Tuberculosis: tamizaje sistemático

23 de mayo de 2024 | Preguntas y respuestas

El tamizaje para la detección de la tuberculosis implica la identificación activa de las personas en situación de riesgo de contraer la enfermedad por tuberculosis. El tamizaje de las poblaciones o los grupos de alto riesgo consiste en evaluar los síntomas y efectuar pruebas, exámenes u otros procedimientos que pueden aplicarse con rapidez. El tamizaje para la detección de la tuberculosis a veces también recibe el nombre de «detección activa de casos de tuberculosis».

La OMS recomienda someter a un tamizaje sistemático a las personas que más riesgo presentan de contraer tuberculosis, ya que la detección precoz y el inicio del tratamiento pueden mejorar sus resultados y evitar que tengan que afrontar gastos catastróficos. Es posible que las personas no comprendan plenamente el riesgo que corren de contraer tuberculosis, y los programas de tratamiento que se basan íntegramente en que las personas acudan a recibir atención contra la tuberculosis cuando se sientan enfermas pasarán por alto muchas oportunidades de tratar a las personas en una etapa más temprana de la enfermedad. De este modo, el tamizaje puede contribuir a promover la salud y ayudar a la población a superar muchas de las barreras a las que se enfrentan para acceder a la atención de salud.

El tamizaje puede beneficiar a toda la comunidad al reducir la prevalencia de la tuberculosis y evitar futuras enfermedades. Generalizar el tamizaje sistemático de la tuberculosis es importante para las comunidades con una alta carga de tuberculosis, así como para los países en los que un porcentaje importante de los pacientes con tuberculosis no se detectan o reciben atención tarde.

La OMS recomienda encarecidamente que las poblaciones siguientes se sometan a tamizaje para detectar la tuberculosis:

  • los contactos del hogar y los contactos estrechos de los pacientes con tuberculosis (ya sea en el hogar o en sus comunidades),
  • las personas que viven con el VIH,
  • las personas expuestas a la sílice (generalmente a través de algunas formas de minería) y
  • las personas recluidas en establecimientos penitenciarios.

También puede plantearse la opción del tamizaje en el caso de otros grupos, por ejemplo:

  • las personas con factores de riesgo de contraer tuberculosis en un establecimiento de atención de la salud (por ejemplo, personas con diabetes, neumopatías crónicas, malnutrición, grupos de edad avanzada),
  • las comunidades donde el riesgo de contraer tuberculosis es mayor o que tienen un acceso limitado a la atención.

El tamizaje a nivel comunitario es una opción en el caso de las poblaciones meta con mayor riesgo de contraer la tuberculosis y que tienen un acceso limitado a la atención de la salud, como las comunidades pobres de las zonas urbanas, las comunidades de personas sin hogar, los migrantes, los refugiados, las comunidades aisladas en lugares de difícil acceso y otros grupos vulnerables o marginados.

También puede optarse por este tamizaje a nivel comunitario en zonas donde la prevalencia de la tuberculosis entre la población general sea del 0,5% o superior. Los estudios muestran que, en estas condiciones, el tamizaje para la detección de la tuberculosis puede reducir la prevalencia y la propagación de la enfermedad entre la población, a condición de que se lleve a cabo con una cobertura adecuada y utilizando herramientas rigurosas de tamizaje y diagnóstico.

El tamizaje para la detección de la tuberculosis suele llevarse a cabo durante los exámenes de los contactos en el contexto del hogar y en entornos comunitarios, o en dispensarios, como los dispensarios especializados en el tratamiento del VIH, los centros de atención primaria de salud o los departamentos ambulatorios. Cabe la posibilidad de llevar a cabo un tamizaje ocupacional en el lugar de trabajo, y también puede efectuarse en instituciones penitenciarias y de otro tipo. Mediante campañas itinerantes de tamizaje, se puede llegar a las comunidades en situación de riesgo.

