Elmer Martinez/AFP
A sanitary inspector holds a beaked bug (Triatoma Dimidiata) in El Carpintero, Honduras on May 17, 2005. According to official statistics from the Secretary of Health, through the National Chagas Program, 300 thousand people including children and adults are infected with "Chagas disease" transmitted by this species, registering the highest infection rate in western rural areas.
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Enfermedad de Chagas (tripanosomiasis americana)

2 de abril de 2025

Datos y cifras 

  • Se calcula que en el mundo hay más de siete millones de personas, la mayoría en América Latina, que están infectadas por Trypanosoma cruzi, el parásito causante de la enfermedad de Chagas.
  • La enfermedad se puede transmitir por medio de triatominos (vía vectorial), así como por vía oral (a través de los alimentos), durante el embarazo o parto (transmisión congénita), a través de la sangre o de productos sanguíneos, por trasplante de órganos y por accidentes de laboratorio.
  • La enfermedad de Chagas se puede curar si el tratamiento antiparasitario se inicia precozmente, en la fase aguda. En las infecciones crónicas, el tratamiento y el seguimiento pueden prevenir o frenar la progresión de la enfermedad y evitar su transmisión, por ejemplo, durante el embarazo y el parto.
  • Si no se diagnostica ni se trata a tiempo, la infección crónica provoca alteraciones cardiacas en hasta un tercio de los casos, y en uno de cada diez, trastornos digestivos, neurológicos o combinados que pueden requerir un tratamiento específico.
  • Las estrategias clave para prevenir la enfermedad de Chagas son: el control de vectores (en América Latina); el tamizaje de la sangre antes de las transfusiones y los trasplantes; la realización de pruebas a las niñas, las mujeres en edad reproductiva, y los recién nacidos y los demás hijos de madres infectadas, y el tratamiento pertinente; el diagnóstico lo antes posible y la atención y el seguimiento exhaustivos; y la información, educación y comunicación dirigidas a las comunidades y los profesionales de la salud.

Generalidades 

La enfermedad de Chagas se debe a la infección por el parásito protozoario Trypanosoma cruzi. Sin embargo, la enfermedad es el resultado de un problema de salud complejo, lo cual es característico tanto de las enfermedades tropicales desatendidas como de las enfermedades determinadas por factores sociales. Un diagnóstico erróneo o tardío, junto con un tratamiento y seguimiento inexistentes o incompletos, puede hacer que esta infección sea potencialmente letal. 

Se estima que más de siete millones de personas en todo el mundo están infectadas por T. cruzi, lo que provoca unas 10 000 muertes al año. A pesar de ser una afección de creciente presencia mundial, la enfermedad de Chagas se da principalmente en zonas endémicas de 21 países continentales de América Latina (1), donde su transmisión está relacionada en gran medida con la presencia del insecto que actúa como vector. Actualmente se calcula que más 100 millones de personas corren riesgo de infectarse. 

La enfermedad debe su nombre a Carlos Chagas, médico e investigador brasileño que, el 14 de abril de 1909, la diagnosticó por primera vez en una persona. El Día Mundial de la Enfermedad de Chagas se celebra 14 de abril de cada año como recuerdo de esa fecha. 

Distribución 

En otro tiempo, la enfermedad de Chagas se limitaba exclusivamente a las zonas rurales continentales de las Américas. Sin embargo, como consecuencia de los cambios socioambientales y del aumento de la movilidad de la población, la mayoría de las personas infectadas viven hoy en entornos urbanos, y la infección se ha detectado en 44 países, entre ellos el Canadá, los Estados Unidos de América y varios países europeos y algunos del Pacífico Occidental, África y el Mediterráneo Oriental. 

Transmisión 

En América Latina, T. cruzi se transmite principalmente por contacto con las heces o la orina infectadas de triatominos que se alimentan de sangre. Estos insectos suelen vivir en las grietas de paredes y tejados de las viviendas y las estructuras aledañas, como gallineros, corrales y almacenes, en las zonas rurales y suburbanas. Normalmente permanecen ocultos durante el día y se activan por la noche para alimentarse de la sangre de animales y seres humanos. Por lo general, pican en zonas expuestas de la piel, como la cara, y defecan y orinan cerca de la picadura. Los parásitos penetran en el organismo cuando la persona que ha sido picada, al frotarse instintivamente, facilita que las heces o la orina entren en contacto con la picadura, los ojos, la boca o una lesión cutánea abierta. T. cruzi también puede infectar a los animales, y las zarigüeyas comunes se consideran uno de los reservorios silvestres más importantes de la infección. 

