Informe de monitoreo mundial 2023 sobre la cobertura sanitaria universal

24 de julio de 2024 | Preguntas y respuestas

El Informe de monitoreo mundial sobre la cobertura sanitaria universal (Informe de monitoreo mundial sobre la CSU) es la herramienta oficial de monitoreo de la meta 3.8.1 (cobertura de los servicios de salud - en inglés) y la meta 3.8.2 (dificultades financieras - en inglés) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La OMS y el Banco Mundial preparan conjuntamente el informe cada dos años.

Los datos utilizados para medir la dimensión de cobertura de servicios de la CSU se derivan de una combinación de fuentes: datos notificados por las administraciones (de los países), estimaciones derivadas de encuestas (de los países y los organismos que realizan encuestas como la Encuestas Demográfica y de Salud  y las Encuestas de Indicadores Múltiples por Conglomerados) y estimaciones basadas en modelos (de los programas técnicos de la OMS). En el informe se presentan estimaciones mundiales, regionales y nacionales de la cobertura de servicios para los siguientes años de referencia: 2000, 2005, 2010, 2015, 2017, 2019 y 2021. En el anexo 1 del Informe de monitoreo mundial 2023 sobre la CSU se puede consultar información más detallada sobre la procedencia de los datos. 

Asimismo, en el informe se presentan las estimaciones mundiales y regionales de las dificultades financieras para seis años de referencia en el periodo de 2000 a 2019 (2000, 2005, 2010, 2015, 2017 y 2019). Las estimaciones de los años de referencia son previsiones basadas en datos procedentes de casi 1000 encuestas domiciliarias realizadas en 167 países, que en conjunto representan más del 90% de la población mundial, y estimaciones basadas en modelos para los países y territorios restantes sin datos procedentes de encuestas domiciliarias. 

Además, en el informe se facilitan estimaciones de las dificultades financieras durante la pandemia de COVID-19 para los 23 países que siguieron recopilando datos de encuestas domiciliarias en 2020 o 2021. En el anexo 10 del Informe de monitoreo mundial 2023 sobre la CSU se puede consultar información más detallada sobre la procedencia de los datos.

La naturaleza inclusiva de la CSU y su atención destacada a la prestación de servicios de salud de calidad que atiendan las necesidades a lo largo del curso de la vida plantean desafíos particulares para el monitoreo de la meta 3.8.1 de los ODS. Ningún índice puede por sí solo capturar plenamente todos los servicios de salud incluidos en la CSU. Por tanto, el actual índice de cobertura de servicios (ICS) de CSU utiliza una selección de indicadores para representar la cobertura general de los servicios de salud esenciales en toda la población de un país. 

En el ICS se combinan una serie de servicios de salud esenciales representativos en cuatro esferas amplias de cobertura de servicios: salud reproductiva, neonatal, materna e infantil; enfermedades infecciosas, enfermedades no transmisibles; y capacidad de los servicios y acceso a estos. El ICS se calcula como la puntuación media (sobre 100) de 14 indicadores de seguimiento seleccionados entre dichas esferas de salud para cada país. Los agregados regionales y mundiales se calculan como los promedios ponderados según la población de los ICS nacionales.

Lo más útil es efectuar comparaciones a lo largo del tiempo entre diferentes niveles del ICS: cobertura de servicio muy alta (índice de 80 y superior), cobertura de servicio alta (índice entre 60 y 79), cobertura de servicio media (índice entre 40 y 59), cobertura de servicio baja (índice entre 20 y 39) y cobertura de servicio muy baja (índice <20).

Los gastos catastróficos en atención de salud se refieren a los casos en que se incurre en gastos directos cuantiosos en atención de salud en relación con el consumo o los ingresos totales. En concreto, en la meta 3.8.2 de los ODS se estima que si los gastos directos familiares en atención de salud superan el 10% o el 25% de los ingresos o el consumo del hogar se trata de gastos catastróficos en atención de salud. En ese sentido, los gastos catastróficos pueden afectar a hogares de todos los niveles de ingresos o consumo. 

Los gastos directos catastróficos en atención de salud reducen la capacidad de los hogares para consumir otros bienes y servicios esenciales, como alimentos, vivienda, ropa o educación. Quienes se encuentran en situación de pobreza o de cuasipobreza son especialmente vulnerables, pues pueden verse obligados a reducir el consumo de artículos de primera necesidad debido a los gastos directos en atención de salud, lo que, a su vez, puede llevar a un círculo vicioso infinito de mala salud y pobreza. Para más información, consúltense los metadatos de la meta 3.8.2 de los ODS (en inglés).

Los indicadores de los gastos empobrecedores en atención de salud complementan los indicadores de los gastos catastróficos de la meta 3.8.2 de los ODS al reconocer que incluso pagos directos de poca cuantía en términos absolutos pueden amenazar el nivel de vida de quienes se encuentran en situación de pobreza o de cuasipobreza. En efecto, los gastos en necesidades muy básicas, como los alimentos, absorben una proporción mucho mayor de los ingresos de los hogares más pobres. 

