Aplanemos la curva de la infodemia

 

 

spothlight-missinformation

 

Todos estamos expuestos diariamente a un enorme caudal de información, no siempre fiable, sobre la COVID-19. A continuación se ofrecen algunos consejos para distinguir la información fiable de la errónea y frenar la propagación de esta última.

A raíz de la COVID-19, la mayoría de nosotros hemos introducido una nueva palabra en nuestro vocabulario: epidemiología. Esta es la rama de la medicina que estudia las vías por las que se transmiten las enfermedades y los medios por los que se pueden controlar en una población. Ahora ha llegado el momento de aprender otra nueva palabra: infodemiología.

Los seres humanos conformamos una especie curiosa e innovadora. Queremos entender el mundo que nos rodea y estar al corriente de los problemas que afrontamos y la manera de solucionarlos. Uno de los medios que tenemos para hacerlo es mediante la búsqueda y el intercambio de información, muchísima información. Incluso los científicos de todo el mundo trabajan con denuedo para mantenerse actualizados con los miles de estudios publicados desde la aparición de la COVID-19.

Ahora bien, no se trata solo de estudios científicos. También hay comunicaciones oficiales de gobiernos y organismos sanitarios de todo el mundo. Por otra parte, hay artículos periodísticos y editoriales, así como mensajes de vloggers, bloggers, podcasters e influencers en las redes sociales. También se puede ver información distribuida por amigos y familiares a través de las redes sociales o aplicaciones de mensajería.

A todo esto se llama infodemia: un torrente de información sobre la pandemia de COVID-19. La infodemiología es el estudio de esa información y la manera de gestionarla.

 

 

Navegar por la infodemia: principales consejos para identificar la información errónea o la desinformación

Misinformation Infographic_V4

A continuación se presentan 7 medidas que usted puede tomar para navegar por esta marea de información y decidir en quién y en qué confiar.

1. Evalúe la fuente:

¿Quién comparte la información con usted y de dónde procede esa información? Aun cuando se trate de amigos o familiares, es preciso averiguar el origen de la información. Para detectar cuentas falsas en las redes sociales, observe cuánto tiempo han estado activos los perfiles, el número de seguidores y sus publicaciones más recientes. En cuanto a los sitios web, visite las páginas “Acerca de” y “Contáctenos” para obtener información general y comprobar la veracidad de los datos de contacto. Cuando se trate de imágenes o vídeos, acostúmbrese a verificar su autenticidad. Con respecto a las imágenes, se pueden utilizar los instrumentos del motor de búsqueda inversa de imágenes de Google y TinEye. Para los vídeos se puede utilizar YouTube DatViewer de Amnistía Internacional, que extrae un resumen breve utilizable en los instrumentos de búsqueda inversa de imágenes. Otros indicios de que una fuente puede ser poco fiable o inexacta son: diseño visual poco profesional, ortografía y gramática deficientes y uso excesivo de ‘TODO EN MAYÚSCULAS’ o signos de exclamación.

2. Vaya más allá de los titulares

Los titulares pueden ser intencionalmente sensacionalistas o provocativos, con el fin de conseguir un gran número de clicks. No lea solo el titular de un artículo; siga adelante y lea todo el relato. Busque información más allá de las redes sociales; consulte fuentes impresas, por ejemplo periódicos y revistas, y fuentes digitales, entre ellas podcasts y sitios de noticias en línea. La diversificación de las fuentes le permite adquirir un panorama más amplio de lo que es o no es fidedigno.

3. Identifique el autor

Busque en la web el nombre del autor para determinar si es real o creíble.

4. Compruebe la fecha

Cuando encuentre información, pregúntese: ¿Es un artículo reciente? ¿Es actual y pertinente a los hechos del presente? ¿Se ha utilizado un titular, una imagen o una estadística fuera de contexto?

5. Examine los datos probatorios

Los artículos fiables fundamentan sus afirmaciones con hechos, por ejemplo, citas de expertos o enlaces con estadísticas o estudios. Compruebe que los expertos sean fiables y que los enlaces efectivamente respalden las afirmaciones.

6. Compruebe sus propias tendencias:

Todos tenemos tendencias, y estas influyen en la forma en que percibimos lo que ocurre en nuestro entorno. Evalúe sus propias tendencias y los motivos que podrían haberlo atraído hacia un titular o un artículo en particular. ¿Cuál es su interpretación al respecto? ¿Por qué reacciona usted de esa manera en esa circunstancia? ¿El artículo cuestiona sus supuestos, o dice lo que usted quería oír? ¿Qué aprendió usted sobre sí mismo a raíz de su interpretación o reacción?

