Autocuidado para la salud y el bienestar
1 de mayo de 2024 | Preguntas y respuestas
La OMS define el autocuidado como la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover y mantener la salud y para prevenir enfermedades y hacerles frente con o sin el apoyo de un trabajador de la salud o asistencial.
Las intervenciones de autocuidado pueden ser medicamentos, dispositivos, métodos de diagnóstico y herramientas digitales. Las medidas de autocuidado incluyen prácticas, hábitos y elecciones en relación con el estilo de vida.
En las Directrices de la OMS sobre intervenciones de autocuidado para la salud y el bienestar, que se actualizan regularmente, figuran recomendaciones sobre intervenciones seguras y eficaces que deberían utilizarse en un entorno propicio y favorable. Las recomendaciones actuales se refieren a las intervenciones para
- la salud y los derechos sexuales y reproductivos, incluidas opciones de autocuidado para mejorar la atención prenatal, obstétrica, puerperal y neonatal;
- la prestación de servicios de alta calidad para la planificación familiar, incluidos los servicios en materia de infertilidad;
- la eliminación del aborto peligroso;
- la lucha contra las infecciones de transmisión sexual, incluidas las de VIH, infecciones del aparato reproductor y cáncer de cuello uterino;
- la promoción de la salud sexual, y
- la atención de enfermedades no transmisibles, incluida las de salud mental, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes.
Algunos ejemplos de intervenciones de autocuidado son la autoadministración de anticonceptivos inyectables, la autorrecolección de muestras vaginales para la detección de los VPH y el autocontrol de la glucemia para la diabetes, incluida la diabetes gestacional; el autocontrol de la presión arterial para detectar enfermedades cardíacas y el manejo de la preeclampsia durante el embarazo, y la autoadministración de pruebas en relación con el VIH, el embarazo, la COVID-19, etc. A medida que se amplíe la base empírica se irán añadiendo periódicamente nuevas intervenciones a las directrices mundiales.
En el marco conceptual de la OMS sobre las intervenciones de autocuidado figuran elementos básicos procedentes tanto del enfoque centrado en las personas como del enfoque basado en los sistemas de salud, apoyándose siempre en los principios fundamentales de derechos humanos, ética, inclusividad e igualdad de género. Un entorno propicio tiene elementos, más allá de los propios servicios de salud, sobre los que hay que prestar atención para que las intervenciones de autocuidado puedan aplicarse adecuadamente. Entre ellos se encuentran los sectores de la educación, la justicia y los servicios sociales, ya que las intervenciones de autocuidado se utilizan mayoritariamente fuera de los servicios formales de salud. Por ejemplo, es importante que las personas tengan suficiente educación, salud y, a veces, alfabetización digital para comprender la información relativa a las intervenciones de autocuidado y para tomar decisiones sobre su uso con conocimiento de causa.
Las intervenciones de autocuidado proporcionan a las personas, las familias y las comunidades una forma de controlar su propia salud. Están pensadas como un complemento de la atención prestada en establecimientos y, en algunos casos, pueden requerir el apoyo del sistema de salud. Algunas medidas de autocuidado, como lavarse las manos, usar mascarillas y seguir unas buenas medidas de higiene respiratoria para protegerse de la COVID‑19, no requieren reunirse con un trabajador de la salud o asistencial. Otras intervenciones, como obtener una receta de anticonceptivos hormonales o asesoramiento durante el embarazo, pueden requerir hablar con un trabajador de la salud o asistencial. Ese apoyo puede proporcionarse de diferentes maneras y dependerá de las disposiciones de atención de salud vigentes en cada lugar; por ejemplo, algunos medicamentos pueden obtenerse en la farmacia sin receta médica, o el asesoramiento y la información importante para el embarazo y el cuidado de un recién nacido pueden proporcionarse por teléfono o en línea.
Todas las recomendaciones de la OMS sobre intervenciones de autocuidado se basan en los mejores datos disponibles hasta la fecha, incluidos los datos sobre su seguridad y eficacia cuando se proporcionan bajo el apoyo del sistema de salud formal en caso necesario. La OMS no recomienda el uso de productos no reglamentados o de calidad subestándar. Una información sanitaria incorrecta o poco clara o la falta de acceso a trabajadores de la salud o asistenciales y/o a establecimientos de salud, en caso de que sean necesarios, pueden suponer problemas que deben solucionarse antes de utilizar las intervenciones de autocuidado.
En situaciones de crisis, lo más importante es responder a las necesidades, como la necesidad de alimentos y de vivienda. Además, satisfacer las necesidades de salud de las personas ofreciéndoles una atención adecuada en el momento adecuado puede evitar o reducir posibles consecuencias adversas para la salud. En situaciones en las que los recursos de salud son escasos, las intervenciones de autocuidado pueden ofrecer la oportunidad de acceder a una atención adecuada en el momento adecuado y complementar así el acceso limitado a la atención en el establecimiento de salud. Unas intervenciones de autocuidado de alta calidad y basadas en pruebas científicas pueden proporcionar un medio importante para cuidar de la salud cuando los sistemas nacionales en esta materia se ven perturbados y cuando los servicios en establecimientos de salud y los trabajadores de la salud o asistenciales no están disponibles, o cuando el acceso a ellos se ve restringido, en entornos frágiles o humanitarios.
En entornos frágiles y de crisis humanitarias, la búsqueda y creación de enfoques innovadores que aumenten la eficiencia en la prestación, gestión, control de calidad e integración de los servicios podría impulsar las intervenciones de autocuidado para convertirlas en opciones de atención de salud sostenibles, accesibles y eficaces.
Las personas pueden utilizar las intervenciones de autocuidado por varias razones, como por conveniencia, confidencialidad, costo, empoderamiento, una mejor adaptación al estilo de vida, o porque carecen de acceso a servicios de salud de calidad o quieren evitar ser estigmatizadas y discriminadas. Las intervenciones y prácticas de autocuidado que recomienda la OMS no tienen por objeto aumentar la carga de trabajo diaria ni la carga financiera sobre las personas y las comunidades, incluidas aquellas que pueden estar ya marginadas y desatendidas. Para que muchas de las intervenciones de autocuidado sean eficaces, los vínculos con la atención y el apoyo complementario del sistema de salud son esenciales. Cuando se integran en los sistemas de salud, las intervenciones de autocuidado pueden suponer un ahorro de dinero para los usuarios (por ejemplo en concepto de costos de transporte y pérdidas de ingresos por acudir a los establecimientos de salud para recibir atención) y para los proveedores de atención de salud y asistencial (en aquellas circunstancias en las que es posible reducir las complicaciones y la necesidad de hospitalización). Combinar los pagos directos que realizan los usuarios para las intervenciones de autocuidado con subvenciones públicas y financiación del sector privado puede ayudar a reducir los grandes gastos directos en cuidados personales que padecen estos usuarios y sus familiares.
Puede encontrarse más información sobre el autocuidado en el sitio web de la OMS: