una respuesta integrada reduce el impacto de la COVID-19 en las vidas y en los medios de vida

28 de octubre de 2020

Cuando la COVID-19 llegó a Buenos Aires, el 19 de marzo de 2020, el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), en colaboración con organizaciones de base locales, aprovechó una mejora anterior de la infraestructura de la comunidad y reforzó la resiliencia en el barrio Villa 20 mediante un conjunto de intervenciones para ayudar a satisfacer las necesidades alimentarias, sanitarias, sociales y económicas de la comunidad. El resultado ha sido un menor número de casos y fallecimientos confirmados, y una firme voluntad de la comunidad de participar en el distanciamiento físico, la distribución de alimentos y la realización de pruebas de detección.

Colaboración entre el gobierno local y las organizaciones de base locales - para asegurar una respuesta enérgica y unificada a la COVID-19

La Villa 20 es un asentamiento urbano informal del sur de Buenos Aires que alberga a 30 000 personas. Casi el 25% de los residentes son arrendatarios de viviendas, el 14% de las familias tienen al menos un miembro con alguna discapacidad, y el 30% tienen algún tipo de enfermedad crónica o preexistente. La labor realizada por el IVC de 2016 a 2020 para desarrollar la infraestructura de los barrios y las viviendas con la participación de la población y las organizaciones locales -incluida la construcción de viviendas nuevas, la apertura de calles y la construcción de espacios públicos e instalaciones comunitarias- mejoró los servicios básicos como el abastecimiento de agua. Sin embargo, asegurar la higiene y la desinfección sigue siendo difícil.

Cuando la COVID-19 se manifestó en Buenos Aires en marzo, el gobierno desplegó su política de aislamiento obligatorio (ASPO). Sin embargo, la propagación exponencial de la enfermedad en los barrios pobres demostró que el cumplimiento de las directrices del ASPO planteaba dificultades, ya que los habitantes se veían confrontados a viviendas precarias en condiciones de hacinamiento, y a una limitación del espacio público. Además, numerosos habitantes habían perdido sus ingresos o estos habían disminuido desde el inicio de la pandemia.

Un conjunto amplio de medidas

En su calidad de organismo público de respuesta a la emergencia social y sanitaria, bajo la autoridad del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat y el Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el IVC aplicó medidas de prevención y detección y prestó asistencia a las familias. Las relaciones que se habían forjado durante el proceso de reurbanización del IVC permitieron adoptar rápidamente medidas preventivas, ya que las organizaciones comunitarias y de base estaban preparadas y dispuestas a participar en la respuesta.

Las intervenciones abarcaron cinco ámbitos: seguridad alimentaria, salud, higiene urbana, emergencias y comunicación. Juntos, el IVC y las organizaciones vecinales distribuyeron suministros de alimentos y kits de higiene para adultos de edad avanzada y familias que se encontraban en una situación crítica, establecieron centros de realización de pruebas de la COVID-19, difundieron información sobre medidas preventivas, garantizaron la continuidad de los arrendamientos de viviendas y limpiaron y desinfectaron los espacios públicos, incluidas las calles y callejones.

Esas medidas, llevadas a cabo en colaboración con organizaciones comunitarias, ayudaron a estabilizar rápidamente la propagación del virus, por lo que se redujeron los casos de COVID-19. Por ejemplo, a 8 de julio de 2020, en la Villa 20 se habían registrado 1307 casos positivos, es decir, el 4,3% de la población, en comparación con el 9,4% de la Villa 1-11-14; el 8% en Carrillo; el 6,7 % en Villa 31; el 4,6% en Rodrigo Bueno; y el 4,5% en Villa 21-24.

Posteriormente, las medidas redujeron la tasa de contagio diario del 16% en la primera semana de junio al 3,3% en la primera semana de julio.

Se dio prioridad a las pruebas en las que se tomaron muestras con hisopos a 3134 personas sospechosas de haber contraído la COVID-19 antes del 8 de julio de 2020, mediante el programa DetectAr, financiado por el Ministerio de Salud y ejecutado en el barrio conjuntamente con el IVC (con un promedio de 80 pruebas al día). Se instalaron puestos de pruebas de temperatura en diferentes zonas del barrio para ayudar a detectar a las personas que presentaban síntomas de la COVID-19. 

Además, 5500 familias (más del 60% de las familias del barrio) recibieron dos veces por semana paquetes de asistencia alimentaria distribuidos desde las instalaciones de 25 organizaciones sociales y políticas locales. También se distribuyó agua potable a las familias que no tenían abastecimiento de agua en sus viviendas.

Para mejorar la seguridad de la vivienda, el IVC ordenó la suspensión del pago de cuotas de los préstamos hipotecarios, lo que benefició a más de 700 familias que se habían mudado a los nuevos edificios del barrio Papa Francisco el año pasado. Esto se suma a la prohibición de los desalojos en todo el país.
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Foto: Instituto de Vivienda, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Fomentar la resiliencia futura: la participación de las comunidades refuerza las intervenciones públicas en momentos de necesidad

La experiencia de la respuesta del IVC a la pandemia en la Villa 20 demuestra que la participación de la comunidad y el fortalecimiento de los vínculos entre los organismos públicos y los grupos y organizaciones de los barrios crean capital social y fomentan la resiliencia de la comunidad, lo que puede contribuir a mejorar la respuesta de las comunidades ante riesgos inesperados. La reurbanización de las comunidades de esta Villa de la ciudad ayudó a crear las redes y los vínculos entre los organismos públicos y las organizaciones de base que podrían propiciar respuestas eficaces ante la pandemia. La experiencia de la Villa 20 con la COVID-19 ha demostrado que, con los estímulos adecuados, cabe generar una participación de la comunidad, y esta es fundamental para que las intervenciones públicas satisfagan las necesidades de las familias que viven en barrios urbanos informales, y para crear barrios resilientes que sean capaces de hacer frente a acontecimientos adversos.
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Foto: Instituto de Vivienda, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

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