El parásito T. cruzi también puede transmitirse: 

  • por consumo de alimentos contaminados por el parásito a través del contacto, por ejemplo, con heces u orina de triatominos o zarigüeyas comunes infectados, un tipo de transmisión que suele causar brotes;
  • durante el embarazo o el parto;
  • a través de transfusiones de sangre o productos sanguíneos;
  • a través de trasplantes de algunos órganos, como el corazón o el riñón; y
  • por accidentes de laboratorio. 

Signos y síntomas 

La enfermedad de Chagas tiene dos fases. La fase aguda inicial dura unos dos meses desde la infección. Aunque en la sangre pueden circular un gran número de parásitos, en la mayoría de los casos no aparecen síntomas o estos son leves e inespecíficos (fiebre, dolor de cabeza, inflamación de ganglios linfáticos, palidez, dolor muscular, dificultad para respirar, hinchazón y dolor abdominal o torácico). Con mucha menor frecuencia, las personas picadas por un triatomino presentan los signos iniciales visibles que son característicos: una lesión cutánea (chagoma) o una hinchazón amoratada de un párpado (signo de Romaña). 

Durante la fase crónica, los parásitos permanecen ocultos, principalmente en la musculatura cardiaca y digestiva. Entre 10 y 30 años después de la infección, hasta un tercio de los pacientes sufren trastornos cardiacos y uno de cada diez presenta alteraciones digestivas (de forma característica, un aumento del tamaño del esófago o del colon), neurológicas o mixtas. Con el paso de los años, la infección puede dañar el sistema nervioso, el miocardio y el sistema digestivo, y causar manifestaciones y complicaciones clínicas como arritmias cardiacas, insuficiencia cardiaca progresiva y la muerte súbita. 

Tratamiento 

La enfermedad de Chagas puede tratarse con benznidazol o con nifurtimox. Ambos fármacos matan el parásito y curan eficazmente la enfermedad si se administran al comienzo de la fase aguda, incluso en los casos de transmisión congénita. Sin embargo, su eficacia disminuye cuanto más tiempo lleva infectada la persona; además, las reacciones adversas son más frecuentes y potencialmente graves en edades avanzadas. El tratamiento también está indicado para los pacientes con reactivación de la infección (por ejemplo, por inmunodepresión) y al principio de la fase crónica, en particular para las niñas y mujeres en edad fértil (antes o después del embarazo), con el fin de evitar la transmisión congénita. 

Se debe ofrecer tratamiento a los adultos infectados, especialmente a los que no presentan síntomas, ya que los antiparasitarios también pueden evitar o frenar la progresión de la enfermedad. En otros casos, los posibles beneficios del tratamiento para prevenir o retrasar el avance de la enfermedad de Chagas deben sopesarse frente a la duración del tratamiento (hasta dos meses) y las posibles reacciones adversas (que presentan hasta un 40% de los adultos). El benznidazol y el nifurtimox no deben administrarse a embarazadas ni a personas con insuficiencia renal o hepática. El nifurtimox también está contraindicado para las personas con antecedentes de trastornos neurológicos o psiquiátricos. Además, suele ser necesario instaurar un tratamiento específico y hacer un seguimiento de las manifestaciones cardiacas, digestivas o neurológicas de por vida. 

Control y prevención 

A causa del gran número de especies de triatominos y de animales silvestres infectados por T. cruzi  en las Américas, la infección no puede erradicarse. En su lugar, las metas de salud pública consisten en eliminar la transmisión al ser humano, el acceso temprano a la atención de salud y el seguimiento de por vida de las personas infectadas. 

No se dispone de vacunas para prevenir esta enfermedad. El control de vectores, que reduce la interacción entre el ser humano y los insectos vectores, ha sido el método más eficaz de prevención en América Latina. Además, el tamizaje sanguíneo es necesario para prevenir la infección a través de transfusiones y trasplantes de órganos y la transmisión congénita, y ayuda a aumentar la detección y la atención a la población afectada en todo el mundo. 

