Honorable Ministra de Finanzas Satsuki Katayama,
Honorable Ministro de Salud, Trabajo y Bienestar Social Kenichiro Ueno,
Presidente del Grupo Banco Mundial Ajay Banga,
Excelencias, estimados colegas y amigos,
Konbanwa, buenas noches. Es maravilloso estar de vuelta en el Japón para la celebración del Foro sobre la Cobertura Universal de Salud (CUS) y la inauguración del Centro de Intercambio de Conocimientos sobre la CUS, que tendrá lugar mañana.
Me han pedido que hable sobre los desafíos a los que nos enfrentamos en la esfera de la salud mundial, que son muchos; sin embargo, me gustaría empezar con una reflexión sobre nuestros logros.
A menudo nos centramos tanto en los desafíos que olvidamos lo mucho que hemos conseguido.
En los últimos 25 años hemos sido testigos de logros increíbles en la salud mundial.
Se han evitado más de 90 millones de muertes gracias a la vacunación.
La mortalidad materna ha descendido un 40 %, la de menores de 5 años más de un 50 %, y la muerte prenatal más de un 30 %.
Las muertes causadas por el VIH se han reducido en dos tercios, las causadas por el paludismo en un tercio, las causadas por la tuberculosis a la mitad, y las atribuibles al consumo de tabaco en un 40 %.
Estos increíbles resultados se deben a los esfuerzos colectivos de países y comunidades, apoyados por un conjunto de asociados, donantes, investigadores, representantes de la sociedad civil y del sector privado.
Como todos sabemos, estos logros están en peligro, al igual que lo está la oportunidad de seguir avanzando.
Nos enfrentamos a los desafíos que plantean los conflictos y la inseguridad, los brotes epidémicos, la desigualdad, la creciente carga de morbilidad derivada de enfermedades no transmisibles y trastornos mentales, el avance constante de la resistencia a los antimicrobianos, la amenaza del cambio climático y el peligro siempre presente de las pandemias.
Por otro lado, y a pesar de los avances significativos registrados desde el año 2000 en la cobertura universal de salud, los progresos parecen haberse estancado tanto en lo que se refiere a la cobertura de servicios como a la protección financiera.
Los severos recortes que ha sufrido este año la ayuda internacional también han causado graves trastornos en los servicios de salud de muchos países.
No obstante, confío en que la crisis nos brinde la oportunidad de dejar atrás la era de la dependencia de la ayuda para abrazar una nueva era de soberanía en materia de salud, sobre la base de los recursos nacionales.
Del mismo modo, la considerable reducción de la financiación de la OMS y las instituciones mundiales de salud es también una oportunidad para reajustar nuestra labor con el objetivo de ayudar a los países a efectuar esa transición hacia la financiación nacional de sus sistemas de salud.
Asimismo, debemos reconocer que los desafíos a los que nos enfrentamos ahora son diferentes de los que afrontábamos cuando se construyó la arquitectura de salud mundial en los primeros años de este siglo.
Por supuesto, muchos países seguirán necesitando ayuda bilateral y multilateral. Ahora bien, debemos tener claro que los fondos externos son un complemento y no un sustituto de los recursos nacionales.
La OMS brinda su apoyo a los países para que puedan mantener los servicios de salud esenciales durante esta transición hacia unos sistemas de salud más sólidos, financiados con fondos internos y públicos.
A corto plazo, la OMS apoya a los países en la creación de paquetes asequibles de prestaciones esenciales de salud; en la creación de impuestos (o su incremento) a productos nocivos para la salud, en particular el tabaco, el alcohol y las bebidas azucaradas; y al fortalecimiento de la fabricación nacional, las adquisiciones mancomunadas y otras iniciativas.
A más largo plazo, los países pueden reforzar los mecanismos de distribución de riesgos para mejorar la protección financiera, por ejemplo, mediante seguros de enfermedad financiados con fondos públicos.
A principios de este mes, la OMS publicó nuevas orientaciones sobre la aplicación de medidas inmediatas y cambios a largo plazo por parte de los países para hacer frente a los fuertes recortes de la financiación externa y avanzar hacia la autosuficiencia.
Es crucial que la arquitectura mundial de la salud evolucione para alinearse con unos sistemas nacionales acordes con las necesidades de los países.
También es más importante que nunca que colaboremos estrechamente, a fin de aprovechar nuestras ventajas comparativas sin duplicar esfuerzos ni mandatos.
La inauguración del Centro de Intercambio de Conocimientos sobre la CUS, aquí en Tokio, servirá también para respaldar el desarrollo de capacidades, el compromiso político y la mejora de la calidad de los datos para la toma de decisiones. Se tenderán puentes entre los Ministerios de Salud y Finanzas para que hablen el mismo idioma y trabajen juntos para impulsar la inversión nacional en salud.
No hay mejor lugar para establecer el Centro de Intercambio de Conocimientos sobre la CUS que el Japón, país que destaca por su promoción de la CUS y que ofrece uno de los mayores ejemplos de avance en su implantación, a escala mundial, gracias a una voluntad política sostenida y a la inversión nacional.
Durante mucho tiempo, Keizo Takemi ha estado al frente de esta iniciativa, con el apoyo del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social y del Ministerio de Finanzas, para ayudar a los países a aumentar su margen fiscal destinado a la salud.
Una vez más, quiero dar las gracias al Japón por su liderazgo y su colaboración en la labor que llevamos a cabo conjuntamente para afrontar los desafíos que tenemos ante nosotros y hacer realidad la promesa de la cobertura universal de salud en todos los países.
También me han impresionado los compromisos contraídos hoy por el actual Primer Ministro del Japón, así como por el ex Primer Ministro Shinzo Abe.
Arigato gozaimasu. Muchas gracias.