Datos y cifras
- En 2024, 1,23 millones de personas murieron de tuberculosis, entre ellas 150 000 personas con infección por el VIH. A escala mundial, la tuberculosis es la principal causa de muerte por un patógeno infeccioso y figura entre las 10 primeras causas de mortalidad.
- Además, en 2024 fue la enfermedad más mortífera para las personas con infección por el VIH y una de las principales causas de fallecimientos relacionados con la resistencia a los antimicrobianos.
- Se calcula que en 2024 contrajeron tuberculosis 10,7 millones de personas en todo el mundo: 5,8 millones de hombres, 3,7 millones de mujeres y 1,2 millones de niños. La tuberculosis está presente en todos los países y en todos los grupos de edad.
- La tuberculosis multirresistente sigue siendo una crisis de salud pública y una amenaza para la seguridad sanitaria. Solo dos de cada cinco personas con tuberculosis farmacorresistente tuvieron acceso al tratamiento en 2024.
- Se estima que las actividades realizadas en todo el mundo para combatir la tuberculosis han salvado la vida a 83 millones de personas desde el año 2000.
- Es una enfermedad prevenible y curable.
Panorama general
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por el bacilo tuberculoso, una bacteria que suele afectar a los pulmones. Se transmite por vía aérea cuando una persona enferma tose, estornuda o escupe.
Se trata de una enfermedad prevenible y curable.
Se estima que alrededor de una cuarta parte de la población mundial se ha infectado por el bacilo tuberculoso. En general, las personas infectadas no se sienten enfermas ni contagian la enfermedad, pero entre el 5 y el 10 % acaban presentando síntomas y enferman de tuberculosis. Los bebés y los niños tienen un mayor riesgo de contraer la enfermedad si se infectan.
La enfermedad tuberculosa suele tratarse con antibióticos y puede ser mortal si no se trata.
En algunos países se administra la vacuna antituberculosa BCG (bacilo de Calmette-Guérin) a los bebés y los niños pequeños, que previene la muerte y los protege frente a las formas graves de esta enfermedad.
Hay afecciones que pueden aumentar el riesgo de contraer la tuberculosis:
- la diabetes (exceso de azúcar en la sangre);
- un sistema inmunitario debilitado (por ejemplo, debido a la infección por el VIH);
- la desnutrición;
- el consumo de tabaco; y
- el consumo nocivo del alcohol.
Sintomatología
En general, las personas infectadas no se sienten enfermas ni transmiten el bacilo, y solo una pequeña proporción enferma y presenta síntomas. Los bebés y los niños tienen un riesgo mayor de contraer la enfermedad si se infectan.
Los bacilos tuberculosos pueden multiplicarse en el organismo y afectar a varios órganos; en ese momento se considera que la persona tiene tuberculosis. Los síntomas pueden ser leves durante muchos meses, lo que facilita la transmisión inadvertida a otras personas. Estos síntomas dependen de la zona del cuerpo afectada: aunque habitualmente afectan a los pulmones, también pueden producirse en los riñones, el cerebro y la columna vertebral.
Además, algunas personas con tuberculosis no presentan síntomas pero pueden transmitir la enfermedad.
Los síntomas habituales de la tuberculosis son:
- tos persistente, a veces con sangre;
- dolor torácico;
- astenia;
- cansancio;
- pérdida de peso;
- fiebre; y
- sudores nocturnos.
Estos síntomas dependen de la parte del cuerpo afectada: aunque habitualmente afectan a los pulmones, también pueden producirse en los riñones, el cerebro, la columna vertebral y la piel.
Prevención
Para ayudar a prevenir la infección tuberculosa y su propagación, siga estos pasos:
- Busque atención médica si presenta síntomas como tos prolongada, fiebre y una pérdida de peso de causa desconocida, ya que el tratamiento precoz de la tuberculosis puede ayudar a detener su propagación y a aumentar la probabilidad de recuperación.
- Hágase la prueba de la infección tuberculosa si se encuentra en una situación de mayor riesgo, por ejemplo, si está infectado por el VIH o en contacto con personas con tuberculosis en su hogar o en su lugar de trabajo.
- El tratamiento profiláctico puede impedir que la infección evolucione a enfermedad. Si le recetan uno de estos tratamientos, complete todo el esquema terapéutico prescrito.
- Si tiene tuberculosis, adopte medidas de higiene al toser: evite el contacto con otras personas, use mascarilla, cúbrase la boca y la nariz al toser y estornudar, y deshágase correctamente del esputo y de los pañuelos usados.
