ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 17 de marzo de 2022
Los resultados de una nueva investigación- en inglés demuestran que menos del 2% de los bebés nacidos de mujeres infectadas por el SARS-CoV-2 dan positivo en la prueba de detección de dicho virus. Y, lo que es más importante, son aún menos los que muestran signos de la enfermedad.
La investigación también demuestra la importancia del contacto piel con piel para las mujeres y los recién nacidos. Los partos vaginales y la lactancia materna no aumentan la probabilidad de transmisión del SARS-CoV-2.
Estos resultados se basan en una «revisión sistemática evolutiva»: se trata de una investigación mundial en curso en cuyo marco se están recogiendo y sintetizando datos sobre la situación de las mujeres embarazadas con COVID-19 en países de todo el mundo. Está dirigida por investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), la Organización Mundial de la Salud y el Programa Especial de las Naciones Unidas de Investigaciones, Desarrollo y Formación de Investigadores sobre Reproducción Humana, junto con otros colaboradores.
Riesgos para los recién nacidos y las mujeres
Aunque el riesgo de transmisión materno-infantil parece ser poco frecuente, los resultados de la investigación-en inglés, muestran que las mujeres embarazadas o que han estado recientemente embarazadas y que tienen COVID-19 presentan más probabilidades de ser ingresadas en unidades de cuidados intensivos o de necesitar asistencia respiratoria en comparación con las mujeres no embarazadas en edad reproductiva.
Las mujeres embarazadas con COVID-19 también tienen más probabilidades de dar a luz prematuramente. La investigación ha demostrado que 1 de cada 4 bebés nacidos de mujeres con COVID-19 fue ingresado en una unidad neonatal, aunque faltan datos sobre las causas del ingreso. Sin embargo, las tasas de mortinatalidad y mortalidad neonatal fueron bajas.
Al igual que en la población general, los riesgos son mayores para quienes padecen afecciones preexistentes, como la diabetes o la hipertensión arterial crónica; también parece haber más riesgos para quienes no son blancos, tienen más edad o padecen obesidad.
Mercedes Bonet, una de las autoras del estudio, comenta: «Las pruebas nos muestran que tener afecciones preexistentes, como diabetes o hipertensión, aumenta el riesgo, se esté o no embarazada.»
Repercusiones sobre la atención de salud
Es importante que los proveedores de atención de salud sean conscientes de que las mujeres embarazadas con COVID-19 y sus bebés recién nacidos pueden tener más probabilidades de necesitar atención especializada, y de que las mujeres y sus bebés han de tener acceso a esta atención. Esto se aplica especialmente a las mujeres embarazadas con COVID-19 que tienen otras comorbilidades o factores de riesgo.
Además, es fundamental subrayar que, tanto si una mujer tiene COVID-19 como si no, debe garantizarse su derecho a una experiencia positiva del embarazo y el parto. Más información
También es importante reconocer el aumento del estrés y la ansiedad causado por la COVID-19-en inglés, que puede afectar especialmente a las mujeres embarazadas, las mujeres que han estado recientemente embarazadas y sus parejas, hijos y familias; los proveedores de atención de salud deben responder a las mujeres embarazadas de forma adecuada y empática.
La OMS sigue trabajando para aumentar nuestros conocimientos sobre la transmisión vertical del SARS-CoV-2 y el momento en que se produce dicha transmisión. Más información-en inglés