Según la zona geográfica, la OMS recomienda los siguientes métodos de prevención y control: 

  • la elaboración de materiales y actividades de información, educación y comunicación adaptados a los diferentes contextos y partes interesadas, y basados en el enfoque de «Una sola salud»;
  • el acceso temprano al diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento;
  • el tamizaje de recién nacidos y de los demás hijos de las madres infectadas;
  • el tamizaje de los donantes de sangre;
  • las pruebas de tamizaje en las células, los tejidos y los órganos donados, así como en sus receptores;
  • el rociado de las casas y sus alrededores con insecticidas de acción residual;
  • la mejora y la higiene de las viviendas para prevenir la infección por el vector; y
  • las medidas preventivas personales, como el uso de mosquiteros y buenas prácticas higiénicas en la preparación, el transporte, el almacenamiento y el consumo de alimentos.

Se ha calculado que el costo de la atención médica a los pacientes con manifestaciones crónicas  de tipo cardiaco, digestivo y neurológicas de esta enfermedad es más de un 80 % superior al de rociar con insecticidas de acción residual para controlar los vectores y prevenir la infección. 

Todos los profesionales de la salud, empezando por los del primer nivel de atención (la atención primaria) deben formarse y estar al día en estos temas, ya son fundamentales para mejorar la detección, el tratamiento, el seguimiento y la notificación de casos. 

Para aumentar la detección temprana de casos es fundamental evaluar los medios de diagnóstico disponibles (incluidas las pruebas serológicas o de quimioluminiscencia rápidas y las pruebas de biología molecular) y los algoritmos más eficaces en función de los costos.  

La innovación, la investigación y el desarrollo, así como la evaluación de nuevos medios de diagnóstico y medicamentos, pueden agilizar la eliminación de la enfermedad como problema de salud pública.

Además se deben promover los estudios biomédicos, psicosociales y ambientales centrados en los determinantes y los factores de riesgo de la enfermedad para encontrar métodos novedosos de prevención y control.   

Los sistemas nacionales de información son también esenciales para monitorear el número de casos agudos y crónicos y las vías de transmisión activas, pero solo están implantados en seis de los 44 países que han notificado casos hasta la fecha. 

Respuesta de la OMS 

Desde el decenio de 1990, los gobiernos de la Región de las Américas han emprendido exitosamente diversas iniciativas que han permitido reducir sustancialmente la transmisión y aumentar el acceso al diagnóstico y al tratamiento antiparasitario de enfermedad de Chagas. El riesgo de transmisión de T. cruzi durante las transfusiones ha disminuido drásticamente gracias al tamizaje universal en todos los bancos de sangre de América Latina, una medida que se ha ido implementando progresivamente en otros países y continentes.  

En 2005, la OMS reconoció la enfermedad de Chagas como una enfermedad tropical desatendida, lo que facilitó su consideración como un problema de salud pública mundial y fue fundamental para fortalecer la prevención, el diagnóstico y el tratamiento antiparasitario tempranos, la atención integral, el seguimiento psicosocial y las actividades de información, educación y comunicación. Además, contribuyó a combatir la información errónea, la escasa demanda social y el débil compromiso político para hacer frente a la carga de la enfermedad. En mayo de 2019, la 72.ª Asamblea Mundial de la Salud estableció el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas, que desde entonces se celebra cada año el 14 de abril. 

En la Hoja de Ruta para las Enfermedades Tropicales Desatendidas 2021-2030, la enfermedad de Chagas figura entre las afecciones que se pretende eliminar como problema de salud pública. se proponen cinco metas: 

  1. la verificación de la interrupción de la transmisión vectorial domiciliaria;
  2. la verificación de la interrupción de la transmisión por transfusión;
  3. la verificación de la interrupción de la transmisión por trasplante de órganos;
  4. la verificación de la interrupción de la transmisión congénita;
  5. una cobertura del 75 % del tratamiento antiparasitario de la población en riesgo. 

Para lograr el objetivo de eliminar la transmisión de la enfermedad de Chagas a los seres humanos y proporcionar atención de salud a los afectados en todo el mundo, la OMS se propone reforzar el establecimiento de redes de trabajo a escala mundial y fortalecer las capacidades regionales y nacionales. 

 

Nota

  1. Argentina, Belice, Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guayana Francesa, Guyana, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela (República Bolivariana de).