La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado hoy sus primeras directrices sobre el tratamiento de la hepatitis B crónica, una infección vírica del hígado que se transmite través de la sangre u otros líquidos corporales y que provoca unas 650 000 muertes al año —la mayoría de ellas en países de ingresos bajos y medianos—.
En todo el mundo, unos 240 millones de personas padecen una infección crónica por el virus de la hepatitis B, y las tasas de infección más elevadas se registran en África y Asia. Las personas con infección crónica por el virus de la hepatitis B corren un mayor riesgo de morir de cirrosis y cáncer hepático.
Existen medicamentos eficaces que pueden prevenir que las personas desarrollen estas enfermedades y vivan más tiempo. Sin embargo, la mayoría de las personas que necesitan estos medicamentos no puede acceder a ellos o solo puede obtener un tratamiento de calidad subestándar. Una de las razones es que los países, especialmente los de ingresos bajos y medianos, carecen de orientaciones claras basadas en pruebas científicas respecto de quién debería recibir tratamiento y qué medicamentos se han de administrar.
"La decisión de quién necesita tratamiento para la hepatitis B depende de varios factores", dice el Dr. Stefan Wiktor, director del Programa Mundial de la OMS contra las Hepatitis. "Estas nuevas directrices, en las que se ofrecen recomendaciones terapéuticas basadas en pruebas simples y económicas, ayudará a los clínicos a adoptar las decisiones correctas".
Las directrices de la OMS para la prevención, la atención y el tratamiento de las personas con infección crónica por el virus de la hepatitis B (WHO guidelines for the prevention, care and treatment of persons living with chronic hepatitis B infection) se sustentan en un enfoque simplificado de la atención a las personas con infección crónica por el virus de la hepatitis B, especialmente en entornos con escasos recursos.
Las directrices abarcan todo el espectro de la atención, desde la determinación de quién necesita tratamiento hasta qué medicamentos administrar y cómo hacer un seguimiento de las personas a largo plazo.
Las principales recomendaciones son:
- utilizar un número reducido de pruebas simples y no invasivas para evaluar la fase de la hepatopatía y, de esta forma, facilitar la determinación de quién necesita tratamiento;
- priorizar el tratamiento de las personas con cirrosis, que es el estadio más avanzado de la hepatopatía;
- utilizar dos medicamentos seguros y altamente eficaces (tenofovir o entecavir) para tratar la infección crónica por el virus de la hepatitis B; y
- realizar un seguimiento periódico utilizando pruebas simples de detección precoz del cáncer hepático, con el fin de evaluar si el tratamiento está funcionando y si se puede suspender.
También se toman en consideración las necesidades especiales de poblaciones específicas, como las personas coinfectadas por el VIH, los niños, los adolescentes y las mujeres embarazadas.
Los dos medicamentos recomendados ya están disponibles en muchos países en forma de genéricos, y por lo tanto son relativamente económicos, ya que cuestan solo US$ 5 por persona y mes. "Dado que para muchas personas el tratamiento es de por vida, es importante que los pacientes puedan acceder a estos medicamentos al menor precio posible", dice el Dr. Wiktor.
Varios países están empezando a formular programas de tratamiento de la hepatitis B y el documento recientemente publicado también ofrece orientaciones sobre la forma de organizar los servicios de atención y tratamiento de la hepatitis. "Por ejemplo, los países tienen que encontrar formas de mejorar el acceso a los medicamentos y el mejor modo de proporcionar una atención de calidad con el personal y los servicios sanitarios existentes", dice la Dra. Philippa Easterbrook, del Programa Mundial de la OMS contra las Hepatitis.
El tratamiento puede prolongar la vida de las personas ya infectadas por el virus de la hepatitis B, pero también es importante centrarse en la prevención de nuevas infecciones. La OMS recomienda que todos los niños sean vacunados contra el virus de la hepatitis B, cuya primera dosis se ha de administrar al nacer. Algunos países, especialmente de Asia, han reducido las tasas de infección infantil por el virus de la hepatitis B mediante la vacunación universal en la infancia. El desafío consiste actualmente en intensificar los esfuerzos para asegurarse de que todos los niños del mundo estén protegidos contra el virus.
Otra vía de infección es la reutilización de equipo médico, especialmente jeringas. La OMS ha publicado recientemente una nueva política sobre seguridad de las inyecciones que también contribuirá a prevenir nuevas infecciones por el virus de la hepatitis B. En esta política se aboga por la utilización en todo el mundo de jeringas "inteligentes" para prevenir la reutilización de jeringas y agujas.
Las nuevas directrices sobre el tratamiento de la hepatitis B son el resultado de las directrices relativas al tratamiento de la hepatitis C publicadas por primera vez por la OMS el pasado año.
Nota para los editores
Los medicamentos preferidos que se recomiendan en las directrices son tenofovir y entecavir. Presentan un riesgo muy bajo de desarrollo de farmacorresistencia, son fáciles de tomar (una pastilla una vez al día) y tienen pocos efectos secundarios. Ambos medicamentos están disponibles como genéricos y el tenofovir también se usa para tratar la infección por el VIH.
La OMS recomienda dos tipos de pruebas no invasivas para evaluar el estadio de la hepatopatía y, de esta forma, facilitar la determinación de las personas que necesitan tratamiento. Una de ellas consiste en una prueba sanguínea (APRI – índice de la relación entre la aspartato-aminotransferasa [AST] y las plaquetas), y la otra es una prueba de escáner (elastografía transitoria, por ejemplo FibroScan).