Enfermedad por coronavirus (COVID-19): atención domiciliaria para las familias y los cuidadores
12 de abril de 2022 | Preguntas y respuestasActualización del 12 de abril de 2022.
Las personas que corren un alto riesgo de enfermedad grave o muerte por la COVID-19 pueden necesitar una atención que no cabe prestar en el hogar. Póngase en contacto con su proveedor de atención de salud para que le aconseje. Las personas de alto riesgo son:
- las personas de 60 años o más;
- las mujeres embarazadas mayores de 35 años, y que son obesas o tienen enfermedades crónicas;
- las personas de cualquier edad con afecciones crónicas (como las enfermedades crónicas cardíacas, pulmonares, renales, metabólicas, neurológicas, hepáticas o hematológicas); y
- las personas con afecciones inmunodepresoras (por ejemplo, el VIH/Sida, los pacientes que reciben quimioterapia o esteroides y las personas con cáncer).
Si usted forma parte de cualquiera de estos grupos de alto riesgo y NO está vacunado, usted corre el riesgo de sufrir enfermedad grave y morir.
Si recientemente ha dado positivo en la prueba de la COVID-19, presenta síntomas leves Y corre un alto riesgo de padecer una enfermedad grave, póngase en contacto con su proveedor de atención de salud. Puede haber tratamientos eficaces para usted.
Si alguien en su hogar, que no corre un riesgo elevado de desarrollar una enfermedad grave, da positivo en la prueba de la COVID-19 y no presenta síntomas o estos son leves, por lo general, cabe prestarle atención domiciliaria sin riesgo. Una guía rápida para la atención domiciliaria de personas con infección por el virus de la COVID-19 puede consultarse aquí. Mientras atiende a los demás, no olvide cuidarse también a sí mismo. Utilice una mascarilla médica cuando comparta un espacio con alguien que tenga la COVID-19. Todas las personas deben observar las siguientes medidas de prevención:
- manténgase al menos a 1 metro de distancia de la persona enferma;
- de ser posible, abra las ventanas para que entre aire fresco en la habitación de la persona enferma;
- tosa o estornude en la parte interior del codo;
- límpiese las manos con frecuencia; y
- vacúnese en cuanto le corresponda.
Controle con frecuencia los síntomas de la persona con infección por el virus de la COVID-19 y llame a su proveedor de atención de salud de inmediato si observa alguno de los siguientes signos de alarma:
- dificultad para respirar;
- dolor en el pecho;
- confusión;
- pérdida del habla o la movilidad.
Resulta difícil aceptar que alguien cercano a ti no se encuentre bien. Aunque desee ofrecer consuelo y compañía a su familiar enfermo, es importante reducir las posibilidades de que usted u otros miembros de su familia contraigan la COVID-19. En el caso de personas con síntomas leves o moderados, lo mejor que puede hacer es prestarles la atención que necesiten y, al mismo tiempo, mantener una distancia de seguridad.
En primer lugar, proteja la salud de los demás miembros del hogar
Las personas con infección por el virus de la COVID-19 deben aislarse (de ser posible) en una habitación separada, lejos de los demás integrantes del hogar. Si es posible, cierre la puerta para evitar que el aire pase de la habitación de la persona enferma al resto de la casa. Si no hay peligro, abra las ventanas y encienda un ventilador en la habitación si dispone de uno. No se debe permitir la entrada de otras personas en casa cuando algún miembro del hogar esté infectado por el virus de la COVID-19. Siga las directrices del departamento o ministerio de salud de su país para saber si los contactos cercanos deben o no aislarse en casa.
Si no es posible aislar dentro del hogar a la persona infectada, intente trasladar a las personas que corren el riesgo de contraer una enfermedad grave a un domicilio donde no estén expuestas a una posible infección.
Si tiene que compartir espacio en su casa con alguien que ha contraído la COVID-19, abra las ventanas para que entre aire fresco si no hay riesgo. La COVID-19 se propaga fácilmente en lugares mal ventilados. Obtenga más información sobre la ventilación.
En segundo lugar, proteja la salud de la persona que atiende a la persona infectada por el virus de la COVID-19
El virus de la COVID-19 se propaga con mayor frecuencia cuando una persona infectada está en contacto cercano o directo con otra persona. De ser posible, una sola persona en el hogar debería encargarse de atender a la persona con infección por COVID-19.
