10 datos sobre la discapacidad

7 de marzo de 2023

La equidad sanitaria para las personas con discapacidad es una prioridad de salud mundial: una de cada seis personas en todo el mundo tiene una discapacidad importante, y se prevé que la cifra vaya en aumento.

La equidad sanitaria para las personas con discapacidad es una prioridad de derechos humanos: las personas con discapacidad tienen derecho a gozar del grado máximo de salud que se pueda lograr. Sin embargo, a menudo experimentan violencia y prejuicios, y se enfrentan a obstáculos para acceder a la atención de salud.

La equidad sanitaria para las personas con discapacidad es una prioridad de desarrollo: en los países de ingreso bajo y mediano el número de personas con discapacidad es mayor. La discapacidad y la pobreza se refuerzan mutuamente y contribuyen a las inequidades en la salud.

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Más de mil millones de personas tienen una discapacidad importante.

Se calcula que 1300 millones de personas experimentan una discapacidad importante, lo que representa el 16% de la población mundial, o una de cada seis personas.

La prevalencia mundial de personas con discapacidad está aumentando considerablemente.

Este aumento se debe a cambios demográficos y epidemiológicos en la población (como el envejecimiento y el aumento mundial de las afecciones crónicas) y a las emergencias sanitarias (como brotes epidémicos, desastres naturales y conflictos).

Las personas con discapacidad se enfrentan a numerosas inequidades sanitarias.

Muchas personas con discapacidad experimentan desenlaces desfavorables en materia de salud y se enfrentan a obstáculos para acceder a los servicios de salud. Por ejemplo, muchas personas con discapacidad:

  • es probable que mueran 20 años antes;
  • tienen más del doble de riesgo de padecer afecciones como diabetes, accidentes cerebrovasculares o depresión;
  • se enfrentan a la inaccesibilidad de los establecimientos de salud, que para ellas es hasta seis veces superior.

Las inequidades sanitarias se derivan de factores injustos que afectan de manera desproporcionada a las personas con discapacidad.

En la mayoría de casos esas inequidades no pueden explicarse por la afección de salud subyacente o a la deficiencia de la persona. Son más bien parte del contexto socioeconómico y político general o de las condiciones en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen. Las personas con discapacidad también experimentan una mayor exposición a factores de riesgo y obstáculos para acceder al sistema de salud.

La COVID-19 expuso las inequidades y nos enseñó valiosas lecciones hacia el logro de la equidad sanitaria para las personas con discapacidad.

Las enseñanzas derivadas de la pandemia de COVID-19 pueden forjar el rumbo hacia el logro de la equidad sanitaria para las personas con discapacidad, tales como:

  • La importancia de prestar servicios de salud accesibles cerca de los lugares de residencia de la población.
  • La colaboración y participación de las personas con discapacidad en los procesos y la adopción de decisiones del sector de la salud.
  • La prestación de intervenciones de salud pública y la comunicación de información en un formato accesible.

La equidad sanitaria para las personas con discapacidad es una obligación del Estado.

Es una obligación del Estado abordar las inequidades sanitarias existentes para que las personas con discapacidad puedan disfrutar de su derecho inherente a gozar del grado máximo de salud que se pueda lograr. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad promueve, protege y asegura los derechos humanos de todas las personas con discapacidad. Hasta la fecha, más de 170 países y organizaciones de integración regional han firmado dicha Convención y más de 130 la han ratificado.

Abordar las inequidades sanitarias de las personas con discapacidad redunda en beneficio de todos.

Tomar medidas sobre las inequidades sanitarias redunda en beneficio de todas las personas a la vez, dado que contribuye a la universalidad, la posición central de las personas, la no discriminación en los servicios de salud y la promoción de la salud pública. De ese modo los servicios de salud pueden ser más eficaces y responder mejor.

Invertir en la equidad sanitaria para las personas con discapacidad puede generar altos dividendos para las personas y las comunidades.

Por cada US$1 invertido en la aplicación de medidas de prevención y atención de las enfermedades no transmisibles que incluyan a las personas con discapacidad, se podría obtener un retorno de  US$10. Intervenciones como la planificación familiar y la vacunación pueden ser sumamente costoeficaces cuando se prestan teniendo en cuenta la discapacidad, pese al costo adicional requerido.

Los progresos en la equidad sanitaria para las personas con discapacidad contribuyen a su participación en la sociedad.

Gozar de buena salud y de bienestar es importante para llevar una vida agradable y fructífera. Con el apoyo y los servicios adecuados, las personas con discapacidad pueden participar en la sociedad como cualquier otra persona. Ello conllevará ventajas para las personas con discapacidad y sus familias, y fortalecerá a las comunidades y a la sociedad en su conjunto.

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Los países están a solo 40 pasos de lograr la equidad sanitaria para las personas con discapacidad.

Todos los gobiernos y asociados del sector de la salud pueden lograr la equidad sanitaria sea una realidad para las personas con discapacidad. La OMS recomienda 40 acciones y 3 principios: 

  • Situar la equidad sanitaria en el centro de todas las acciones.
  • Empoderar y tener en cuenta a las personas con discapacidad.
  • Supervisar los efectos de las acciones del sector de la salud en las personas con discapacidad.

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