- Hay medidas específicas, como el uso de mascarillas y la ventilación adecuada de las estancias, que son importantes para reducir la infección en los establecimientos de atención de salud y en otros entornos.
Diagnóstico
La OMS recomienda realizar una prueba rápida de diagnóstico como primer paso a todas las personas que presenten signos y síntomas de tuberculosis.
Como prueba diagnóstica rápida, la OMS recomienda los ensayos moleculares y las pruebas que utilizan biomarcadores y se aplican en el lugar de atención. Todas estas pruebas son precisas y pueden proporcionar resultados iniciales que orienten las decisiones terapéuticas en un plazo de 48 horas tras la recogida de la muestra. Estas pruebas pueden contribuir de manera notable a detectar la enfermedad en una fase temprana y a diagnosticar casos de farmacorresistencia.
El diagnóstico de las formas de tuberculosis resistentes a medicamentos, como la tuberculosis multirresistente, la asociada al VIH y la tuberculosis en la infancia, puede resultar complejo. La OMS recomienda tipos de muestras, pruebas y estrategias específicas para detectar estas formas de tuberculosis y aumentar así las probabilidades de que la detección sea temprana y precisa.
Para determinar si una persona está infectada, se puede utilizar la prueba de la tuberculina, el ensayo de liberación de interferón gamma o las nuevas pruebas cutáneas con antígenos. Los resultados de estas pruebas permiten determinar qué personas con alto riesgo de contraer tuberculosis se beneficiarán más del tratamiento profiláctico.
Tratamiento
La tuberculosis se trata con antibióticos específicos. El tratamiento está recomendado tanto para la infección tuberculosa como para la enfermedad propiamente dicha.
Los antibióticos más empleados son:
- rifampicina;
- isoniacida;
- pirazinamida; y
- etambutol.
Estos fármacos deben tomarse a diario durante 4 a 6 meses para que resulten eficaces. Es peligroso suspender el tratamiento antes de tiempo o sin consejo médico, ya que los bacilos tuberculosos presentes en el organismo podrían adquirir resistencias farmacológicas.
Cuando la tuberculosis no responde a los medicamentos habituales, se la denomina «farmacorresistente» y requiere utilizar otros fármacos.
Tuberculosis multirresistente (TB-MDR)
La farmacorresistencia surge cuando los fármacos antituberculosos se toman de forma inadecuada debido a una prescripción incorrecta por parte de los profesionales de la salud, a la mala calidad de los medicamentos o a la interrupción prematura del tratamiento por parte de los pacientes.
Los bacilos multirresistentes no se ven afectados por la isoniazida y la rifampicina, los dos fármacos antituberculosos de primera línea más eficaces. La tuberculosis multirresistente puede tratarse y curarse con otros fármacos, pero son más caros y causan más efectos secundarios. Puede administrarse profilaxis con levofloxacino a las personas expuestas a bacilos multirresistentes.
En algunos casos, la tuberculosis puede ser extensamente resistente (tuberculosis XDR). Las bacterias que no responden a los medicamentos antituberculosos más eficaces contra la tuberculosis multirresistente pueden dejar muy pocas opciones terapéuticas disponibles.
La TB-MDR sigue causando una crisis de salud pública, ya que solo alrededor de dos de cada cinco personas afectadas tuvieron acceso a tratamientos en 2024.
De conformidad con las directrices de la OMS, el diagnóstico de tuberculosis multirresistente requiere una confirmación bacteriológica y la determinación de la farmacorresistencia mediante pruebas moleculares rápidas o cultivo.
Las nuevas directrices de la OMS publicadas en 2022 priorizan un esquema oral de seis meses que combina bedaquilina, pretomanid, linezolid y moxifloxacino (BPaLM), o bedaquilina, pretomanid y linezolid (BPaL), como tratamiento de elección para los pacientes que cumplan los requisitos establecidos. A escala mundial, aproximadamente 34 000 personas con tuberculosis multirresistente o resistente a la rifampicina iniciaron un tratamiento con los esquemas más breves de 6 meses (BPaLM o la combinación de bedaquilina, delamanid, linezolid, levofloxacino y clofazimina) en 2024, lo que supone un aumento sustancial respecto de las 5653 tratadas en 2023 y las 1744 en 2022. La menor duración del tratamiento, el número más reducido de comprimidos y la elevada eficacia de este nuevo esquema pueden contribuir a aliviar la carga sobre los sistemas de salud y a ahorrar recursos valiosos para seguir ampliando la cobertura del diagnóstico y el tratamiento para todas las personas que los necesitan. La OMS recomienda ampliar el acceso a los tratamientos administrados exclusivamente por vía oral.
