VIH y sida

13 de julio de 2023

Datos y cifras

  • El VIH, que continúa siendo uno de los mayores problemas para la salud pública mundial, se ha cobrado ya más de 44,1 millones de vidas y se sigue transmitiendo en todos los países del mundo.
  • Se calcula que a finales de 2024 había 40,8 millones de personas infectadas por este virus, el 65 % en la Región de África de la OMS.
  • En ese año fallecieron alrededor de 630 000 personas por causas relacionadas con el VIH y 1,3 millones contrajeron el virus.
  • Aunque la infección por el VIH no tiene cura, el acceso creciente a la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la atención eficaces tanto de esta infección como de las infecciones oportunistas la ha convertido en un problema de salud que, a pesar de ser crónico, se puede tratar para poder llevar una vida larga y saludable.
  • La OMS, el Fondo Mundial y el ONUSIDA cuentan con estrategias mundiales contra el VIH que están en consonancia con la meta 3.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible consistente en poner fin a la epidemia de VIH para 2030.
  • En 2025, el 95 % de las personas con VIH deberán estar diagnosticadas, el 95 % de ellas deberán estar tomando un tratamiento antirretrovírico (TAR) que les salve la vida y el 95 % de los casos tratados deberán tener suprimida la carga vírica, tanto en beneficio de su salud como para reducir la transmisión del virus. En 2024, estos porcentajes fueron del 87 %, el 89 % y el 94%, respectivamente.
  • En 2024, de todas las personas con VIH, el 87 % conocía su estado, el 77 % recibía TAR y el 73 % tenía la carga vírica suprimida.

Panorama general

La infección por el VIH ataca el sistema inmunitario. La fase más avanzada de la enfermedad se denomina síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).

El VIH ataca los glóbulos blancos, lo cual debilita el sistema inmunitario y facilita que se contraigan enfermedades como la tuberculosis, otras infecciones y algunos tipos de cáncer.

El virus se transmite a través de los líquidos corporales de las personas infectadas, como la sangre, la leche materna, el semen y las secreciones vaginales, pero no al dar besos o abrazos ni al compartir alimentos. Otra vía de contagio es de madre a hijo.

La infección por el VIH se puede tratar y prevenir con un tratamiento antirretrovírico (TAR), pero, si no se trata, puede causar sida, a menudo al cabo de muchos años.

La OMS considera que la enfermedad por el VIH está avanzada cuando se encuentra en la fase 3 o la fase 4 de la clasificación de la OMS o cuando el número de linfocitos CD4 es inferior a 200 por mm3 en los adultos y los adolescentes. Se considera que todos los niños menores de cinco años infectados por el VIH padecen enfermedad avanzada, con independencia de su estado inmunológico o clínico.

Signos y síntomas

Los síntomas de la infección por el VIH difieren en función de la fase de la enfermedad.

El virus se transmite más fácilmente en los primeros meses posteriores a la infección, pero muchas personas no saben que están infectadas hasta fases más avanzadas. En las primeras semanas posteriores al contagio puede no haber ningún síntoma, mientras que en otros casos aparece un síndrome gripal con:

  • fiebre
  • dolor de cabeza
  • erupciones cutáneas
  • dolor de garganta

A medida que la infección debilita progresivamente el sistema inmunitario, pueden aparecer otros signos y síntomas:

  • inflamación de los ganglios linfáticos
  • pérdida de peso
  • fiebre
  • diarrea
  • tos

Si no se trata, pueden contraerse enfermedades graves:

  • tuberculosis
  • meningitis criptocócica
  • infecciones bacterianas graves
  • cánceres, como los linfomas o el sarcoma de Kaposi.

El VIH puede causar un agravamiento de otras infecciones, como la hepatitis B, la hepatitis C y la viruela símica (mpox).

Transmisión

El VIH se transmite a través de líquidos corporales de la persona infectada, como la sangre, la leche materna, el semen o las secreciones vaginales, y también puede transmitirse al bebé durante el embarazo y el parto. En cambio, no se transmite mediante formas habituales de contacto como los besos, los abrazos y los apretones de manos ni por compartir objetos personales, agua o alimentos.

Es importante recalcar que las personas con VIH que están recibiendo TAR y tienen una carga vírica indetectable no transmiten el virus a sus parejas sexuales. El acceso temprano al TAR y el apoyo para continuar el tratamiento son, por tanto, esenciales no solo para mejorar la salud de los pacientes, sino también para prevenir la transmisión del virus.

Factores de riesgo

Los siguientes comportamientos y afecciones aumentan el riesgo de contraer el VIH:

  • tener relaciones sexuales anales o vaginales sin preservativo
  • padecer otras infecciones de transmisión sexual (ITS), como sífilis, herpes, clamidiasis, gonorrea o vaginosis bacteriana
  • consumir de forma nociva bebidas alcohólicas o drogas en el contexto de las relaciones sexuales
  • compartir soluciones de drogas, agujas, jeringuillas u otros objetos para inyecciones contaminados
  • recibir inyecciones, transfusiones o trasplantes de tejidos sin garantías de seguridad o someterse a procedimientos médicos que entrañen cortes o perforaciones con instrumental no esterilizado
  • pincharse accidentalmente con una aguja, lo cual es particularmente frecuente en el personal de salud

Diagnóstico

La infección por el VIH puede diagnosticarse mediante pruebas rápidas que ofrecen resultados el mismo día, lo que facilita enormemente el diagnóstico precoz y permite iniciar la prevención y el tratamiento. Además, hay pruebas que puede realizar el propio paciente. Con todo, ninguna prueba puede proporcionar por sí sola un diagnóstico fiable de seropositividad para el VIH, por lo que es preciso realizar una prueba confirmatoria en un centro comunitario o dispensario por parte de un trabajador de la salud o comunitario cualificado y formado. La infección por el VIH se puede detectar con gran exactitud mediante pruebas precalificadas por la OMS en el marco de una estrategia de detección y siguiendo un algoritmo aprobado a nivel nacional.