En consecuencia, en términos absolutos puede que los hogares más pobres no tengan la capacidad de gastar mucho, o incluso nada, en atención de salud. Por ello los indicadores de gastos empobrecedores en atención de salud identifican:

  1. a personas en situación de pobreza que gastan alguna cantidad en atención de salud directamente de su bolsillo. Esas personas se empobrecen todavía más debido a esos pagos, puesto que por su causa se hunden aún más en la pobreza; y
  2. a personas que han tenido que reducir su consumo por debajo de los niveles mínimos de subsistencia identificados por el umbral de pobreza debido a las cuantías absolutas que gastaron directamente en atención de salud. Esas personas se empobrecen o se ven empujadas hacia la pobreza por los pagos directos en atención de salud. Por tanto, se considera que los gastos directos en atención de salud son empobrecedores si empujan a las personas por debajo del umbral de la pobreza o las hunde aún más por debajo de dicho umbral.

Para más información, consúltense el recuadro 2.2 y los anexos 7 y 8 del informe Seguimiento de la cobertura sanitaria universal: informe de monitoreo mundial 2023.

Los indicadores de los gastos empobrecedores en atención de salud pretenden capturar los efectos de los gastos directos en atención de salud en los niveles mínimos de subsistencia. En los medios de comunicación el lenguaje utilizado es menos técnico con el fin de facilitar la comprensión de la problemática. Entre las personas que se hunden aún más en la pobreza debido a los costos en atención de la salud se incluyen tanto las personas empobrecidas como las muy empobrecidas (o que se ven empujadas hacia la pobreza y se hunden aún más en la pobreza) por los gastos directos en salud,  ya que en ambos casos esas personas pasan a ser más pobres. Sin embargo, cuando se menciona a las personas en situación de pobreza solo se hace referencia a las personas muy empobrecidas, por ejemplo son pobres incluso sin tener gastos directos en atención de salud, pero tener que pagar la atención de salud ha empeorado directamente sus condiciones de vida al reducir aún más su consumo básico por debajo de los niveles mínimos que permiten garantizar las necesidades esenciales.

Entre los 344 millones de personas con gastos directos empobrecedores en atención de salud en el umbral de pobreza extrema se incluyen:

  • 55 millones de personas (en inglés) empobrecidas o que se ven empujadas hacia la pobreza extrema
  • 289 millones de personas (en inglés) muy empobrecidas o que se vieron empujadas aún más hacia la pobreza extrema. Estas son las personas en situación de pobreza extrema y que tienen gastos directos en atención de salud. En los medios de comunicación, esta cifra se redondea a unos 300 millones de personas en situación de pobreza extrema.

En el informe se muestra que en 2019, 1000 millones de personas se enfrentaron a gastos catastróficos en atención de salud por destinar más del 10% de su presupuesto familiar en atención de salud a pagos directos. En el informe se señala también que 1300 millones de personas se vieron cayeron o se hundieron aún más en la pobreza relativa por los gastos directos en salud. Sin embargo, el total general de personas que se enfrentan a algún tipo de dificultad financiera es de solo 2000 millones de personas. Ello se debe a que los indicadores de los gastos directos catastróficos y empobrecedores en atención de salud  no son mutuamente excluyentes: puede haber personas en los dos grupos, o solo en uno o en ninguno. Hay una superposición, pero el informe muestra que la superposición estimada es menor. Para más información, véase la sección 2.2.2 del Informe de monitoreo mundial 2023 sobre la CSU.

El umbral de pobreza extrema, definido como USD 2,15 ajustados por poder adquisitivo por persona y día, refleja un umbral mundial por debajo del cual una persona no puede satisfacer sus necesidades más básicas. Sin embargo, el consumo por encima de este umbral no significa ausencia de pobreza. Por ello en el Informe de monitoreo mundial 2023 sobre la CSU también se presentan conclusiones sobre el empobrecimiento debido a los costos de la atención de salud para un umbral de pobreza relativa.

El umbral de pobreza relativa determina si una persona es considerada pobre comparando su consumo no con el umbral de  pobreza absoluta como el de USD 2,15/día, sino con el consumo medio de otras personas en el mismo país o territorio. En concreto para este informe esto se define como las personas cuyo consumo se encuentra por debajo del 60% de la mediana del consumo per cápita en su país.

Hay una superposición, pero todavía no está estimada. Se hará para el próximo informe mundial. Para más información, consúltese el recuadro 2.2. del Informe de monitoreo mundial 2023 sobre la CSU.

Hay una superposición, pero el alcance de la superposición todavía se está investigando. Las metodologías, así como las fuentes de datos, utilizadas para calcular las personas totalmente cubiertas por servicios de salud esenciales y las que pasan por dificultades financieras son muy diferentes y, por tanto, esto no puede evaluarse directamente. Para más información sobre las metodologías, consúltense el anexo 1, el anexo 9 y la sección 2.2. del Informe de monitoreo mundial 2023 sobre la CSU.

