Envejecimiento: Población mundial
21 de febrero de 2025 | Preguntas y respuestas
La prolongación de la vida es uno de nuestros logros colectivos más notables. Los avances en el desarrollo social y económico, así como en materia de salud, han reducido las tasas de mortalidad, en particular entre las personas de edad, lo que significa que, en la actualidad, la mayoría de la población puede esperar vivir hasta los sesenta años o más.
Al mismo tiempo, factores como la urbanización, la educación superior y el acceso a la planificación familiar han propiciado la aparición de familias de menor tamaño y un descenso en el número de nacimientos, de modo que, en muchos países, la población infantil ha disminuido. En consecuencia, el número de personas de 60 años o más está aumentando y superando al de personas más jóvenes, lo que provoca el envejecimiento de la población.
Este cambio fundamental presenta oportunidades para que más personas saquen el máximo partido de una vida más larga, pero también plantea nuevos desafíos si no adaptamos la manera como nuestras sociedades están estructuradas en todos los sectores.
A nivel mundial, la esperanza de vida al nacer alcanzó los 73,3 años en 2024, lo que supone un aumento de 8,4 años desde 1995. Se prevé que el número de personas de 60 años o más en todo el mundo pase de 1100 millones en 2023 y a 1400 millones en 2030. Esta tendencia es especialmente evidente y veloz en las regiones en desarrollo.
Este cambio demográfico tiene importantes repercursiones para la salud pública. Mantener un buen estado de salud es crucial para que las personas de edad sigan siendo independientes y participen activamente en la vida familiar y comunitaria. Implicarse en estrategias de promoción de la salud y de prevención de enfermedades a lo largo de toda la vida puede reducir notablemente el riesgo de padecer enfermedades crónicas y no transmisibles, como las enfermedades cardiacas, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer, así como deficiencias funcionales. La detección y el tratamiento tempranos de estas afecciones es una cuestión esencial para reducir al mínimo sus efectos.
Las iniciativas de salud pública pueden aprovechar las capacidades y las habilidades de las personas de edad. Esta población cada vez más numerosa desempeña un papel vital al ofrecerse de manera voluntaria para contribuir a diferentes tareas, poner en común su experiencia y sus conocimientos, ayudar a sus respectivas familias con las responsabilidades en la esfera de los cuidados y aumentar su participación en la fuerza de trabajo. En este contexto, el Decenio de las Naciones Unidas del Envejecimiento Saludable (2021-2030) hace hincapié en cuatro esferas específicas de acción: 1) combatir el edadismo, 2) crear entornos favorables para las personas de edad, 3) integrar los cuidados en la atención primaria y 4) proporcionar cuidados a largo plazo a quienes los necesitan.
Abordar la cuestión del edadismo hace necesario modificar radicalmente las actitudes, los sentimientos y los comportamientos de la sociedad hacia el envejecimiento y las personas de edad. Unos entornos favorables para las personas de edad las empoderan para que lleven una vida digna al abordar los determinantes sociales de la salud y promover unas comunidades de apoyo que mejoren su bienestar. La atención integrada garantiza que los servicios de salud den una respuesta efectiva a las distintas necesidades de las personas de edad, promoviendo un enfoque integral centrado en la persona que abarque el bienestar físico, mental y social. Los cuidados a largo plazo son un aspecto clave para las personas que necesitan la ayuda de otros en su vida cotidiana, ya que garantizan que reciban el apoyo necesario para mantener su calidad de vida con dignidad.
Al centrarse en estas esferas clave, las iniciativas de salud pública pueden mejorar significativamente la vida de las personas de edad, dándoles los instrumentos para que puedan efectuar contribuciones significativas a la sociedad al tiempo que disfrutan de una vida más saludable y plena.
Aunque las personas viven, de media, más que nunca, a nivel mundial hay poca evidencia de que las personas de edad disfruten hoy de mejor salud que las generaciones anteriores. Además, la buena salud en la vejez no se distribuye de la misma manera entre las distintas generaciones, ni dentro de estas.
La OMS colabora con los Estados Miembros, los organismos de las Naciones Unidas y distintas partes interesadas de diversos sectores para cerrar la brecha entre una vida más larga y una vida más saludable fomentando el envejecimiento saludable en todos los países. La OMS lleva a cabo esta labor en consonancia con el Decenio de las Naciones Unidas del Envejecimiento Saludable (2021-2030), una colaboración mundial que reúne a diferentes sectores y partes interesadas para mejorar la vida de las personas de edad, sus familias y las comunidades en las que viven. La OMS ejerce las funciones de Secretaría del Decenio de las Naciones Unidas del Envejecimiento Saludable.
El Decenio de las Naciones Unidas del Envejecimiento Saludable define las cuatro esferas de acción siguientes:
- Combatir el edadismo: cambiar nuestra manera de pensar, sentir y actuar con respecto a la edad y el envejecimiento;
- Entornos favorables para las personas de edad: velar por que las comunidades fomenten las capacidades de las personas de edad;
- Atención integrada: prestar una atención integrada centrada en la persona y servicios de atención primaria de salud que respondan a las necesidades de las personas de edad, y
- Cuidados a largo plazo: proporcionar a las personas de edad que lo necesiten acceso a cuidados a largo plazo.
Además de estas esferas de acción, la OMS también trabaja en cuestiones transversales relacionadas con el envejecimiento, como el maltrato de las personas de edad y el aislamiento social y la soledad.