Enfermedades no transmisibles (ENT)
18 de junio de 2024 | Preguntas y respuestasEntre las enfermedades no transmisibles (ENT) se encuentran algunas de las más mortíferas, como las cardiovasculopatías (cardiopatías y accidente cerebrovascular), el cáncer, la diabetes y las neumopatías crónicas.
«ENT» es el acrónimo de «enfermedades no transmisibles». Entre ellas que se incluyen algunas de las más mortíferas, como las cardiovasculopatías (cardiopatías y accidente cerebrovascular), el cáncer, la diabetes y las neumopatías crónicas.
Sin duda alguna. Aunque su incidencia y su prevalencia varían en función del país y la región, no hay lugar donde estas enfermedades no afecten a la salud. En el portal de datos de la OMS sobre las enfermedades no transmisibles se muestran cuáles de ellas y qué factores de riesgo deberían ser prioridades para la salud pública de cada país.
No. Muchas de estas enfermedades se pueden prevenir. Hay muchísimas personas que las contraen y que fallecen innecesariamente como consecuencia de ellas a una edad demasiado temprana. De hecho, la mayor parte de los 17 millones de defunciones de personas menores de 70 años causadas cada año por las ENT se podrían prevenir o retrasar considerablemente.
Hay cinco factores de riesgo principales de estas enfermedades que guardan con los hábitos y con nuestro entorno: el consumo de tabaco, la alimentación no saludable, el consumo dañino de bebidas alcohólicas, la inactividad física y la contaminación del aire. Como respuesta a ellos, en nuestro cuerpo se producen cambios que aumentan el riesgo de sufrir una de estas enfermedades, concretamente, un aumento de la presión arterial, la obesidad, la concentración de glucosa en la sangre y el colesterol.
Las ENT cuestan mucho dinero a los países, pero a menudo no se conocen bien cuáles son sus costos y los beneficios de evitarlas. Por eso es importante estudiar más a fondo sus características y las medidas que se pueden aplicar para hacerles frente.
Los países ya están gastando miles de millones de dólares justamente por no hacer frente a estas enfermedades. Se ha calculado que la inversión en un conjunto de medidas de control de las ENT reporta ahorros siete veces superiores, tanto a nivel individual como para el sistema de salud. Se trata de un extraordinario rendimiento de la inversión. Dedicar recursos hoy no solo puede prevenir la aparición de estas enfermedades y de sus complicaciones, sino que puede dar frutos de inmediato para las personas que padecen enfermedades como la diabetes o la hipertensión.
No, eso no es cierto. Nuestro comportamiento depende mucho de nuestro entorno. Por ejemplo, no es posible comer de forma saludable cuando no se puede acceder o pagar los alimentos adecuados. Tampoco podemos mantenernos activos si vivimos en un barrio inseguro, y resulta difícil no consumir tabaco y bebidas alcohólicas si se permite que las empresas publiciten estos productos insistentemente. Del mismo modo, no se puede respirar aire limpio cuando se vive en una zona contaminada. Sin embargo, los gobiernos pueden ayudar a que sus ciudadanos vivan más tiempo y con mejor salud si asumen la responsabilidad de mejorar las condiciones del entorno para prevenir la aparición de las ENT y si ofrecen tratamientos a los afectados para aliviar sus enfermedades y prevenir las complicaciones de estas.
En realidad, no se trata de hacer una cosa o la otra. Con la epidemia de COVID-19 se hizo evidente que las personas que padecen enfermedades (sobre todo ENT) son más vulnerables a los efectos graves de muchas enfermedades infecciosas, y que la capacidad de recuperación frente a futuras pandemias depende de la resistencia de los sistemas de salud, lo que incluye la prevención y el tratamiento de las ENT.
Tanto las personas como el entorno social en el que viven que tienen una experiencia directa con estas enfermedades deben hacer oír su voz y aportar sus conocimientos de primera mano para que se ofrezcan más oportunidades de superar los obstáculos al acceso a la atención de salud y al mantenimiento de los servicios. Todas las personas tienen derecho a participar en la atención que se les presta; de hecho, ello se inscribe en el derecho humano fundamental de alcanzar el grado más alto posible de salud.
Todo el mundo tiene derecho a disfrutar del mejor estado de salud posible, incluso durante las crisis. Hay que redoblar esfuerzos para que el mayor número posible de personas que padecen ENT puedan seguir teniendo acceso a la prevención, el tratamiento y la medicación adecuados, tanto si se trata de una cuestión inmediata de vida o muerte (como el tratamiento con insulina para las personas con diabetes de tipo 1) como de necesidades a largo plazo (como la medicación para la hipertensión). Asimismo, las iniciativas relativas al cambio climático y la contaminación atmosférica —como velar por el suministro sostenible de alimentos saludables, aplicar políticas sostenibles de transporte o diseñar barrios transitables a pie y en bicicleta— pueden ayudar a combatir las ENT.
En absoluto. A menudo, las mujeres y las niñas deben hacer frente a tres problemas simultáneamente: las carencias de la salud reproductiva y materna, las enfermedades infecciosas y las ENT.
Desde luego que sí. En realidad, el objetivo no es financiar todo el sistema de salud. Las donaciones pueden ayudar a desbloquear la financiación interna o destinarse a lugares concretos con gran eficacia para obtener repercusiones duraderas y de amplio alcance.
Sí. Las ENT son fundamentales para el desarrollo económico sostenible, algo que, a menudo, no se tiene plenamente en cuenta. La prevención, el tratamiento y la atención adecuados de estas enfermedades pueden aportar muchas ventajas a la educación, la igualdad, el medio ambiente, la reducción de la pobreza y el crecimiento económico.