El año más reciente del índice de cobertura de los servicios depende de la disponibilidad de datos y del proceso de publicación de la meta 3.8.1 de los ODS. A escala mundial, las fuentes de datos para la cobertura de servicios tienen retrasos en los plazos, lo que significa que los datos no están disponibles de inmediato para todos los países, sino que lleva tiempo pasar por los diversos sistemas de recopilación, validación y notificación de datos. 

Las estimaciones publicadas en el Informe de monitoreo mundial 2023 sobre la CSU no son estimaciones evolutivas que se actualicen continuamente, sino que más bien ofrecen una instantánea de un periodo de tiempo específico. En el caso del informe de 2023, el periodo de tiempo evaluado para la cobertura de servicios es 2000-2021. La evaluación de los datos para cada actualización de la serie cronológica comienza unos 18 meses antes de la publicación en cada informe y puede incluir nuevos datos para cualquier año desde 2000 que hayan pasado a estar disponibles desde el último informe. Las estimaciones mundiales y regionales de las dificultades financieras recogidas en este informe están disponibles hasta 2019 y se basan en datos procedentes de más de 1000 encuestas representativas a nivel nacional polivalentes y sobre presupuestos familiares.

La mayoría de los países no realizan este tipo de encuestas todos los años y, por lo general, los datos de las encuestas solo pasan a estar disponibles para su análisis 1 o 2 años después de recopilarse. Incluso en el mejor de los casos, ambos factores restringen la vigencia de las estimaciones mundiales y regionales sobre las dificultades financieras que pueden proporcionar los informes de monitoreo mundial. Ambos factores también se vieron gravemente exacerbados durante la pandemia de COVID-19, que paralizó casi por completo la recopilación y el procesamiento de los datos de las encuestas domiciliarias. Por ejemplo, al comienzo de la pandemia en mayo de 2020, el 96% de 122 oficinas nacionales de estadística entrevistadas para un estudio sobre las interrupciones en la recopilación de datos en relación con la COVID-19 señalaron que la recopilación de datos presencial se había detenido por completo. Para mayo de 2021, solo el 44% de 118 oficinas nacionales de estadística habían reanudado la recopilación de datos presencial. Por tanto, la disponibilidad de datos fue insuficiente para que en este informe se proporcionaran estimaciones mundiales o regionales de las dificultades financieras para 2020 o posteriormente. Con todo, el informe presenta datos sobre las dificultades financieras durante la pandemia procedentes de 23 países que mantuvieron sus programas de encuestas domiciliarias en 2020 y 2021.

Si bien los datos disponibles apuntan a que la COVID-19 afectó negativamente en la cobertura de servicios, desde 2015 ya se venía observando un estancamiento en la expansión de los servicios de salud esenciales. El índice mundial de cobertura de los servicios no varió en absoluto entre 2019 y 2021, manteniéndose a escala mundial en un índice de 68 sobre 100. Ahora bien, se observaron descensos a nivel subregional y nacional en algunas dimensiones del índice de cobertura de los servicios, así como importantes trastornos graves en la prestación de servicios de salud que no están recogidos en el índice anual a nivel mundial.

Si bien la falta de datos hizo imposible calcular las estimaciones mundiales y regionales de la protección financiera para el periodo 2020-2022, los datos que se desprenden de una pequeña muestra de países que recopilaron datos durante la pandemia indican un empeoramiento de las dificultades financieras de la población general, en particular entre las personas pobres, así como una recuperación desigual e incompleta.

Ambos indicadores de la CSU requieren sistemas de información sanitaria y financiera modernos y adecuados para presentar datos periódicamente y mejorar la puntualidad del seguimiento de los progresos y, de ese modo, guiar el diseño de las políticas. Este es un importante llamamiento a la acción del Informe de monitoreo mundial 2023 sobre la CSU.

Si bien los datos presentados en el informe son de ámbito mundial y regional, las recomendaciones de políticas específicas dependen en gran medida de los contextos nacionales. También pueden extraerse algunas enseñanzas generales de las preocupantes tendencias mundiales y regionales en la cobertura de los servicios y las dificultades financieras, así como de los retos en la disponibilidad de datos, como se ha señalado anteriormente. Alcanzar el objetivo de la CSU para 2030 requiere inversiones considerables de los sectores público y privado y la adopción de medidas aceleradas por parte de gobiernos y asociados. Ello conlleva reorientar los sistemas de salud hacia un enfoque de atención primaria de salud reforzando a los trabajadores de la salud de primera línea y a los agentes de salud comunitarios, y promover los últimos avances en salud y tecnología digitales con el fin de fomentar la equidad tanto en la prestación de servicios de salud esenciales como en la protección financiera. 

Para que los gobiernos y los expertos puedan llevar a cabo análisis adicionales y centrados en países concretos, los datos de ámbito mundial, regional y nacional presentados en el informe pueden consultarse en acceso abierto en el Observatorio Mundial de la Salud de la OMS (en inglés).