Existen distintas maneras de detectar la tuberculosis y decidir que es necesario llevar a cabo pruebas adicionales. Entre otras, cabe destacar las radiografías de tórax para el tamizaje de los síntomas, así como las pruebas moleculares de diagnóstico rápido (PDRm) recomendadas por la OMS, como Xpert MTB/RIF® y Truenat® en esputo. La proteína C reactiva, un simple análisis de sangre en el punto donde se presta la atención de salud, también puede servir como medio de tamizaje entre las personas que viven con el VIH. El tamizaje puede consistir en distintas pruebas, que pueden llevarse a cabo en paralelo o sucesivamente. Las pruebas para detectar la infección por tuberculosis, como las pruebas cutáneas (con tuberculina (prueba de la tuberculina) o con nuevos antígenos de la tuberculosis) y la prueba de liberación de interferón gamma, no se utilizan para el tamizaje de la enfermedad por tuberculosis.

El objetivo del tamizaje es determinar qué personas tienen una mayor probabilidad de contraer tuberculosis y, por lo tanto, deben someterse a pruebas adicionales. Estas pruebas forman parte de algoritmos que prevén que las personas cuya prueba arroja un resultado positivo se sometan a nuevas pruebas diagnósticas. Existen distintos algoritmos de tamizaje, en función de las poblaciones objeto de la prueba (por ejemplo, la población general, las personas que viven con el VIH, las personas con otros factores de riesgo de contraer la tuberculosis o los niños), así como de la disponibilidad de las pruebas. En el manual operativo que acompaña a las directrices se describen diversos algoritmos que se hacen eco de la evidencia más reciente sobre el desempeño de estas pruebas y algoritmos de tamizaje.

Existen diferentes pruebas de tamizaje y algoritmos, en función de las características de las personas (por ejemplo, edad, infección por VIH, prevalencia de la tuberculosis en la comunidad). Su proveedor de atención de la salud puede proporcionarle más información sobre el tamizaje que mejor se adecúa a su caso.

Existe la posibilidad de recurrir a un programa de detección asistida por computadora (DAC) en lugar de a una persona capacitada, como un radiólogo, para interpretar una radiografía de tórax. Se ha demostrado que los programas de DAC, en cuyo funcionamiento está integrada la inteligencia artificial, detectan anomalías relacionadas con la tuberculosis tan bien como lo haría un trabajador de la salud capacitado. No obstante, por el momento, los radiólogos y otros especialistas capacitados siguen siendo necesarios para distinguir en una radiografía de tórax distintas enfermedades o interpretar una radiografía y detectar la tuberculosis en un niño. La recomendación que la OMS lanzó en 2021 sobre la DAC solamente hace referencia a su utilización para determinar la probabilidad de que una anomalía observada en la radiografía se deba o no a la tuberculosis pulmonar. Con todo, la DAC está evolucionando rápidamente, y es posible que la medicina pueda utilizar estas tecnologías con buenos resultados en el futuro con otros fines.

Un resultado positivo no equivale a una confirmación de que haya contraído tuberculosis. Por lo general, significa que puede ser necesario un tamizaje adicional para verificar si tiene la enfermedad por tuberculosis. Estas pruebas de confirmación pueden consistir en la recolección de esputo, orina o sangre, o radiografías u otros tipos de estudios. Aunque a veces es posible realizar estas pruebas en el mismo lugar donde se efectuó el tamizaje, en otras ocasiones se llevan a cabo en otros centros. Su proveedor de atención de la salud puede proporcionarle más información al respecto.

La enfermedad por tuberculosis suele causar tos, esputo (a veces con sangre), fiebre, sudoración nocturna y pérdida del apetito. Si presenta alguno de estos síntomas, póngase inmediatamente en contacto con su proveedor de atención de la salud. Algunos de estos síntomas pueden deberse a afecciones distintas de la tuberculosis, como un resfriado o una neumonía.

Por lo general, esto significa que no son necesarias más pruebas, y que no hay evidencia de que haya contraído la enfermedad que causa la tuberculosis. A veces, se llevará a cabo un segundo tamizaje para confirmar el resultado negativo del primero. Sin embargo, dado que el riesgo de contraer tuberculosis podría seguir siendo elevado, será útil hablar con su proveedor de atención de la salud sobre el tamizaje para detectar la infección por tuberculosis y la posible necesidad de tratamiento preventivo de la tuberculosis (TPT). Si aparecen síntomas que podrían indicar que ha contraído la tuberculosis, póngase en contacto con su proveedor de atención de la salud.