Tuberculosis y VIH
Las personas infectadas por el VIH tienen una probabilidad 12 veces mayor de enfermar de tuberculosis que las VIH-negativas. La tuberculosis es una de las principales causas de muerte entre las personas con VIH.
La combinación de ambas infecciones es letal, ya que una acelera la evolución de la otra. En 2024 fallecieron unas 150 000 personas por tuberculosis asociada al VIH. Ese mismo año, el 82 % de las personas que enfermaron de tuberculosis presentaban infección por el VIH confirmada mediante una prueba de detección, lo que representa un ligero aumento respecto al 81 % registrado en 2023. La Región de África de la OMS soporta la mayor carga de tuberculosis asociada al VIH. Solo el 61 % de las personas con VIH que contrajeron tuberculosis en 2024 fueron tratadas con antirretrovíricos.
En 2004, la OMS recomendó por primera vez poner en marcha actividades conjuntas sobre ambas infecciones para reducir la morbimortalidad de la tuberculosis asociada al VIH. Estas actividades abarcan el tamizaje bidireccional y la prevención y el tratamiento de las infecciones y de las enfermedades. Se calcula que la ampliación del tratamiento de la tuberculosis y del tratamiento antirretrovírico desde 2005 ha evitado 9,8 millones de defunciones.
Alcance
La tuberculosis afecta principalmente a los adultos en sus años más productivos, aunque ningún grupo de edad está exento de riesgo. Más del 80 % de los casos y de las muertes se registran en países de ingresos bajos y medianos.
La tuberculosis está presente en todo el mundo. En 2024, el mayor número de casos nuevos se registró en la Región de Asia Sudoriental de la OMS (el 34 %), seguida de la del Pacífico Occidental (el 27 %) y la de África (el 25 %). Alrededor del 87 % de los casos nuevos se concentraron en los 30 países con mayor carga. Dos tercios del total mundial ocurrieron en la India (el 25 %), Indonesia (el 10 %), Filipinas (el 6,8 %), China (el 6,5 %), el Pakistán (el 6,3 %), Nigeria (el 4,8 %), la República Democrática del Congo (el 3,9 %) y Bangladesh (el 3,6 %). Los cinco países más afectados concentraron el 55 % de los casos mundiales.
En conjunto, alrededor del 50 % de las personas tratadas por tuberculosis y sus familias afrontan costos que se consideran gastos catastróficos —es decir, superiores al 20 % de la renta doméstica— en forma de gastos directos en atención médica, gastos de otra índole y costos indirectos, como la pérdida de ingresos. Estas cifras muestran que aún estamos lejos de la meta de que no haya ningún caso más, tal como establece la Estrategia Fin a la Tuberculosis. Las personas inmunodeprimidas —por ejemplo, las que padecen desnutrición o diabetes y las infectadas por el VIH— y las que consumen tabaco corren un riesgo mucho mayor de enfermar de tuberculosis. Se calcula que, en 2024, 0,97 millones de casos nuevos se debieron a la desnutrición, 0,93 millones a la diabetes, 0,74 millones a trastornos por consumo de alcohol, 0,70 millones al tabaquismo y 0,57 millones a la infección por el VIH.
Inversiones para poner fin a la tuberculosis
Se necesitan US$ 22 000 millones al año para la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la atención de la tuberculosis con el fin de alcanzar en 2027 la meta mundial acordada en la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas sobre la tuberculosis celebrada en 2023.
Como en el decenio anterior, la mayor parte del gasto en servicios relacionados con la tuberculosis en 2024 (el 82 %) provino de fuentes nacionales. En cifras absolutas, el Brasil, China, la India, la Federación de Rusia y Sudáfrica destinaron USD 3100 millones (el 64 %) del total de USD 4800 millones aportados por fuentes nacionales en los países de ingresos bajos y medianos. La financiación de los donantes internacionales ascendió a USD 1100 millones y, desde 2015, se ha mantenido casi todos los años entre 1100 y 1200 millones. En cuanto a la investigación y la innovación en tuberculosis, los USD 1200 millones destinados en 2023 siguen estando muy por debajo del objetivo mundial fijado en USD 5000 millones anuales, debido al bajo nivel general de inversión. Hasta la fecha, este nivel de inversión ha limitado los progresos.
Respuesta de la OMS
La OMS colabora estrechamente con los países, los asociados y la sociedad civil para ampliar la respuesta a la tuberculosis, ejecutando seis funciones básicas destinadas a contribuir al logro de las metas de la declaración política de la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas de 2023, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Estrategia Fin a la Tuberculosis y las prioridades estratégicas de la Organización.