Si es posible, elija a alguien para ser el cuidador que esté sano y no pertenezca a un grupo de alto riesgo. Los cuidadores deben lavarse las manos antes Y después de cualquier interacción con la persona con infección por el virus de la COVID-19. Tanto el cuidador como la persona que está infectada deben usar una mascarilla médica siempre que compartan el mismo espacio. De ser posible, abra las ventanas cuando el cuidador esté en la habitación con la persona infectada por el virus de la COVID-19.
Controle cómo se siente
Los cuidadores y otros convivientes en el hogar con una persona infectada por el virus de la COVID-19 deben prestar mucha atención a cómo se sienten (incluso si están vacunados o son cuidadosos). Por término medio, los síntomas tardan entre 5 y 6 días en manifestarse desde que alguien se infecta. Sin embargo, pueden tardar hasta 14 días en aparecer.
Los síntomas pueden variar. Contrólese a sí mismo y a las demás personas en su hogar para detectar cualquier síntoma de COVID-19 (por ejemplo, fiebre, tos, cansancio, pérdida del gusto o del olfato, dolor de garganta, malestar muscular o corporal, cefalea, goteo nasal, pérdida del apetito, náuseas, diarrea o dificultad para respirar). O alteración del estado mental. Hágase la prueba si presenta alguno de estos síntomas.
Busque atención médica inmediata si presenta alguno de estos síntomas graves de COVID-19:
- dificultad para respirar
- dolor en el pecho
- confusión
- pérdida del habla o la movilidad
En el caso de los niños de corta edad, busque atención médica inmediata si observa alguno de estos síntomas:
- fiebre alta
- respiración rápida
- letargia o ausencia de interacción al estar despiertos
- dificultad para alimentarse (incapaz de beber o mamar)
- labios o rostro azulados
Si cree que puede haberse infectado por el virus de la COVID-19 y está esperando los resultados de la prueba, evite el contacto con otras personas, de ser posible hasta que sepa si está infectado o no.
Esté atento a las señales de alerta
Preste atención a cualquier cambio que se produzca en los signos y síntomas de una persona con infección por el virus de la COVID-19 a la que esté atendiendo. Algunos síntomas pueden ser señales de que es necesaria una atención médica más urgente. Según la edad de la persona a la que atiende, sus síntomas pueden parecer diferentes. Los adultos pueden parecer deshidratados, tener dificultad para respirar o dolor en el pecho. También pueden quejarse de mareos. Los niños pueden mostrarse repentinamente confusos o negarse a comer. La cara o los labios pueden ponerse azules. Los bebés pueden ser incapaces de tomar el pecho. Estos síntomas son señales de alerta de que es necesaria una atención urgente.
Si la persona con infección por el virus de la COVID-19 a la que atiende muestra alguna de estas señales, póngase inmediatamente en contacto con su proveedor de atención de salud.
Mantenga limpio su entorno
Todas las superficies y los objetos domésticos que toque la persona con infección por el virus de la COVID-19 deben limpiarse y desinfectarse al menos una vez al día. Los objetos domésticos incluyen platos, tazas y cubiertos.
La COVID-19 puede propagarse a través de pequeñas partículas líquidas expulsadas por una persona infectada a través de la boca o la nariz al toser, estornudar, hablar, cantar o respirar. Estas partículas van desde gotículas respiratorias más grandes hasta los aerosoles más pequeños.
Los datos actuales indican que el virus se propaga principalmente entre personas que están en estrecho contacto, normalmente a menos de 1 metro de distancia. Una persona puede infectarse cuando inhala aerosoles o gotículas que contienen el virus o estos entran en contacto directo con los ojos, la nariz o la boca. El virus también puede propagarse en espacios cerrados mal ventilados o concurridos, donde las personas suelen pasar largos períodos. Esto se debe a que los aerosoles permanecen suspendidos en el aire o alcanzan una distancia superior a 1 metro.
Las personas también pueden infectarse al tocar superficies contaminadas por el virus y, seguidamente, tocarse los ojos, la nariz o la boca sin haberse limpiado las manos.
Continúe cumpliendo con las medidas de prevención
- manténgase al menos a 1 metro de distancia de otras personas;
- use una mascarilla bien ajustada, que le cubra nariz y boca;
- abra las ventanas;
- tosa o estornude en la parte interior del codo;
- límpiese las manos con frecuencia; y
- vacúnese en cuanto le corresponda.
