Datos y cifras
- Las dioxinas son un grupo de productos químicos químicamente similares entre sí que contaminan de forma permanente el medio ambiente.
- Se encuentran en el medio ambiente de todo el mundo y se acumulan en las cadenas alimentarias, principalmente en el tejido adiposo de los animales.
- Más del 90% de la exposición en el ser humano se produce al ingerir alimentos, sobre todo carne y productos lácteos. Muchos países tienen programas de control de la contaminación alimentaria.
- Las dioxinas son muy tóxicas y pueden causar problemas reproductivos y del desarrollo, afectar a los sistemas inmunitario y hormonal y causar cáncer.
- Todas las personas están expuestas a concentraciones de base de dioxinas que, en principio, no afectan a su salud. Sin embargo, debido a que son compuestos muy tóxicos se adoptan medidas para reducir esa exposición.
Generalidades
Las dioxinas son unos productos químicos que contaminan el medio ambiente. Son uno de los 12 productos químicos peligrosos que se agrupan bajo el nombre de contaminantes orgánicos persistentes. Son preocupantes por su elevado potencial tóxico y en experimentos se ha demostrado que afectan a varios órganos y sistemas.
Una vez que penetran en el organismo, persisten en él durante mucho tiempo gracias a su estabilidad química y que se fijan al tejido adiposo, donde quedan almacenadas. Se calcula que su semivida en el organismo oscila entre 7 y 11 años. En el medio ambiente, tienden a acumularse en la cadena alimentaria. Cuanto más arriba se encuentre un animal en la cadena, mayor es su concentración de dioxinas.
La dioxina es un compuesto cuya fórmula es 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-para-dioxina (TCDD). No obstante, a menudo se denomina colectivamente «dioxinas» a un grupo de compuestos relacionados entre sí desde el punto de vista estructural y químico, constituido por las dibenzo-para-dioxinas policloradas (PCDD) y los dibenzofuranos policlorados (PCDF). Bajo esa designación también se incluyen algunos bifenilos policlorados (PCB) análogos a las dioxinas que poseen propiedades tóxicas similares. Se han identificado unos 419 tipos de dioxinas o compuestos relacionados con ellas, pero se considera que solo unos 30 causan una toxicidad importante, siendo la TCDD la más tóxica.
Fuentes de contaminación
Las dioxinas son fundamentalmente subproductos de procesos industriales, pero también pueden generarse en procesos naturales como las erupciones volcánicas y los incendios forestales. Son subproductos no deseados de numerosos procesos de fabricación tales como la fundición, el blanqueo de la pasta de papel con cloro y la fabricación de algunos herbicidas y plaguicidas. La incineración descontrolada de desechos (sólidos y hospitalarios) suele ser la causa más grave de emisión al medio ambiente, dado que la combustión es incompleta. Hay tecnología que permite incinerar desechos de forma controlada y con bajas emisiones.
Aunque las dioxinas se generan a nivel local, se acaban extendiendo en el medio ambiente en todo el mundo. Las mayores concentraciones se registran en algunos suelos, sedimentos y alimentos. En cuanto a los alimentos, estas concentraciones suelen ser más altas en los productos lácteos, las carnes, los pescados y los mariscos. En cambio, las concentraciones son muy bajas en las plantas, el agua y el aire.
Existen en todo el mundo grandes depósitos de aceites industriales de desecho con PCB, muchos con grandes concentraciones de PCDF. El almacenamiento prolongado y la eliminación inadecuada de estos materiales pueden liberar dioxinas al medio ambiente que contaminen los alimentos humanos y animales. Los desechos que contienen PCB no se pueden eliminar fácilmente sin contaminar el medio ambiente y a la población humana. Esos materiales tienen que ser tratados como desechos peligrosos, y lo mejor es destruirlos incinerándolos a altas temperaturas en instalaciones especializadas.
Incidentes de contaminación
En muchos países se analiza el contenido de dioxinas en los alimentos, lo que ha permitido detectar la contaminación con rapidez y, a menudo, reducir su impacto. En muchos casos, las dioxinas provienen de piensos contaminados; por ejemplo, se conocen algunos casos de niveles elevados de dioxinas en la leche o los piensos que procedían de la arcilla, la grasa o los gránulos de pulpa de cítricos utilizados para producir piensos.
Aunque cualquier país puede verse afectado, la mayoría de los casos se han notificado en países industrializados que disponen de medios adecuados de vigilancia de la contaminación alimentaria, donde hay más conciencia del peligro y en los que hay mejores mecanismos de control.
Efectos en la salud humana
La exposición breve del ser humano a altas concentraciones de dioxinas puede causar lesiones cutáneas, tales como acné clórico y manchas oscuras, así como alteraciones de la función hepática, mientras que la exposición prolongada se ha relacionado con alteraciones inmunitarias, del sistema nervioso en desarrollo, del sistema endocrino y de la función reproductora.
La exposición crónica de los animales a las dioxinas ha causado varios tipos de cáncer. En 1997 y 2012, el Centro Internacional OMS de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) realizó evaluaciones de la TCDD y, basándose en datos epidemiológicos de animales y humanos, ha clasificado la TCDD como carcinógeno humano. Sin embargo, este compuesto no afecta al material genético y, por debajo de un determinado nivel de exposición, el riesgo de cáncer podría ser insignificante.
Dada la omnipresencia de las dioxinas, todas las personas están expuestas de base y tienen una cierta concentración de dioxinas en el organismo que se denomina «carga corporal». En general, no cabe suponer que esta exposición de fondo afecte actualmente la salud pero, debido al gran potencial tóxico de estos compuestos, es preciso aplicar medidas para reducirla.
