Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa del 1 de diciembre de 2025

1 de diciembre de 2025

Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

En primer lugar, quisiera darles una buena noticia: hoy se ha declarado el fin del último brote de la enfermedad por el virus del Ébola en la República Democrática del Congo.

Transmito mis más sinceras felicitaciones al Gobierno y al pueblo de la República Democrática del Congo, especialmente a la comunidad afectada de Bulape.

El brote se declaró en septiembre y se registraron 64 casos confirmados y probables, con un balance de 45 muertes.

Rendimos homenaje a la memoria de los fallecidos, especialmente a quienes perdieron la vida mientras prestaban servicio a los demás.

La OMS se enorgullece de haber contribuido a controlar este brote, en apoyo del Ministerio de Salud, las instituciones nacionales de salud pública y en colaboración con nuestros asociados.

Es importante recordar lo lejos que hemos llegado en nuestra lucha contra el ébola.

Cuando este virus devastó África Occidental hace un decenio, no existían vacunas ni tratamientos aprobados contra la enfermedad. Ahora disponemos de las dos cosas.

El ébola es una enfermedad prevenible y tratable que puede detenerse.

Y aunque se ha detenido en la República Democrática del Congo, hace más de dos semanas se declaró un brote de la enfermedad por el virus de Marburgo en Etiopía.

Hasta ahora se han notificado 12 casos confirmados, incluidas 8 muertes. Tres pacientes se han recuperado y otro sigue en tratamiento.

El Gobierno de Etiopía está liderando la respuesta y la OMS está prestando apoyo en la medida de sus necesidades.

Estamos suministrando material de diagnóstico y equipos de protección para los trabajadores de la salud, junto con el despliegue de expertos para apoyar a las autoridades locales.

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Pasemos ahora a Asia, donde las inundaciones han causado estragos en Indonesia, Malasia, Sri Lanka, Tailandia y Viet Nam. Otros países de la región también están en riesgo.

En Indonesia han muerto más de 400 personas, en Tailandia 160, en Viet Nam 90 y en Sri Lanka 300, y hay cientos más de desaparecidos.

Las inundaciones han provocado deslizamientos de tierra, daños importantes en infraestructuras críticas, desplazamientos, y disrupciones graves en los servicios esenciales y los medios de vida.

La OMS está desplegando equipos de respuesta rápida y suministros críticos, reforzando la vigilancia de enfermedades, y prestando apoyo a la continuidad de los servicios de salud esenciales en las comunidades afectadas.

Se trata de otro recordatorio de cómo el cambio climático está provocando fenómenos meteorológicos más frecuentes y extremos, con efectos desastrosos.

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Pasemos ahora a la noticia principal del día.

La obesidad es uno de los problemas de salud pública más graves de nuestro tiempo.

En el mundo hay más de 1000 millones de personas con obesidad, y se prevé que esa cifra se duplique para 2030.

La obesidad es una enfermedad crónica y recurrente que provoca cardiopatías, diabetes y algunos tipos de cáncer.

Se asocia a 3,7 millones de muertes al año en el mundo y supone una enorme carga para los sistemas de salud y las economías.

En los últimos años, muchos países han aprobado el uso de una clase de fármacos denominados agonistas del receptor del péptido glucagonoide de tipo 1 (o GLP-1) -desarrollados originalmente para tratar la diabetes- para el tratamiento de la obesidad.

En septiembre de este año, la OMS añadió los GLP-1 a la Lista de Medicamentos Esenciales para el tratamiento de la diabetes en grupos de alto riesgo.

Hoy publicamos nuevas recomendaciones sobre el uso de los GLP-1 para tratar la obesidad en adultos.

Estos nuevos medicamentos constituyen una potente herramienta clínica que ofrece esperanza a millones de personas.

Pero quiero dejar claro que los medicamentos por sí solos no resolverán la crisis de obesidad.

La obesidad es una enfermedad compleja que requiere una atención integral de por vida.

Además, está condicionada por muchos determinantes sociales, comerciales y ambientales, lo que exige la adopción de medidas en muchos sectores, no solo en el ámbito clínico.