Si su hijo ha dado positivo en la prueba de la COVID-19, contacte con su proveedor de atención de salud para recibir orientación. Debe buscar atención médica inmediata si un bebé no puede mamar, o si un niño no puede beber, tiene fiebre alta, respiración rápida, de repente parece aletargado o no interacciona cuando está despierto, o si presenta el rostro o los labios azulados.
Es natural sentirse preocupado o angustiado por la salud de un hijo si este ha contraído el COVID-19. Aunque parte de las orientaciones de atención domiciliaria se aplican tanto a niños como a adultos, existen algunas consideraciones especiales cuando se cuida a un niño.
Cuidar a un niño con infección por COVID-19
Es normal que un niño se sienta angustiado o preocupado después de dar positivo en una prueba de la COVID-19. Escuche sus inquietudes y ayúdele a comprender por qué es importante descansar y mantener el distanciamiento físico con otros miembros de la familia. Anímelo a descansar, a mantenerse hidratado y a comer alimentos saludables. Si tiene edad suficiente, explíquele qué es el COVID-19 y comparta información veraz. Tranquilice a su hijo diciéndole que su salud y seguridad es una prioridad absoluta para usted.
Sea sensible a las necesidades de su hijo. Ideen juntos maneras para que los niños puedan mantenerse en contacto con otros miembros de la familia y amigos. En la medida de lo posible adapte a las necesidades infantiles el espacio donde el niño y el cuidador están aislados. El juego y el aprendizaje continúan siendo una parte importante de la vida del niño.
Obtenga más información sobre cómo ayudar a los niños a superar el estrés.
Reducir el contacto con otras personas
El virus de la COVID-19 se propaga con mayor frecuencia cuando una persona infectada por COVID-19 está en contacto cercano o directo con otra persona.
La OMS recomienda que las personas con infección por el virus de la COVID-19 deben aislarse en una habitación separada, lejos de los demás integrantes del hogar. Sin embargo, los niños no deben aislarse solos. Si es posible, en el hogar debería haber únicamente una persona (alguien sano y que no pertenezca a un grupo de alto riesgo) que preste asistencia al niño con infección por COVID-19. El cuidador designado deberá cuidar al niño en todo momento y controlar sus síntomas y seguridad.
El cuidador debe usar una mascarilla médica cuando preste atención al niño con infección por el virus de la COVID-19 y debe lavarse las manos antes Y después de cualquier interacción con este. Si es posible y seguro, mantenga la habitación o espacio bien ventilado y abra las ventanas con frecuencia. El niño con infección por COVID-19 debe usar una mascarilla médica en los espacios compartidos, siempre que este pueda tolerarlo.
Prevenir la transmisión del virus a otras personas
Si es seguro y posible, abra las ventanas para que entre aire fresco en la habitación donde permanece el niño con infección por COVID-19. Cuando no sea posible separar al niño y al cuidador del resto de la familia, intente separar a aquellos que presenten un alto riesgo de enfermedad grave del niño infectado y del cuidador.
Mantenga limpio su entorno: cualquier superficie u objeto doméstico, como platos, tazas o cubiertos, que toque el niño con infección por el virus de la COVID-19 debe limpiarse y desinfectarse al menos una vez al día. Utilice exclusivamente para usted platos y cubiertos diferentes de los del niño con infección por COVID-19.
Anime a otros miembros del hogar a limpiar sus manos con frecuencia utilizando jabón y agua o una loción hidroalcohólica para manos.
Controlar al niño con infección por COVID-19 y a otros
Los cuidadores y otros convivientes en un hogar con un niño infectado por el virus de la COVID-19 deben prestar mucha atención a cómo se sienten (incluso si están vacunados o son cuidadosos). Por término medio, los síntomas tardan entre 5 y 6 días en manifestarse desde que alguien se infecta. Sin embargo, pueden tardar hasta 14 días en aparecer.
El cuidador y las demás personas en su hogar deben prestar atención para detectar cualquier síntoma de COVID-19 (por ejemplo, fiebre, tos, cansancio, pérdida del gusto o del olfato, dolor de garganta, malestar muscular o corporal, diarrea o dificultad para respirar). Hágase la prueba si presenta alguno de estos síntomas.
