Según un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las actividades de inmunización realizadas en todo el mundo han permitido reducir en un 88 % las muertes por sarampión entre 2000 y 2024. Desde el año 2000, la vacunación ha salvado la vida a casi 59 millones de personas.
Sin embargo, se calcula que esta enfermedad se cobró en 2024 unas 95 000 víctimas mortales, en su mayoría niños menores de 5 años. Aunque esta cifra figura entre las más bajas desde 2000, no deja de ser inaceptable que ocurran muertes por una enfermedad que puede prevenirse mediante una vacuna muy eficaz y barata.
A pesar del descenso de la mortalidad, los casos están aumentando en todo el mundo: se calcula que en 2024 hubo 11 millones de infecciones, casi 800 000 más que en 2019, antes de la pandemia.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, ha comentado «El virus del sarampión es el más contagioso que existe, y estos datos muestran una vez más cómo aprovecha cualquier brecha en nuestras defensas colectivas. Es una enfermedad que no entiende de fronteras, pero cuando todos los niños de todos los lugares estén vacunados, evitaremos brotes costosos, salvaremos vidas y eliminaremos esta enfermedad en países enteros».
En 2024, los casos de sarampión aumentaron un 86 % en la Región del Mediterráneo Oriental de la OMS, un 47 % en la Región de Europa y un 42 % en la Región de Asia Sudoriental con respecto a 2019. Cabe destacar que en la Región de África se registró una disminución del 40 % en los casos y del 50 % en las muertes durante ese periodo, en parte gracias al aumento de la cobertura vacunal.
Si bien los repuntes recientes de sarampión se están produciendo en países y regiones donde es menos probable que los niños mueran, gracias a que se nutren mejor y disponen de más acceso a los servicios de salud, aquellos que se infectan siguen expuestos a sufrir complicaciones graves que pueden ser permanentes, como ceguera, neumonía y encefalitis, una infección que provoca inflamación y, en ocasiones, daños en el cerebro.
La cobertura vacunal actual no basta para proteger a toda la población
Según las estimaciones de la OMS y el UNICEF, el 84 % de los niños recibieron la primera dosis de la vacuna antisarampionosa en 2024 pero solo se administró la segunda dosis al 76 %. Este porcentaje es ligeramente superior al del año anterior, cuando se vacunó a dos millones de niños menos. De acuerdo con las orientaciones de la OMS, para detener la transmisión y proteger a la población frente a los brotes de sarampión se necesita alcanzar una cobertura de al menos el 95 % con las dos dosis vacunales.
En 2024, más de 30 millones de niños siguieron sin contar con la protección suficiente frente a esta enfermedad. Tres cuartas partes de ellos viven en las regiones de África y del Mediterráneo Oriental, a menudo en lugares precarios, afectados por conflictos o especialmente vulnerables.
En la evaluación de mitad de periodo de la Agenda de Inmunización 2030 (AI2030), publicada también hoy, se señala que el sarampión suele ser la primera enfermedad en resurgir cuando desciende la cobertura vacunal. El incremento de los brotes de esta enfermedad está poniendo de relieve las deficiencias de los programas de inmunización y de los sistemas de salud en todo el mundo, y podría ralentizar el avance hacia las metas de la AI2030, entre ellas la eliminación del sarampión.
Aumenta el número de brotes
En 2024, 59 países notificaron brotes de sarampión de gran magnitud o perturbadores, casi el triple que en 2021 y la cifra más alta desde el inicio de la pandemia de COVID-19. En todas las regiones, salvo en la de las Américas, hubo al menos un país en el que se registró un brote importante ese año. La situación cambió en 2025, cuando empezaron a declararse brotes en numerosos países de la Región de las Américas.Gracias al refuerzo de la vigilancia del sarampión, la OMS y los países tienen ahora más capacidad para detectar los brotes y actuar frente a ellos, y algunos están cerca de eliminar esta enfermedad. En 2024, los más de 760 laboratorios que forman parte de la Red Mundial OMS de Laboratorios para la Detección del Sarampión y la Rubéola analizaron más de 500 000 muestras, lo que representa un aumento del 27 % con respecto al año anterior.
