Datos y cifras
- A escala mundial, más de mil millones de personas tienen una afección de salud mental.
- Existen estrategias asequibles, eficaces y viables para promover, proteger y recuperar la salud mental.
- La necesidad de actuar en relación con la salud mental es indiscutible y urgente.
- La salud mental tiene valor intrínseco e instrumental y es parte integral de nuestro bienestar.
Panorama general
La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todo su potencial, aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a su comunidad. Tiene un valor intrínseco e instrumental y es un derecho humano fundamental.
La salud mental se da en un proceso continuo complejo, que cada persona experimenta de una manera diferente. En un momento dado, un conjunto diverso de factores individuales, familiares, comunitarios y estructurales pueden combinarse para proteger la salud mental o socavarla. Aunque la mayoría de las personas son resilientes, las que están expuestas a circunstancias adversas corren un mayor riesgo de tener una afección de salud mental.
Las afecciones de salud mental comprenden los trastornos mentales y las discapacidades psicosociales, así como otros estados mentales asociados a un alto grado de angustia, discapacidad funcional o riesgo de conducta autolesiva. Muchas afecciones de salud mental pueden tratarse con eficacia a un costo relativamente bajo, aunque los sistemas de salud siguen teniendo considerables limitaciones de recursos y en todo el mundo se registran importantes brechas terapéuticas.
Riesgos y factores de protección
Los riesgos y factores de protección que influyen en la salud mental actúan en múltiples niveles.
Hay factores individuales, como las habilidades emocionales, el uso indebido de sustancias y la genética, que pueden incrementar la vulnerabilidad a los problemas de salud mental.
Los factores sociales y ambientales –como la pobreza, la violencia, la desigualdad y la degradación del medio ambiente– también aumentan el riesgo de sufrir afecciones de salud mental.
Los riesgos pueden manifestarse en todas las etapas de la vida, pero los que sobrevienen durante periodos sensibles del desarrollo, sobre todo en la primera infancia, son especialmente perjudiciales. Por ejemplo, la crianza severa y los castigos físicos pueden dañar la salud infantil y el acoso escolar es un importante factor de riesgo de las afecciones de salud mental.
Del mismo modo, los factores de protección se dan durante toda la vida y contribuyen a reforzar la resiliencia. Entre ellos se cuentan las habilidades socioemocionales individuales, las interacciones sociales positivas, el acceso a una educación de calidad, trabajo decente, vecindarios seguros y sólidos lazos comunitarios.
Los riesgos para la salud mental y los factores de protección de la salud mental pueden encontrarse a diferentes escalas. A escala local, los retos afectan a personas, familias y comunidades, mientras que las amenazas a escala mundial –recesiones económicas, brotes epidémicos, emergencias humanitarias, desplazamientos forzados y cambio climático– repercuten en toda la población.
Ningún factor por sí solo permite prever de forma fiable los desenlaces en materia de salud mental. Muchas personas expuestas a factores de riesgo nunca llegan a presentar una afección de salud mental, mientras que otras pueden verse afectadas sin ningún riesgo conocido. Con todo, la interacción de esos determinantes moldea colectivamente la salud mental a lo largo del tiempo.
Promoción y prevención en materia de salud mental
Las iniciativas de promoción y prevención tienen por objeto mejorar la salud mental abordando los determinantes individuales, sociales y estructurales de la salud mental. Las intervenciones pueden concebirse para personas, grupos específicos o toda la población.
Dado que muchos determinantes están fuera del sector de la salud, para ser eficaces los programas de promoción y prevención requieren colaboración intersectorial. Los sectores de la educación, trabajo, justicia, transporte, medio ambiente, vivienda y bienestar desempeñan una función crucial. El sector de la salud puede contribuir incorporando la promoción y la prevención en sus servicios y liderando o apoyando la coordinación multisectorial.
