contraer dos o más) 5. Muchas de esas afecciones, concentradas en las comunidades más pobres de las regiones tropicales y subtropicales, causan un número inaceptable de muertos y enfermos, además de entorpecer el crecimiento económico 6, 7 

Los patógenos de la malaria, el dengue, la filariasis linfática, la fiebre chikungunya, la enfermedad por el virus de Zika, la fiebre amarilla, la encefalitis japonesa y la fiebre del Nilo Occidental se transmiten al ser humano a través de los mosquitos. La oncocercosis es transmitida por simúlidos; la leishmaniasis, por flebótomos; la enfermedad de Chagas, por triatominos; la borreliosis de Lyme y la encefalitis, por garrapatas; la tripanosomiasis africana humana, por la mosca tsetsé; y la esquistosomiasis, por caracoles de agua dulce.

En su alocución ante la Asamblea Mundial de la Salud en 2016, la Directora General de la OMS se mostró profundamente preocupada por la deficiente situación del control de vectores a nivel mundial 8, apuntando así a la necesidad de definir un nuevo enfoque global para la prevención de las enfermedades de transmisión vectorial y la respuesta a posibles brotes, un enfoque basado en la participación de las comunidades y de múltiples sectores y en el uso de los mejores datos disponibles.

Un año después, el 30 de mayo de 2017, la 70.ª Asamblea Mundial de la Salud acogía con agrado el enfoque estratégico resumido en la nueva Respuesta mundial para el control de vectores 2017-2030 9, que tiene por finalidad reducir la carga y la amenaza de las enfermedades de transmisión vectorial a través de un control de vectores eficaz, sostenible y adaptado a las circunstancias locales.
No se trata de un proyecto para combatir una enfermedad en particular, sino más bien de un método de respuesta a múltiples vectores y enfermedades que requiere la actuación de numerosos sectores más allá de la salud, en particular los centrados en la protección del medio ambiente, la planificación urbana y la educación. Creemos que este instrumento impulsará una utilización más costoeficaz de los recursos, al tiempo que reportará resultados más sostenibles.
 

Pero el éxito de esas iniciativas dependerá de la capacidad y del margen de acción de los programas en los países, que en los últimos decenios han sido objeto de importantes reducciones de plantilla, acompañadas de un notable deterioro del nivel de competencia técnica en control de vectores. También se debe dar nuevo impulso a las actividades de investigación básica e investigación aplicada, con miras a obtener la base de datos probatorios necesaria para avanzar en el control y la eliminación de enfermedades.

Es primordial asegurar una inversión continuada en esta esfera; entre las nuevas intervenciones, en diferentes etapas de desarrollo, destacan una serie de nuevos insecticidas, repelentes ambientales, atrapainsectos con cebos aromáticos, sistemas mejorados de aislamiento antiinsectos y métodos de control biológico basados en el uso de cepas de Wolbachia y de mosquitos transgénicos. Una vez confirmada su seguridad, eficacia, calidad y utilidad por la OMS, estas intervenciones deberían aplicarse sobre el terreno e integrarse dentro de programas de lucha antivectorial para obtener el máximo beneficio posible.

«El control de vectores es una lucha sin tregua: tanto las enfermedades emergentes como las que ya son viejas conocidas no dejan de exponernos a nuevas amenazas».

Pedro Alonso, Director del Programa Mundial sobre Malaria de la OMS
Dirk Engels, Director del Departamento de Control de las Enfermedades Tropicales Desatendidas de la OMS, y
John Reeder, Director del Programa Especial de Investigaciones y Enseñanzas sobre Enfermedades Tropicales (TDR)

En la Respuesta mundial para el control de vectores, se priorizan las acciones necesarias a nivel de país sobre la base de cuatro pilares. En primer lugar, debe reforzarse la acción inter e intrasectorial, ya que el control de las enfermedades de transmisión vectorial es una responsabilidad compartida de todos los miembros de la sociedad; esto requiere lazos de colaboración más allá del sector de la salud.

En segundo lugar, es necesario asegurar la movilización y participación de las comunidades interesadas, para sí reforzar la sostenibilidad y la resiliencia frente a futuros brotes epidémicos.

En tercer lugar, habrá que reforzar la vigilancia y el monitoreo para poder intervenir rápidamente en caso de aumentar las poblaciones de vectores, así como para detectar intervenciones que no estén dando el fruto esperado.