Busque atención médica inmediata si presenta alguno de estos síntomas graves de COVID-19:
- dificultad para respirar
- dolor en el pecho
- confusión
- pérdida del habla o la movilidad
El cuidador debe controlar con frecuencia y prestar atención a los síntomas del niño con infección por COVID-19, y buscar atención médica inmediata si detecta cualquiera de los siguientes síntomas:
- fiebre alta
- respiración rápida
- letargia o ausencia de interacción al estar despiertos
- dificultad para alimentarse (incapaz de beber o mamar)
- labios o rostro azulados
Un pulsioxímetro es un pequeño dispositivo médico que sirve para medir el nivel de oxígeno en la sangre. Las personas con infección por COVID-19 pueden tener niveles bajos de oxígeno en la sangre, lo que puede poner en peligro su vida.
Para medir el nivel de oxígeno en la sangre se suele colocar un pulsioxímetro en el dedo de la mano o del pie de la persona enferma. El uso de un pulsioxímetro es indoloro y solo lleva unos minutos. Si su proveedor de atención de salud le recomienda utilizar un pulsioxímetro, asegúrese de que recibe instrucciones sobre cómo se utiliza y cómo se leen y comprenden los resultados, y comuníqueselos a su proveedor de atención de salud. Las mediciones y lecturas precisas de un pulsioxímetro son señales importantes para determinar si un paciente de COVID-19 que se encuentra en casa puede necesitar atención urgente en un establecimiento de salud y en qué momento. Como regla general, una disminución por debajo del 90% o una tendencia descendente progresiva puede ser una alerta temprana de la necesidad de llevar a cabo otra evaluación médica.
La mayoría de los pacientes de COVID-19 que reciben atención domiciliaria no necesitarán un pulsioxímetro. Obtenga más información sobre el oxígeno medicinal y los pulsioxímetros.
Si los síntomas empeoran, contacte a su proveedor de atención de salud inmediatamente.
Algunos síntomas pueden ser señales de que es necesaria una atención médica más urgente. Según la edad de la persona a la que atiende, sus síntomas pueden parecer diferentes. Los adultos pueden parecer deshidratados, tener dificultad para respirar o dolor en el pecho. También pueden quejarse de mareos. Los niños pueden mostrarse repentinamente confusos o negarse a comer. El rostro o los labios pueden ponerse azules. Los bebés pueden ser incapaces de tomar el pecho. Estos síntomas son señales de alerta de que es necesaria una atención urgente.
Las personas que presentan síntomas deben permanecer aisladas durante un mínimo de 10 días desde el primer día de la aparición de los síntomas, además de otros 3 días desde la desaparición de estos, es decir, desde que dejaron de tener fiebre y de presentar síntomas respiratorios.
Las personas que no presentan síntomas deben permanecer aisladas durante un mínimo de 10 días desde el resultado positivo.
Controle con frecuencia los síntomas de la persona con infección por el virus de la COVID-19 y llame a su proveedor de atención de salud de inmediato si observa alguno de los siguientes signos de alarma:
- dificultad para respirar
- dolor en el pecho
- confusión
- pérdida del habla o la movilidad
En el caso de los niños de corta edad, busque atención médica inmediata si observa alguno de estos síntomas:
- fiebre alta
- respiración rápida
- letargia o ausencia de interacción al estar despiertos
- dificultad para alimentarse (incapaz de beber o mamar)
- labios o rostro azulados
La OMS recomienda que las personas que hayan estado en contacto con una persona con infección por el virus de la COVID-19 se pongan en cuarentena si han tenido contacto físico directo o cara a cara con un caso confirmado o sospechoso de infección por el virus de la COVID-19. De ser posible, las personas que no hayan utilizado mascarillas médicas o equipos de protección personal adecuados para atender a una persona con infección por el virus de la COVID-19 también deberán ponerse en cuarentena.
Numerosos países y regiones tienen sus propias políticas de aislamiento y cuarentena para quienes han estado en contacto con personas con infección por el virus de la COVID-19. Siga las directrices de su departamento o ministerio de salud.
No. Aunque se haya vacunado, es importante que usted continúe cumpliendo con el resto de las medidas de prevención. La vacunación no le protege totalmente de la infección y cabe la posibilidad de que usted contagie el virus a otras personas si se infecta. La OMS recomienda que siga utilizando una mascarilla médica y que observe las medidas de prevención cuando atienda a una persona infectada por el virus de la COVID-19, aun cuando esté vacunado.
A pesar de que las vacunas contra la COVID-19 son muy eficaces contra la enfermedad grave y la muerte, algunas personas seguirán infectándose o enfermando después de haberse vacunado. Aún existe la posibilidad de infectarse por el virus y de transmitirlo a otras personas de su entorno que no se hayan vacunado.