La prevención del suicidio es una prioridad mundial y forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Entre las principales estrategias se incluyen: limitar el acceso a los medios de suicidio, fomentar una cobertura mediática responsable, apoyar el aprendizaje socioemocional en los adolescentes y favorecer la intervención temprana. Prohibir los plaguicidas altamente peligrosos es una intervención especialmente económica y costoeficaz para reducir las tasas de suicidio.
Promover la salud mental en la infancia y la adolescencia es otra prioridad. Existen enfoques eficaces como políticas y leyes que protegen la salud mental, la prestación de apoyo a los cuidadores, los programas escolares y las mejoras en los entornos comunitarios y en línea. Entre los citados, los programas escolares de aprendizaje socioemocional son especialmente eficaces en todos los niveles de ingresos.
La salud mental en el trabajo es una esfera de interés creciente que puede favorecerse mediante legislación y reglamentación, políticas en el lugar de trabajo, capacitación de gerentes e intervenciones dirigidas a los trabajadores.
Atención y tratamiento en materia de salud mental
Las iniciativas nacionales para fortalecer la salud mental deben centrarse no solo en promover el bienestar mental de todas las personas, sino también en atender las necesidades de las personas con afecciones de salud mental.
La mejor forma de conseguir este objetivo es prestando atención comunitaria de salud mental, que es más accesible y aceptable que la atención institucional, ayuda a prevenir violaciones de derechos humanos y ofrece mejores resultados en la recuperación. Dicha atención debería proporcionarse a través de una red de servicios coordinados que comprendan:
- servicios de salud mental integrados en la atención general de salud, ofrecidos comúnmente en hospitales generales y en colaboración con personal de atención primaria no especializado;
- servicios comunitarios especializados en salud mental, como centros y equipos comunitarios de salud mental, rehabilitación psicosocial, apoyo entre pares y asistencia para la vida cotidiana; y
- apoyo en materia de salud mental en entornos ajenos a la atención de salud, como los servicios de protección infantil, los programas de salud escolar y las prisiones.
Dado el enorme déficit de atención de las afecciones habituales de salud mental, como la depresión y la ansiedad, los países deben también explorar formas innovadoras de diversificar y ampliar la atención. Entre ellas se incluyen intervenciones psicológicas no especializadas y herramientas digitales de autoayuda, que se pueden ampliar a escala de forma eficiente y asequible.
Respuesta de la OMS
Todos los Estados Miembros de la OMS se han comprometido a aplicar el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2030, cuyo objetivo es mejorar la salud mental por medio de cuatro estrategias principales centradas en el liderazgo, la atención comunitaria, la promoción y prevención, y los datos. En el análisis más reciente realizado por la OMS sobre el desempeño de los países en relación con el Plan de Acción (Mental health atlas 2024) se mostró que los avances hacia las metas acordadas siguen siendo insuficientes.
Para acelerar la adopción de medidas, en el Informe mundial de la OMS sobre la salud mental: transformar la salud mental para todos se insta a los países a centrarse en tres vías de transformación:
- profundizar en el valor que atribuyen a la salud mental las personas, las comunidades y los gobiernos, con el respaldo de una participación significativa e inversión intersectorial;
- reconfigurar los entornos – en los hogares, las escuelas, los lugares de trabajo y las comunidades– para proteger mejor la salud mental y prevenir las afecciones conexas; y
- fortalecer la atención de salud mental estableciendo redes comunitarias de servicios y apoyos accesibles, asequibles y de calidad que atiendan todo el espectro de necesidades.
La OMS hace especial hincapié en los derechos humanos, el empoderamiento de las personas con experiencia propia y el fomento de la colaboración multisectorial.
La OMS sigue trabajando a escala nacional e internacional –en particular en entornos humanitarios– para proporcionar liderazgo estratégico, evidencias, herramientas y apoyo técnico con el fin de ayudar a los gobiernos y asociados impulsar una transformación colectiva hacia una mejor salud mental para todas las personas.