Las pruebas de uso más generalizado para este diagnóstico detectan los anticuerpos que genera la respuesta inmunitaria contra el virus. En la mayoría de las personas, estos anticuerpos aparecen en los 28 días posteriores a la infección. Durante este periodo en que todavía no se han generado suficientes anticuerpos para que se puedan detectar mediante diversas pruebas rápidas (el denominado «periodo de ventana»), el paciente puede transmitir el VIH. Las personas que hayan tenido una exposición reciente de alto riesgo y obtengan un resultado negativo pueden hacerse una prueba adicional 28 días después.

Tras un resultado positivo en una primera prueba diagnóstica, se debe efectuar otra antes de iniciar la atención y el tratamiento para descartar que los resultados sean incorrectos o se hayan notificado erróneamente. Aunque hay pruebas de detección simples y eficaces para los adolescentes y los adultos, no ocurre lo mismo con los lactantes de madres positivas para el VIH. Las pruebas rápidas de anticuerpos no bastan para detectar la infección en los niños menores de 18 meses, por lo que se deben realizar pruebas virológicas al nacer o a las seis semanas. En la actualidad hay nuevas técnicas que permiten realizar estas pruebas en el lugar de atención y obtener los resultados en el mismo día, lo cual permite atender al paciente e iniciar el tratamiento con mayor rapidez.

Prevención

La enfermedad por VIH se puede prevenir. El riesgo de infección se puede reducir mediante:

  • el uso de preservativos masculinos o femeninos durante las relaciones sexuales
  • la realización de pruebas de detección del VIH y de otras infecciones de transmisión sexual
  • la circuncisión masculina
  • los servicios de reducción de daños para las personas que consumen drogas por vía inyectable

La profilaxis previa a la exposición es una intervención preventiva de la infección por el VIH basada en la evidencia que consiste en administrar a personas no infectadas por el virus un fármaco antirretrovírico para reducir el riesgo de contraerlo. La OMS recomienda los siguientes métodos: 

  • tenofovir oral 
  • el anillo vaginal de dapivirina
  • cabotegravir inyectable de acción prolongada
  • lenacapavir inyectable de acción prolongada

También se pueden prescribir antirretrovíricos para prevenir la transmisión del VIH de la madre al niño.

Las personas que toman un TAR y no presentan virus en la sangre no contagian a sus parejas sexuales, por lo que la ampliación del acceso a las pruebas y al TAR es muy importante para prevenir la infección.

La administración de antirretrovíricos a personas no infectadas por el VIH puede prevenir la infección

Cuando los antirretrovíricos se administran antes de una posible exposición al VIH, la intervención se denomina profilaxis previa a la exposición; cuando se toman tras la exposición, se habla de profilaxis posterior a la exposición. Ambas modalidades se pueden utilizar, previa consulta a un médico cuando el riesgo de contraer el VIH es alto.

Tratamiento

La infección por el VIH no tiene cura, pero se puede tratar con fármacos antirretrovíricos que detienen la multiplicación del virus.

Los fármacos antirretrovíricos actuales no curan la infección, pero ayudan a reforzar el sistema inmunitario para que siga luchando contra otras infecciones.

Estos antirretrovíricos se toman diariamente de por vida.

El TAR reduce la cantidad de virus presentes en el organismo, lo cual evita los síntomas y permite llevar una vida plena y saludable. Las personas infectadas por el VIH que estén tomando TAR y no tengan virus detectables en la sangre no contagian a sus parejas sexuales.

Las embarazadas infectadas por el VIH deben tener acceso al TAR y tomarlo cuanto antes para proteger su salud y no transmitir el virus al feto antes del parto o al lactante durante la lactancia materna.

La enfermedad avanzada por el VIH sigue siendo un problema a la hora de luchar contra este virus. La OMS está ayudando a los países a aplicar un programa de atención a la enfermedad avanzada a fin de reducir los síntomas y las defunciones. Además, se están desarrollando nuevos fármacos contra el VIH y pautas terapéuticas breves para infecciones oportunistas que, en el futuro, podrían cambiar el modo en que se toma el TAR y los tratamientos profilácticos, en particular formulaciones inyectables de acción prolongada con fármacos como el lenacapavir, que la FDA ha autorizado recientemente para prevenir la infección por el VIH.

Más información sobre los tratamientos contra el VIH

Respuesta de la OMS

Gracias a las estrategias mundiales del sector de la salud contra el VIH, las hepatitis víricas y las infecciones de transmisión sexual para el periodo 2022-2030, se están aplicando medidas estratégicas para lograr los objetivos de poner fin al sida, las hepatitis B y C y las infecciones de transmisión sexual de aquí a 2030. 

Los programas mundiales de la OMS contra la infección por el VIH, las hepatitis y las ITS recomiendan una serie de medidas tanto compartidas como específicas para cada enfermedad, que están respaldadas por la OMS y sus asociados. En ellos se tienen en cuenta los cambios epidemiológicos, tecnológicos y contextuales ocurridos en años anteriores, se fomenta el aprendizaje en todas las áreas y se brinda la oportunidad de aprovechar las innovaciones y los nuevos conocimientos para responder eficazmente a estas enfermedades. 

Para aplicar los programas de la OMS es preciso centrarse en las personas más afectadas y con mayor riesgo de contraer cada enfermedad, así como corregir las inequidades existentes. De ese modo, se promueven sinergias en el marco de la cobertura sanitaria universal y la atención primaria y se contribuye a alcanzar las metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.