Estas directrices tratan sobre la integración. Estos tratamientos forman parte de una estrategia holística basada en tres pilares:

En primer lugar, crear entornos más saludables mediante políticas robustas.

En segundo lugar, proteger a las personas con alto riesgo mediante la detección y la intervención temprana.

Y, en tercer lugar, garantizar el acceso a una atención centrada en la persona a lo largo de la vida para las personas que padecen obesidad.

Un aspecto crucial es que el uso de los GLP-1 no sustituye la necesidad de una dieta saludable y la actividad física.

Nuestra recomendación es condicional y somos conscientes de las dificultades: necesitamos más datos a largo plazo, los costos son elevados y los sistemas de salud aún no están preparados.

Nuestra mayor preocupación es el acceso equitativo.

Si no adoptamos medidas concertadas, estos medicamentos podrían contribuir a ampliar la brecha entre ricos y pobres, tanto entre países como dentro de ellos.

Debemos colaborar en estrategias como la compra mancomunada y la fijación de precios escalonados para que todos puedan acceder a estos medicamentos.

Estas directrices son una parte fundamental del plan de aceleración de la OMS para poner fin a la obesidad.

Se basan en datos empíricos y se ajustan al principio de salud para todos, a fin de garantizar que los avances científicos beneficien a todas las personas, en todas partes.

Estas directrices se han elaborado en respuesta a la fuerte demanda de los Estados Miembros y la sociedad civil.

Así pues, hoy me complace dar la bienvenida a tres invitados especiales.

En primer lugar, tengo el privilegio de dar la bienvenida al Dr. Lackram Bodoe, Ministro de Salud de Trinidad y Tabago.

Ministro Bodoe, gracias por encontrar un hueco en su agenda para acompañarnos hoy. Tiene la palabra, Excelencia.

[EL MINISTRO BODOE SE DIRIGIÓ A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN]

Gracias, ministro Bodoe. Ahora tengo el placer de dar la bienvenida a la Dra. Jeanette Hunter, Directora General Adjunta de Atención Primaria de Salud del Departamento Nacional de Salud de Sudáfrica.

Dra. Hunter, tiene la palabra.

[LA DRA. HUNTER SE DIRIGIÓ A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN]

Gracias, doctora Hunter. Ahora me complace dar la bienvenida a la Dra. Karen Sealey, miembro del Consejo Directivo de la Federación Mundial de la Obesidad.

Dra. Sealey, gracias por acompañarnos hoy. Tiene la palabra.

[LA DRA. SEALEY SE DIRIGIÓ A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN]

Gracias, Dra. Sealey, y gracias una vez más a todos nuestros invitados por acompañarnos hoy.

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Por último, hay que recordar que hoy es el Día Mundial del Sida.

En casi 45 años, hemos avanzado mucho en la respuesta al VIH.

Las nuevas infecciones por el VIH han disminuido en un 61 % desde el pico que se registró en 1996, y las muertes relacionadas con el sida han disminuido en un 70 % desde 2004.

El VIH ha pasado de ser una sentencia de muerte segura a ser una enfermedad prevenible y tratable.

Pero estos logros están ahora en peligro.

La brusca caída que se ha producido este año en la financiación internacional ha dado lugar a disrupciones en los servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento del VIH.

Al mismo tiempo, se han estancado en gran medida los avances en la lucha contra el VIH. El año pasado se produjeron 1,3 millones de nuevas infecciones por el VIH, la misma cifra que en los dos años anteriores.

Nos enfrentamos a retos importantes, pero también se nos presentan oportunidades importantes.

A principios de este año, la OMS recomendó y precalificó el lenacapivir, un nuevo inyectable de acción prolongada para la prevención del VIH.

Es la primera vez que se publican directrices en paralelo a la precalificación, con vistas a acelerar el acceso.

La OMS hace un llamamiento a todos los países para que extiendan rápidamente el uso del lenacapivir a las personas con riesgo de contraer el VIH, y amplíen el acceso a las pruebas de diagnóstico y al tratamiento a las personas con VIH que puede que desconozcan su infección.

Nuestra ambición no es modesta, pero es alcanzable: poner fin a la epidemia del sida.

Fadéla, le devuelvo la palabra.