7. Remítase a organizaciones de constatación

Ante la duda, consulte con organizaciones fiables dedicadas a comprobar hechos, por ejemplo, International Fact-Checking Network y fuentes de noticias mundiales dedicadas a desenmascarar la información errónea, entre ellas, Associated Press y Reuters.

Información, información errónea y desinformación

Conocer la diferencia entre información, información errónea y desinformación es crucial para comprender la infodemia.

Información es como llamamos a las cosas ajustadas a lo mejor de nuestros conocimientos actuales. Por ejemplo, COVID-19 alude a la enfermedad por el coronavirus de 2019, causada por el virus SARS-CoV-2. Una de las dificultades con cualquier nuevo organismo patógeno, por ejemplo este coronavirus, es que la información cambia a medida que obtenemos más conocimientos científicos.

Información errónea, en cambio, es información falsa. Es importante señalar que esta información no se genera con la intención de hacer daño a otras personas. La información errónea suele generarla alguien que genuinamente quiere entender un tema y se preocupa por mantener a otras personas seguras y bien. Ulteriormente, y con la misma intención, otras personas distribuyen esa información. Todos creen que están intercambiando buena información, pero, lamentablemente, no es así. Y según el tipo de información que intercambien, la información errónea puede volverse bastante perniciosa.

En el otro extremo de la escala se encuentra la desinformación. A diferencia de la información errónea, esta es información falsa generada con la intención de aprovecharse de ella o causar daño. Ese daño podría afectar a una persona, un grupo de personas, una organización e incluso un país. Por lo general, la desinformación obedece a algún plan, y puede ser peligrosa. Durante esta pandemia estamos viendo cómo se la utiliza para tratar de erosionar nuestra confianza en los demás, en nuestros gobiernos y en las instituciones públicas.

 

Cómo abordar la información errónea y la desinformación

Se puede considerar la propagación de la información errónea y la desinformación como la de un virus. Una persona puede transmitir noticias falsas a sus amigos y familiares, y entonces algunos de ellos la transmiten a otros muchos amigos y familiares y, antes de que nos demos cuenta, la información potencialmente dañina o peligrosa se habrá generalizado en todos los servicios de noticias.

Ahora bien, del mismo modo que podemos protegernos contra la COVID-19 mediante la higiene de manos, el distanciamiento físico y las mascarillas, podemos reducir la propagación de información errónea y desinformación mediante la higiene informativa. Antes de transmitir información, hágase las preguntas siguientes:

¿Cómo me hace sentir esta información?

¿Por qué voy a compartir esta información?

¿Cómo sé si esta información es cierta?

¿De dónde procede esta información?

¿Los planes de quién podría estar apoyando al distribuir esta información?

Si usted sabe que algo es falso o lo enfada, no lo transmita para desacreditarlo o burlarse. Eso no hace sino propagar más aún la información errónea y la desinformación. Sepa cómo denunciar información errónea publicada en línea.

Las buenas fuentes para obtener información fiable son los sitios web del Ministerio de Salud de su país o de la Organización Mundial de la Salud. No obstante, recuerde que la información cambiará a medida que conozcamos más sobre el virus.

Qué está haciendo la OMS

La OMS ha elaborado orientación para ayudar a las personas, los dirigentes comunitarios, los gobiernos y el sector privado a comprender algunas medidas cruciales que pueden adoptar para gestionar la infodemia de COVID-19.

Por ejemplo, la OMS ha colaborado estrechamente con más de 50 empresas y plataformas de redes sociales digitales, entre ellas TikTok, Google, Viber, WhatsApp y YouTube, con el fin de asegurar que los mensajes sanitarios con fundamento científico difundidos por la Organización o sus fuentes oficiales aparezcan en primer lugar en las búsquedas de información relacionada con la COVID-19.

Además, la OMS se ha asociado al gobierno del Reino Unido para realizar una campaña digital de concienciación sobre la información errónea relativa a la COVID-19, y alienta a las personas a denunciar contenidos falsos o engañosos publicados en línea. Además, la OMS está desarrollando instrumentos para amplificar los mensajes de salud pública, incluido el WHO Health Alert chatbot, disponible en WhatsApp, Facebook Messenger y Viber, a fin de proporcionar las últimas noticias e informaciones sobre la manera en que las personas se pueden proteger de la COVID-19 y proteger a los demás.

Enlace conexo