El feto es particularmente sensible a la toxicidad de las dioxinas. El recién nacido, cuyos órganos se desarrollan con rapidez, también puede ser más vulnerable a algunos de sus efectos. Algunos individuos o grupos de ellos pueden estar expuestos a mayores concentraciones debido a su alimentación (por ejemplo, en algunas zonas del mundo se consume pescado con frecuencia) o a su trabajo (como les ocurre a los trabajadores de la industria del papel y de la pasta de papel, fábrícas de incineración y vertederos de desechos peligrosos).
Prevención y control de la exposición
La incineración adecuada del material contaminado es el mejor método disponible para prevenir y controlar la exposición a las dioxinas. Además, permite destruir los aceites de desecho que contienen PCB. El proceso de incineración requiere temperaturas superiores a los 850 °C pero, para destruir grandes cantidades de material contaminado, se necesitan temperaturas de 1000 ºC o superiores.
La mejor manera de prevenir o reducir la exposición de las personas es evitarla desde sus fuentes, es decir, controlando estrictamente los procesos industriales para reducir al máximo la formación de dioxinas, de lo cual se deben ocupar los gobiernos de los países. La Comisión del Codex Alimentarius adoptó en 2001 un Código de prácticas sobre medidas aplicables en el origen para reducir la contaminación de los alimentos con sustancias químicas (CAC/RCP 49-2001) y, en 2006, se adoptó un Código de prácticas para la prevención y la reducción de la contaminación de los alimentos y piensos con dioxinas y BPC análogos a las dioxinas (CAC/RCP 62-2006).
También es muy importante proteger los alimentos, ya que más del 90% de la exposición humana a las dioxinas procede de ellos, fundamentalmente de la carne, los productos lácteos, el pescado y el marisco. Además de las medidas aplicables en origen para reducir la emisión de dioxinas, es necesario evitar la contaminación secundaria de los alimentos a lo largo de la cadena alimentaria. Es fundamental aplicar los controles y prácticas adecuados durante la producción básica, el procesamiento, la distribución y la venta de alimentos. A menudo, la causa subyacente de esta contaminación es la presencia de dioxinas en el pienso.
Se deben implantar sistemas de vigilancia de la contaminación de los alimentos y los piensos que garanticen que no se superan los niveles tolerados. Los productores de piensos y alimentos son los responsables de garantizar la inocuidad de las materias primas y de los procesos de producción, mientras que la vigilancia de la inocuidad de los alimentos y la adopción de medidas de protección de la salud pública es competencia de los gobiernos nacionales. Cuando se sospeche la presencia de contaminación, los países deben aplicar planes de contingencia para detectar, separar y eliminar los alimentos y piensos contaminados. Además, deben examinarse la población afectada (por ejemplo, determinando los contaminantes en la sangre y la leche humanas) y sus efectos (por ejemplo, mediante la vigilancia clínica para detectar posibles signos de enfermedad).
¿Qué puede hacer el consumidor para reducir el riesgo de exposición?
La eliminación de la grasa de la carne y el consumo de productos lácteos con bajo contenido graso pueden reducir la exposición a las dioxinas. Una dieta equilibrada, con cantidades adecuadas de fruta, verduras y cereales, contribuye a evitar una exposición excesiva a una misma fuente. Esta es una estrategia a largo plazo para reducir la carga corporal y, probablemente, es más importante en las niñas y las mujeres jóvenes con el fin de proteger de la exposición al feto y a los lactantes amamantados. No obstante, los consumidores tienen poco margen para reducir su exposición.
Medición de las dioxinas en el medio ambiente y los alimentos
El análisis químico cuantitativo de las dioxinas requiere métodos sofisticados de los que solo disponen algunos laboratorios. El costo de los análisis es muy elevado y depende del tipo de muestra, pero oscila entre US$ 1000 para una única muestra biológica y varios miles de dólares estadounidenses para realizar una evaluación exhaustiva de las emisiones de un incinerador de desechos.
Se están desarrollando nuevos métodos biológicos de detección, basados en células o anticuerpos, cuya utilización en las muestras de alimentos y piensos se está validando cada vez más. Estos métodos de cribado permitirán realizar más análisis con un costo menor, si bien un resultado positivo debe confirmarse siempre mediante análisis químicos más complejos.
Respuesta de la OMS
En 2015, la OMS publicó por vez primera estimaciones de la carga mundial de enfermedades transmitidas por los alimentos, en las que se observó que la exposición a las dioxinas aumentaba considerablemente la prevalencia de estas enfermedades y afectaba sobre todo a la fecundidad y la función tiroidea.
La OMS ha celebrado una serie de reuniones de expertos para fijar la ingesta tolerable de dioxinas. En 2001, el Comité Mixto de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios llevó a cabo una evaluación exhaustiva de los riesgos de las PCDD, los PCDF y los PCB análogos a las dioxinas.
La OMS, en colaboración con la FAO, publicó a través de la Comisión del Codex Alimentarius un Código de prácticas para la prevención y la reducción de la contaminación de los alimentos y piensos con dioxinas y bifenilos policlorados análogos a las dioxinas. Este documento proporciona a las autoridades nacionales y regionales orientación sobre las medidas de prevención.
Asimismo, la OMS ha establecido y reexaminado periódicamente en reuniones consultivas de expertos los factores de equivalencia tóxica de las dioxinas y compuestos conexos en el ser humano, otros mamíferos, las aves y los peces. Los valores más recientes se fijaron en 2022.