Sra. Presidenta, Dra. Cathrine Lofthus,
Sr. Vicepresidente, Dr. Ibrahima Sy,
Miembros del Comité de Programa, Presupuesto y Administración,
Estimados colegas y amigos:
Buenos días. Bienvenidos de nuevo a la OMS y gracias por acompañarnos hoy.
Cada reunión del Comité de Programa, Presupuesto y Administración, cada reunión del Consejo Ejecutivo y cada Asamblea Mundial de la Salud son importantes, pero este año lo son especialmente.
La semana que viene los Estados Miembros examinarán dos importantes puntos del orden del día que son fundamentales tanto para el presente como para el futuro de la OMS y su labor.
El primero es el Acuerdo sobre Pandemias.
Quiero dar las gracias a los Estados Miembros por su compromiso con la negociación de este acuerdo histórico durante los últimos tres años y medio, y por el espíritu de colaboración con el que han trabajado.
Han enviado al mundo un poderoso mensaje: el multilateralismo está vivo y goza de buena salud. Incluso en estos tiempos de división, los países pueden encontrar un terreno común. Están ustedes haciendo historia.
El segundo punto importante del orden del día de la próxima semana –y de su orden del día esta semana– es, por supuesto, el presupuesto por programas, en el que figura el próximo aumento de las contribuciones señaladas.
Una vez más, agradezco a los Estados Miembros el compromiso histórico que asumieron en 2022 de incrementar progresivamente estas contribuciones hasta un 50 % del presupuesto.
El primer aumento ya ha marcado una gran diferencia.
Si no se hubiera realizado, nuestra situación financiera actual sería mucho peor: concretamente, tendríamos USD 300 millones menos.
Así pues, es fundamental que los Estados Miembros aprueben este próximo aumento para dar un paso más hacia el objetivo de garantizar la independencia y la sostenibilidad financieras de la OMS a largo plazo.
Con todo, la pérdida de la financiación de los Estados Unidos de América, junto con las reducciones en la asistencia oficial para el desarrollo de algunos otros países, significa que nos enfrentamos a un déficit salarial para el próximo bienio de más de USD 500 millones.
Como saben, hemos propuesto un presupuesto reducido de USD 4200 millones para el bienio 2026-2027, lo que supone una disminución del 21 % con respecto a la cantidad propuesta inicialmente, que ascendía a USD 5300 millones.
Aunque ustedes aprobaron un presupuesto de USD 4900 millones, consideramos que incluso esa cifra sería excesiva para la realidad actual. Por esa razón la hemos ajustado a USD 4200 millones.
Gracias a la ronda de inversiones, y suponiendo que los Estados Miembros aprueben el aumento de las contribuciones señaladas, estamos seguros de haber asegurado ya más de USD 2600 millones, es decir, el 60 % de la financiación para el bienio 2026-2027.
Eso nos deja un déficit previsto de más de USD 1700 millones.
Sabemos que, ante el panorama actual, recaudar esa suma será una tarea difícil, pero creemos que podemos conseguirlo.
En ese sentido, les recuerdo la celebración del evento de la ronda de inversiones del 20 de mayo durante la Asamblea de la Salud.
Algunos Estados Miembros han señalado que el presupuesto de USD 4200 millones podría ser demasiado ambicioso, dadas las dificultades actuales para obtener recursos.
Comprendemos esa opinión, pero USD 4200 millones, o lo que es lo mismo, USD 2100 millones al año, no es un objetivo ambicioso.
Para una organización que trabaja sobre el terreno en más de 150 países, con el mandato y la misión que nos han confiado los Estados Miembros, un presupuesto anual de USD 2100 millones es una cifra que se puede calificar, como mínimo, de modesta.
Al tipo de cambio actual, el Hospital Universitario de Ginebra funciona un presupuesto equiparable e, incluso, algo superior al de la OMS.
¿Cómo se puede esperar que la OMS preste servicios en todo el mundo con el mismo presupuesto que el de un hospital de una ciudad europea de tamaño medio?
Y ello, precisamente, en un momento en que muchos países se enfrentan a graves interrupciones en sus servicios de salud debido a la caída repentina y drástica de la asistencia oficial para el desarrollo.
Muchas personas no reciben el tratamiento que les salvaría la vida y otras deben gastar de su bolsillo cantidades cada vez más elevadas en atención de salud, mientras se cierran establecimientos de salud y se pierden puestos de trabajo en este sector.
Estos países, y sus ciudadanos, necesitan ahora más que nunca una OMS fuerte. Espero que estén de acuerdo conmigo.
A pesar de ello, nuestro reducido presupuesto implica que no podremos apoyarlos en la medida en que lo necesitan.
Un presupuesto de USD 4200 millones nos obliga a tomar algunas decisiones sumamente difíciles para la Secretaría.
Como saben, hemos emprendido una importante reorganización estructural, guiados por un análisis a fondo de las prioridades, y procurando convertir la crisis actual en una oportunidad para la Organización.
También hemos estado estudiando medidas para ahorrar costos, entre ellas la reubicación de algunas funciones, la oferta de jubilación anticipada al personal que reúne las condiciones requeridas y la reducción de nuestra huella de carbono.
Confiamos en que estas medidas nos permitan ahorrar más de USD 165 millones para finales de año.
También me he reunido recientemente con los jefes de 12 de nuestros organismos hermanos e iniciativas de salud mundiales para analizar cómo podemos mejorar nuestra colaboración y lograr sinergias.
