Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa del 8 de junio de 2023

8 de junio de 2023

Buenos días, buenas tardes y buenas noches. 

Guinea Ecuatorial ha declarado hoy el final del brote de enfermedad por el virus de Marburgo, 42 días después del alta del último paciente. 

Este brote ha sido el primero de esta enfermedad en Guinea Ecuatorial, con 17 casos confirmados en laboratorio, entre ellos 12 víctimas mortales. Además, se notificaron 23 casos probables, todos los cuales fallecieron. 

Cuatro pacientes se recuperaron y se han inscrito en un programa para supervivientes, en el que recibirán apoyo psicosocial y de otro tipo tras la recuperación. 

Doy las gracias al Gobierno de Guinea Ecuatorial y a las comunidades afectadas por su respuesta, y también a los trabajadores de la salud que arriesgan su vida al servicio de otros. Rindo homenaje a los trabajadores de la salud que pagaron el precio más alto simplemente por cumplir con su deber. 

Para apoyar la respuesta del Gobierno al brote, la OMS movilizó a 80 expertos en epidemiología, logística, operaciones en el ámbito de la salud, comunicación de riesgos, atención clínica y prevención y control de infecciones. 

Hemos colaborado con las autoridades de salud para establecer un centro de tratamiento, y hemos facilitado suministros médicos y capacitado a trabajadores de la salud con el fin de ofrecer a los pacientes una atención segura, incluido el uso en emergencias de un antivírico prometedor. 

Además, la OMS ha prestado apoyo a las autoridades de los países vecinos, el Camerún y el Gabón, para que intensifiquen su disposición operativa y respuesta frente a brotes. 

Continuamos trabajando con Guinea Ecuatorial para mantener la vigilancia y las pruebas a fin de agilizar las medidas por si se producen rebrotes.

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Pasemos ahora a Ucrania, donde la destrucción de la presa de Kakhovka ha causado devastación y sufrimiento humano generalizados, así como fuertes inundaciones, desplazamiento de comunidades y daños considerables a la infraestructura y el medio ambiente. 

Las repercusiones en el suministro de agua, los sistemas de saneamiento y los servicios de salud pública de la región no pueden subestimarse.

La OMS se ha apresurado a apoyar a las autoridades y a los trabajadores de la salud en la adopción de medidas preventivas contra las enfermedades transmitidas por el agua y a mejorar la vigilancia de la morbilidad. 

Tenemos un equipo destacado sobre el terreno que revisa continuamente las necesidades en materia de salud para apoyar a las personas afectadas. 

En los próximos días, la OMS entregará suministros adicionales para fortalecer el acceso a los servicios de salud. 

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Pasemos ahora a Haití, donde la situación humanitaria se ha ido deteriorando. Las recientes lluvias torrenciales, inundaciones y terremotos se han sumado a una mezcla tóxica de pobreza, hambre, violencia y enfermedades. 

Se prevé que 4,9 millones de personas  –casi la mitad de la población– se vean abocadas este año a niveles alarmantes de hambre. 

La inseguridad en algunas partes del país, con bandas armadas que controlan amplias zonas, ha alcanzado niveles comparables a la de países en guerra. 

Cientos de personas han muerto a causa de la violencia, y las violaciones y otras formas de violencia sexual están desbocadas. 

El hambre y las enfermedades van de la mano. El brote de cólera, que comenzó en octubre del año pasado, sigue en marcha y ya ha provocado más de 45 mil casos y 700 víctimas mortales. 

Existe un riesgo activo de otras enfermedades, como la tuberculosis, el sarampión y la poliomielitis. 

Los servicios de salud esenciales, como la vacunación sistemática infantil, se han visto gravemente perturbados. En 2021, solo el 41% de los niños había recibido todas las dosis correspondientes contra el sarampión, por lo que se prevé que en estos momentos el porcentaje sea aún menor.

La población infantil, en particular, está expuesta al riesgo que supone la letal combinación de hambre y enfermedades. Los niños gravemente malnutridos tienen nueve veces más probabilidades de morir de enfermedades como el cólera y el sarampión. 

Debido a la inseguridad y la violencia, y los problemas que conllevan, los pacientes y el personal de salud tienen dificultades para acceder a los hospitales y los servicios de salud, mientras que los establecimientos de salud no pueden funcionar con normalidad por la escasez de combustible. 

La OMS se esfuerza por atender las necesidades inmediatas de la población en las zonas afectadas por el rebrote del cólera, y por proteger a los grupos más vulnerables afectados por la violencia, la inseguridad y el aumento de los niveles de pobreza. 

La OMS  ha hecho un llamamiento para recaudar USD 37 millones con el fin de llegar a los 1,8 millones de personas necesitadas en 2023. 

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Haití dista mucho de ser el único país en que la salud está en peligro por falta de acceso a electricidad o a fuentes de energía limpia. 

En un nuevo informe publicado esta semana se demuestra que, a escala mundial, 675 millones de personas –la mayoría de ellas en África Subsahariana– todavía no tienen acceso a electricidad.

Por otro lado, 2300 millones de personas en todo el mundo –más de 1 de cada 4– utilizan combustibles contaminantes para cocinar, lo que provoca millones de muertes cada año. 

Ello expone a las mujeres y los niños a un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas, además de contribuir al cambio climático y perpetuar la desigualdad de género. 

Preparar alimentos con combustibles sólidos como madera, carbón vegetal, carbón mineral, residuos de cultivos y queroseno constituye una enorme carga para la salud de más de una cuarta parte de la población mundial, en particular los grupos de población más vulnerables.  

La OMS ayuda a los países a integrar soluciones no contaminantes en la preparación de alimentos para efectuar una planificación más amplia del consumo energético, mejorar la asequibilidad y concebir mejores mecanismos de distribución.

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Por último, ayer fue el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos. 

Se calcula que cada día 1,6 millones de personas en todo el mundo enferman por ingerir alimentos no aptos para el consumo. 

Más de 200 enfermedades, desde diarrea hasta cánceres, se deben a la ingesta de alimentos contaminados por bacterias, virus, parásitos o productos químicos. 

La inocuidad de los alimentos es un determinante primordial de la salud humana. Para garantizar este derecho, los gobiernos deben asegurarse de que los alimentos se ajustan a las normas de inocuidad de los alimentos.

Estas normas son elaboradas por la OMS y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, a través del Codex Alimentarius, el organismo internacional de normalización para la inocuidad y la calidad de los alimentos, que este año celebra su 60.º aniversario. 

Además, la OMS ayuda a los países a mejorar la inocuidad de los alimentos aprovechando el poder de tecnologías como la secuenciación genómica completa. 

Secuenciar los genomas de los microbios presentes en los alimentos puede contribuir a establecer con precisión dónde se originó un germen –ya sea en una instalación de procesamiento de alimentos o en un restaurante– e identificar el origen del brote de una enfermedad de transmisión alimentaria. 

Mañana, la OMS anunciará nuevas orientaciones dirigidas a los países sobre cómo utilizar la secuenciación genómica completa para mejorar la vigilancia de la inocuidad de los alimentos. 

Margaret, le devuelvo la palabra.