Enfermedad por coronavirus (COVID-19): embarazo, parto y puerperio
15 de marzo de 2022 | Preguntas y respuestasActualizado el 15 de marzo de 2022.
Las mujeres embarazadas o puérperas que son de mayor edad, tienen sobrepeso y presentan afecciones médicas preexistentes, como hipertensión y diabetes, parecen correr un mayor riesgo de presentar manifestaciones graves de la COVID-19. Cuando ello ocurre, además parecen necesitar atención en unidades de cuidados intensivos con más frecuencia que las mujeres en edad reproductiva que no están embarazadas.
Sin embargo, debido a las transformaciones que experimentan sus cuerpos y sistemas inmunitarios, sabemos que las mujeres embarazadas pueden verse gravemente afectadas por algunas infecciones respiratorias. Es importante, por tanto, que tomen precauciones para protegerse contra la COVID-19 y que informen al personal médico que las atienda sobre eventuales síntomas (en particular, fiebre, tos o dificultad para respirar).
La OMS seguirá revisando y actualizando la información y las orientaciones que ofrece a medida que disponga de más datos.
Las mujeres embarazadas deben tomar las mismas precauciones para evitar la infección por el virus de la COVID-19 que las demás personas. Las medidas para protegerse a sí misma —y a los que la rodean— son:
- vacunarse;
- mantener la distancia entre usted y otras personas, y evitar los espacios concurridos;
- mantener las habitaciones bien ventiladas
- utilizar una mascarilla cuando no sea posible mantener una distancia física suficiente con los demás
- lavarse las manos con frecuencia con un gel hidroalcohólico o con agua y jabón; y
- practicar la higiene respiratoria. Esto significa cubrirse la boca y la nariz con la parte interior del codo flexionado o con un pañuelo de papel al toser o estornudar. A continuación, deseche el pañuelo usado inmediatamente.
Si tiene fiebre, tos o dificultad para respirar, busque enseguida asistencia médica. Antes de acudir a un centro médico llame por teléfono y siga las instrucciones de su autoridad médica local.
Las mujeres embarazadas y las que hayan dado a luz recientemente deben acudir a sus citas médicas habituales, con arreglo a la normativa local y observando las medidas adaptadas para reducir la posible transmisión del virus.
Los protocolos de las pruebas y los criterios de selección de las mujeres embarazadas que se someterán a ellas varían en función del lugar de residencia.
Ahora bien, la recomendación de la OMS es dar prioridad a las embarazadas que presenten síntomas de la COVID-19. Si tienen la COVID-19, es posible que necesiten recibir atención especializada.
La transmisión del virus in utero o durante el parto es
posible, pero es muy poco frecuente. La mayoría de los bebés no desarrollan
COVID-19, y los que presentan síntomas tienden a recuperarse rápidamente.
Los bebés pueden infectarse después del nacimiento, por lo que si se contagia de COVID-19, es importante que usted y los demás cuidadores tomen todas las precauciones para reducir el riesgo de transmitir del virus al bebé.
Los bebés pueden ser colocados piel con piel y amamantados si se confirma o se sospecha que la madre tiene COVID-19. Los numerosos beneficios del contacto piel con piel y de la lactancia materna superan con creces los posibles riesgos de transmisión y enfermedad asociados a la COVID-19.
Todas las mujeres embarazadas y puérperas y sus recién nacidos, incluidos aquellos con infección confirmada o presunta por el virus de la COVID-19, tienen derecho a una atención de alta calidad antes, durante y después del parto, incluida la atención de salud mental.
Una experiencia de parto segura y positiva incluye:
- ser tratada con respeto y dignidad
- tener a un acompañante de su elección presente durante el parto
- una comunicación clara por parte del personal de maternidad
- estrategias adecuadas para aliviar el dolor
- movilidad durante el parto, siempre que sea posible, y elección de la posición de parto.
Si se sospecha o se ha podido confirmar que la embarazada tiene la COVID-19, los trabajadores de la salud deberían tomar todas las precauciones adecuadas para reducir su riesgo de infección y el de terceros, incluida la higiene de manos y el uso de indumentaria de protección como guantes, bata y mascarilla médica.
No. El consejo de la OMS es que las cesáreas se lleven a cabo únicamente cuando estén médicamente justificadas.
El tipo de parto debe determinarse de modo personalizado y de acuerdo con las preferencias de la mujer y las indicaciones obstétricas.
Sí, las mujeres embarazadas pueden
vacunarse contra la COVID-19.
Las vacunas contra la COVID-19 ofrecen una fuerte
protección contra la enfermedad grave, la hospitalización y la muerte por
COVID-19. La vacunación durante el embarazo es importante siempre que haya
riesgo de contraer la enfermedad, pero especialmente para los trabajadores de
la salud de primera línea, las personas que viven en zonas donde hay una
elevada transmisión comunitaria y las que padecen enfermedades como la
hipertensión (tensión arterial alta) y la diabetes, que aumentan el riesgo de
enfermedad grave.
Algunas pruebas también sugieren que los bebés pueden
recibir beneficios de protección de la vacuna, además de los beneficios para
las mujeres embarazadas.
Las mujeres embarazadas de muchos países del mundo ya han recibido las vacunas COVID-19, y no se han identificado problemas de seguridad relacionados con sus embarazos o la salud de sus bebés. Ninguna de las vacunas COVID-19 autorizadas hasta la fecha utiliza virus vivos, que tienen más probabilidades de plantear riesgos durante el embarazo.
Sí. El contacto directo y temprano, así como la lactancia materna exclusiva ayudan al bebé a desarrollarse. Debería:
- Amamantar observando una buena higiene respiratoria;
- Tener en brazos a su bebé, piel con piel; y
- Compartir una habitación con su bebé.
Debe lavarse las manos antes y después de tocar a su bebé y mantener todas las superficies limpias. Se recomienda a las madres con síntomas de COVID-19 que lleven puesta una mascarilla médica durante todo contacto con el bebé.