Profesora Mazzucato, distinguidos miembros del Consejo, queridos colegas y amigos:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches a todos. Estoy muy contento de poder unirme a ustedes en la primera reunión de esta nueva e importante iniciativa.
No podría llegar en un momento más importante.
La pandemia de COVID-19 es una vívida demostración de que una crisis de salud no es solo una crisis de salud, sino que puede tener consecuencias dramáticas para los medios de vida, las empresas y las economías.
La pandemia ha demostrado que, cuando la salud está en riesgo, todo está en riesgo. Sin embargo, cuando se protege y promueve la salud, las personas, las familias, las comunidades, las economías y las naciones pueden prosperar.
Esto es lo que muchos de los que trabajamos en el ámbito de la salud pública hemos defendido durante muchos años: que la salud no es un artículo de lujo, sino un derecho humano fundamental y la base de la estabilidad social, económica y política.
Hemos defendido que la salud no es un costo, sino una inversión en economías productivas, resilientes e inclusivas.
Por eso la cobertura sanitaria universal es la máxima prioridad de la OMS.
Sin embargo, a nivel mundial estamos yendo en la dirección equivocada. En todo el mundo, cada vez más hogares gastan una proporción creciente de sus ingresos en salud. Y cada vez hay más personas expuestas a la pobreza como consecuencia de los gastos directos en atención de salud.
Está claro que avanzar hacia la cobertura sanitaria universal no puede concernir únicamente a los ministerios de salud, sino que requiere un enfoque que abarque a todas las instancias gubernamentales, un liderazgo ejercido desde los más altos niveles políticos y una estrecha colaboración con los ministerios de finanzas.
La buena noticia es que estamos viviendo un momento de voluntad política sin precedentes a favor de la idea de la salud para todos.
En el periodo de sesiones de 2019 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, apenas unos meses antes de que comenzara la pandemia, los Estados Miembros de las Naciones Unidas acordaron respaldar la declaración política de alto nivel sobre la cobertura sanitaria universal.
Y la pandemia ha demostrado que las inversiones en los sistemas de salud y la seguridad sanitaria son necesarias ahora más que nunca.
Estamos en un momento único para movilizar las inversiones en favor de sociedades más sanas, más resilientes, más productivas y más sostenibles.
Ahí es donde este Consejo puede hacer una contribución importante.
Necesitamos una nueva narrativa que haga de la salud para todos el objetivo central de las políticas públicas en los ámbitos de la innovación, la industria, el empleo y el medio ambiente, entre otros.
Necesitamos un nuevo enfoque para dar forma a la economía mundial, con el objetivo de construir sociedades saludables, inclusivas, equitativas y sostenibles.
Tenemos que identificar las mejores prácticas de los países y comunidades de todo el mundo para que sirvan de base a recomendaciones aplicables.
Y necesitamos ideas audaces y prácticas.
Muchas gracias a todos ustedes por su compromiso con este Consejo y por servir a la humanidad con sus conocimientos y experiencia.
Esperamos con gran interés su liderazgo intelectual, su asesoramiento y sus ideas mientras trabajamos juntos por un mundo más sano, más seguro y más justo.
Gracias.