Algunas formas de lograrlo serían intercambiando información sobre las carencias y prioridades de los países, seleccionando los países prioritarios para prestar apoyo conjunto y adoptando medidas para perfeccionar las funciones y los mecanismos de coordinación de dicho apoyo.
Por otra parte, la semana pasada me reuní con el Secretario General de las Naciones Unidas y con los jefes de otros organismos del sistema de las Naciones Unidas para estudiar cómo podemos adaptar nuestras instituciones multilaterales a la nueva realidad, aprovechando los cambios estratégicos previstos por la Iniciativa ONU80.
En resumen, estamos examinando todas las opciones posibles para mejorar la eficiencia en los costos, pero, incluso así, la cruda realidad es que necesitamos reducir los gastos salariales en un 25 %.
Eso no implica necesariamente un recorte del 25 % en el personal de toda la Organización, pero no nos engañemos: vamos a decir adiós a un número importante de miembros de nuestra plantilla muy experimentados, competentes y comprometidos.
Es el final de muchas carreras que repercute en muchas vidas.
Con el fin de apoyar al personal durante este difícil período, hemos establecido una serie de mecanismos y nos comprometemos a prestar apoyo en el ámbito de la salud mental y el bienestar de todos nuestros colegas.
Prevemos que las reducciones de personal más significativas se producirán en la Sede, mientras que las oficinas regionales también se verán afectadas en diversos grados.
El ejercicio de establecimiento de prioridades ha servido de base para elaborar la nueva estructura simplificada de la Sede, que, como recordarán, anuncié el mes pasado.
En la nueva estructura se reduce el personal directivo superior de 14 a siete puestos y el número de departamentos de 76 a 34.
Las oficinas regionales están ultimando sus respectivas estructuras, que se armonizarán con la Sede.
Esta mañana me complace anunciar la composición de nuestro nuevo equipo de dirección, que entrará en funciones a partir del 16 de junio:
El Dr. Jeremy Farrar pasará a ser Subdirector General de Promoción de la Salud y Prevención y Control de Enfermedades;
La Dra. Yukiko Nakatani será la Subdirectora General de Sistemas de Salud;
El Dr. Chikwe Ihekweazu ocupará el cargo de Director Ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias;
La Dra. Sylvie Briand será la nueva Directora Científica;
La Dra. Razia Pendse continuará como Jefa de Gabinete;
Y el Sr. Raul Thomas seguirá siendo Subdirector General de Operaciones Institucionales y Conformidad.
El nuevo equipo ha sido elegido tras un examen riguroso y con miras a garantizar la paridad de género y el equilibrio en la representación geográfica.
Esta fue, como pueden imaginar, una decisión extremadamente difícil y dolorosa para mí y para todos los responsables de nuestra Organización, que deben decidir quién se queda y quién debe marcharse.
Agradezco a los miembros salientes de nuestro equipo directivo superior su dedicación, liderazgo y servicio, y les deseo lo mejor en la próxima etapa de su vida y su carrera.
Estoy convencido de que este nuevo equipo, en el marco de la nueva estructura organizativa, estará en la mejor posición para guiar a la OMS a través de las dificultades que nos esperan en los próximos años.
Las decisiones sobre los directores que estarán al frente de cada departamento se tomarán una vez concluida la Asamblea Mundial de la Salud. Soy consciente de que esta tarea también será difícil, puesto que deberá reflejar la reducción de 76 a 34 departamentos.
Quiero subrayar que nuestra estrategia de fortalecimiento de las oficinas en los países no ha cambiado, aunque prevemos cerrar algunas de ellas en países de ingreso alto que ya no necesitan apoyo local.
Pero seamos claros: reducir el tamaño de nuestra plantilla significa reducir también la envergadura y el alcance de nuestra labor y, cuando sea necesario, ajustar las metas del 14.º Programa General de Trabajo.
Creo que eso también conllevará decisiones difíciles para ustedes, nuestros Estados Miembros, porque cada uno de ustedes, y con razón, tiene sus propias necesidades y prioridades.
Pero seamos francos: no podemos hacerlo todo.
Los Estados Miembros han recalcado insistentemente la importancia de que sigamos centrándonos en las funciones básicas.
Así pues, les pedimos su apoyo para que no añadan más trabajo en un momento en que estamos reduciendo nuestras capacidades con miras a centrarnos en el cumplimiento de esas funciones básicas.
Huelga decir que seguiremos contando con sus opiniones y solicitando su apoyo a medida que avancemos en esta transición durante las próximas semanas y meses.
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Deseo expresar un agradecimiento especial a nuestra Presidenta, la Dra. Cathrine Lofthus, por su labor en favor de la mejora de la gobernanza y la eficiencia de este Comité. Sus aportaciones ya han sido notables. Gracias, señora Presidenta.
También agradezco, tanto a ella como al Presidente del Consejo Ejecutivo, su liderazgo en la finalización de un proceso para gestionar las posibles denuncias contra los Directores Generales. La rendición de cuentas es un principio fundamental.
Espero con interés que examinen este y otros puntos importantes del orden del día, incluida nuestra labor para fortalecer los sistemas de rendición de cuentas (investigación, auditoría, evaluación, ética y gestión de riesgos).
Gracias a todos, una vez más, por participar en este Comité, por su compromiso para forjar una OMS más fuerte y, como siempre, por sus consejos.
Muchas gracias.