Sin embargo, se teme que los profundos recortes de financiación que afectan tanto a dicha Red como a los programas nacionales de inmunización agraven las lagunas en la inmunidad y que en el próximo año se declaren nuevos brotes. En estos momentos, es fundamental atraer nuevos asociados y garantizar que los países destinan fondos internos de forma sostenible para seguir avanzando y librar al mundo del sarampión.
Avanzar hacia un mundo sin sarampión
Seguimos estando lejos de alcanzar la meta mundial de eliminación fijada en la AI2030. A finales de 2024, 81 países (el 42 %) habían logrado eliminar el sarampión, solo tres más que antes de la pandemia.
Con todo en 2025 se ha seguido avanzando. Por ejemplo, en septiembre se verificó la eliminación en varios países y territorios insulares del Pacífico, y este mismo mes se verificó en Cabo Verde, Mauricio y Seychelles, que se convirtieron en los primeros países de la Región de África de la OMS en lograrlo. De este modo, ya son 96 los países que han eliminado el sarampión.
La Región de las Américas recuperó en 2024 la condición de zona libre de sarampión por segunda vez —es la única región que ha obtenido esa verificación—, pero volvió a perderla en noviembre de 2025 debido a la persistencia de la transmisión en el Canadá.
El sarampión ha resurgido en los últimos años, incluso en países de ingresos altos que ya lo habían eliminado, porque las tasas de inmunización han caído por debajo del umbral del 95 %. Incluso en los países con una cobertura nacional elevada, si la vacunación es insuficiente en determinadas localidades, la población queda expuesta al virus y pueden producirse brotes y una transmisión sostenida.
Para lograr la eliminación del sarampión se necesitan un firme compromiso político y una inversión sostenida que garantice que se administran las dos dosis vacunales a todos los niños y que los sistemas de vigilancia detectan rápidamente los brotes. En la evaluación de mitad de periodo de la AI2030 se insta a los países y a sus asociados a reforzar la inmunización sistemática, la vigilancia y la respuesta rápida ante los brotes, así como a llevar a cabo campañas de alta calidad y amplia cobertura cuando la inmunización sistemática no baste para proteger a todos los niños.
Nota para los redactores
La OMS utiliza modelos estadísticos para estimar cada año los casos y las muertes por sarampión a partir de los casos notificados por los países, y revisa las estimaciones del año anterior para analizar la evolución de la enfermedad a lo largo del tiempo.
La OMS es uno de los miembros fundadores de la Alianza contra el Sarampión y la Rubéola, una iniciativa mundial destinada a poner fin a ambas enfermedades. Los objetivos de esta Alianza, que se enmarca en la AI2030 y se basa en el Marco Estratégico Mundial contra el Sarampión y la Rubéola 2030, son hacer frente al descenso de la cobertura vacunal en los países, recuperar los niveles de inmunización anteriores a la pandemia de COVID-19 y avanzar más rápidamente para liberar al mundo del sarampión y la rubéola. La Alianza está formada también por la Cruz Roja Americana; la Gates Foundation; Gavi, la Alianza para las Vacunas; los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos de América; la United Nations Foundation; y el UNICEF.
La eliminación del sarampión se define como la ausencia de transmisión endémica del virus causante en una región u otra zona geográfica durante más de 12 meses. Por el contrario, un país deja de considerarse libre de sarampión si el virus reaparece y la transmisión se mantiene de forma continua durante más de un año.
El marco mundial de seguimiento de la AI2030 define los brotes de gran magnitud o perturbadores como aquellos en los que se registran 20 casos o más por cada millón de habitantes en un periodo de 12 meses.