El tratamiento preventivo de la tuberculosis (TPT) consiste en un ciclo de uno o más medicamentos contra la tuberculosis administrados con la intención de prevenir la aparición de la enfermedad por tuberculosis. La TPT solo se administra a personas infectadas con la bacteria de la tuberculosis, o que han estado expuestas a ella, y cuyo riesgo de contraer la enfermedad por tuberculosis es mayor. La TPT es eficaz para eliminar los bacilos de la tuberculosis que han infectado el cuerpo antes de que puedan dañar los órganos y causar la enfermedad. Se estima que alrededor de una cuarta parte de la población mundial está infectada con la bacteria de la tuberculosis, y la mayoría de esas personas no contraerán la enfermedad. No obstante, en el caso de algunas de estas personas, el riesgo de tuberculosis es mayor, y una TPT eficaz puede reducir ostensiblemente ese riesgo.

Las personas que corren un riesgo especialmente alto de presentar la enfermedad por tuberculosis o que están expuestas de manera sistemática a la tuberculosis infecciosa pueden necesitar tamizajes repetidos, como las personas con una radiografía de tórax anormal indicativa de tuberculosis (p. ej., con una lesión fibrótica) pero a las que no se diagnosticó la enfermedad en el momento del tamizaje, los trabajadores de la salud, las personas privadas de libertad y las personas que viven con el VIH.

Las personas que viven con el VIH deben someterse a tamizaje para detectar síntomas de tuberculosis, o utilizar otras herramientas de tamizaje, cada vez que se reúnan con un trabajador de la salud, como el tamizaje anual mediante rayos X para las personas que viven con el VIH y que reciben periódicamente atención del VIH, en el momento de la prueba de carga viral u otras pruebas.

Los tamizajes anuales o semestrales en el lugar de trabajo pueden ser una opción práctica para las ocupaciones con mayor riesgo de tuberculosis, como los mineros expuestos a la sílice y los trabajadores de la salud. En las instituciones penitenciarias, se aconseja, como mínimo, realizar un tamizaje en el momento del ingreso, repetir esta prueba cada año a partir de ese momento y realizar una antes de la puesta en libertad.

A nivel comunitario, los tamizajes reiterados que se llevan a cabo anualmente desde hace varios años han permitido reducir la prevalencia y la transmisión de la tuberculosis. Una vez se ha reducido notablemente la prevalencia de la tuberculosis en una comunidad o grupo de riesgo, el programa de lucha contra la tuberculosis puede optar por interrumpir el tamizaje; no obstante, antes es preciso determinar los criterios para dar ese paso.

La detección y el tratamiento tempranos e integrales de las personas con tuberculosis también previenen la transmisión y podrían propiciar una reducción de la prevalencia y, de este modo, ahorrar costos en última instancia. Sin embargo, para instaurar el tamizaje se necesitarán recursos adicionales, tanto humanos como financieros. También se incurrirá en costos adicionales a causa del aumento de la demanda de pruebas diagnósticas para las personas que den positivo en las pruebas de detección de la tuberculosis, así como para tratar a las demás personas con tuberculosis identificadas durante el tamizaje.

En consecuencia, puede ser necesario movilizar recursos de fuentes nacionales y/o externas. Los organismos de financiación, como el Fondo Mundial, pueden apoyar las actividades de tamizaje.

La detección y el tratamiento tempranos e integrales de las personas con tuberculosis también previenen la transmisión y podrían propiciar una reducción de la prevalencia y, de este modo, ahorrar costos en última instancia. Las personas que se someten al tamizaje no deberían tener que pagar de su bolsillo el costo de estas pruebas, ni de un posible diagnóstico o tratamiento contra la tuberculosis derivado de estas pruebas, ni deberían tener que afrontar dificultades financieras como consecuencia del resultado del tamizaje.