Por último, se considera primordial ampliar e integrar las intervenciones de control de vectores, sobre la base de criterios científicos, tratando de maximizar su impacto en las tasas de morbilidad y de minimizar, al mismo tiempo, sus repercusiones en el medio ambiente.

Este tipo de actuación exige un firme apoyo y un sólido liderazgo a nivel nacional. La lucha antivectorial debería pasar a constituir un elemento clave dentro de las estrategias nacionales de salud de los países afectados y en situación de riesgo y convertirse en parte integrante de los planes nacionales para la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. También es fundamental asegurar una comunicación eficaz entre los ministerios competentes, aumentar la financiación, reforzar la creación de capacidad, promover la permanencia del personal y revisar las funciones de control legislativo en materia de salud pública.

La Respuesta mundial para el control de vectores establece una serie de objetivos ambiciosos aunque alcanzables; entre otras cosas, prevé reducir, para 2030, la mortalidad atribuible a las enfermedades de transmisión vectorial en al menos un 75% y su incidencia en al menos un 60%, y prevenir las epidemias en todos los países.

El costo de las actividades prioritarias destinadas a mejorar los niveles de dotación de personal, vigilancia y coordinación se estima en apenas 5 centavos de dólar anuales por cada persona en situación de riesgo, lo que vienen siendo unos US$ 330 millones al año a nivel mundial9. Compárese esta cuantía más bien modesta con los más de US$ 4000 millones que anualmente se gastan ya solo en programas de control de vectores destinados a combatir el paludismo, el dengue y la enfermedad de Chagas 2, 10.

Se confía en que la implantación de un control de vectores integrado y localmente adaptado contribuirá no solo a salvar muchas vidas y a reducir la carga de morbilidad, sino también a mejorar la eficiencia y, a la larga, a ahorrar dinero.

La Respuesta mundial para el control de vectores, que recibió el respaldo unánime de los Estados Miembros de la OMS en la Asamblea Mundial de la Salud de 2017, trae consigo la promesa de grandes mejoras en los esfuerzos de control y eliminación de las enfermedades de transmisión vectorial. La OMS, en su empeño por proteger la salud de las poblaciones del mundo entero, se ha comprometido a encabezar esa tarea.


Referencias

1 Cibulskis, RE, Alonso, P, Aponte, J et al. Malaria: global progress 2000–2015 and future challenges. Infect Dis Poverty. 2016; 5: 61

2 WHO. ((accessed May 31, 2017).) Investing to overcome the global impact of neglected tropical diseases. Third WHO report on neglected tropical diseases. World Health Organization, Geneva; 2015
http://www.who.int/neglected_diseases/9789241564861/en/

3 Pan American Health Organization and WHO. Zika epidemiological update. ((accessed May 31, 2017).)
http://www2.paho.org/hq/index.php?option=com_content&id=11599&Itemid=41691

4 Pan American Health Organization and WHO. Yellow fever epidemiological update. ((accessed May 31, 2017).)
http://www2.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&task=doc_view&Itemid=270&gid=39764&lang=en

5 Golding, N, Wilson, AL, Moyes, CL et al. Integrating vector control across diseases. BMC Med. 2015; 13: 249

6 WHO. World malaria report. 2016. World Health Organization, Geneva; 2016

7 WHO. Integrating neglected tropical diseases in global health and development. Fourth WHO report on neglected tropical diseases. World Health Organization, Geneva; 2017

8 Chan, M. Address to the Sixty-ninth World Health Assembly. ((accessed May 31, 2017).)
http://www.who.int/dg/speeches/2016/wha-69/

9 WHO. ((accessed May 31, 2017).)Global vector control response 2017–2030. World Health Organization, Geneva; 2016
http://www.who.int/malaria/global-vector-control-response/

10 Patouillard, E, Griffin, JT, Bhatt, S, Ghani, AC, and Cibulskis, R. Global investment targets for malaria control and elimination 2016-2030. BMJ Global Health. 2017; 2: e000176


 

Autores

Dra Pedro Alonso

Director
Programa Mundial sobre Malaria
OMS

Dra Dirk Engels

Director
Departamento de Control de las Enfermedades Tropicales Desatendidas
OMS

Dra John Reeder

Director
rograma Especial de Investigaciones y Enseñanzas sobre Enfermedades Tropicales
OMS

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