Viruela símica
La viruela símica (mpox) es una enfermedad vírica causada por el virus de la mpox, un ortopoxvirus. Se propaga principalmente a través del contacto directo con la piel, lo que ocasiona una erupción dolorosa, inflamación de los ganglios linfáticos y fiebre. En ocasiones, causa síntomas muy graves y deja cicatrices.
Por lo general, la transmisión se produce por contacto directo entre personas. Cabe incluir aquí, entre otras vías, el contacto sexual. La transmisión se produce por exposición a líquidos corporales, a lesiones en la piel o en las mucosas internas (como las de la boca o la garganta), a partículas respiratorias y a objetos contaminados.
En las zonas donde hay animales que portan el virus, la mpox es una enfermedad zoonótica, lo que significa que puede transmitirse a los seres humanos. Este virus se encuentra en las selvas tropicales de África Central, Oriental y Occidental, donde pequeños mamíferos como ardillas, ratas de Gambia, lirones y varias especies de monos pueden ser portadores.
Desde mayo de 2022, la mpox se ha propagado a nivel mundial y se han notificado casos en países en los que hasta entonces no se había documentado transmisión. En la actualidad, la propagación en la mayoría de los países ocurre entre personas y no desde animales.
La mpox generalmente provoca fiebre, sarpullidos con apariencia de granos o ampollas e inflamación de los ganglios linfáticos. Los síntomas suelen aparecer una semana después de la exposición, aunque pueden tardar entre 1 y 21 días en manifestarse.
La enfermedad comienza a menudo con una fase febril de 1 a 3 días caracterizada por síntomas como dolor de cabeza intenso, linfadenopatía, dolor de espalda, dolores musculares y fatiga intensa. Posteriormente sigue la fase de erupción cutánea, que dura de 2 a 4 semanas. Las lesiones evolucionan desde máculas (lesiones planas) a pápulas (lesiones firmes, elevadas y dolorosas), vesículas (llenas de líquido claro), pústulas (llenas de pus) y, finalmente, a costras. Estas lesiones pueden dejar cicatrices. Para algunas personas, el primer síntoma de la mpox es este tipo de sarpullido.
Esta enfermedad puede ser muy grave e incluso mortal para algunos pacientes. Los niños, las embarazadas y las personas con un sistema inmunitario debilitado, entre ellas las que tienen una infección por el VIH no controlada, corren un mayor riesgo de enfermar gravemente y de fallecer a causa de las complicaciones derivadas de la mpox.
La prevención y el control de la mpox se basan en concienciar a la población y en formar a los trabajadores de la salud para prevenir la infección y detener la transmisión.
Las vacunas contra la mpox también protegen contra la infección y los síntomas graves. La OMS recomienda vacunar a las personas con mayor riesgo de exposición durante los brotes, como los trabajadores de la salud y las personas que han tenido contacto directo con infectados. Las personas vacunadas contra la viruela en su infancia podrían tener cierta protección cruzada contra la mpox.
Para prevenir la propagación, debería evitarse el contacto directo con las personas infectadas por el virus y con materiales contaminados por este. Al cuidar a los enfermos se deben utilizar mascarillas, guantes y otros equipos de protección personal, tanto en los establecimientos de salud como en los hogares.
En los casos en los que la enfermedad pueda transmitirse de los animales a los humanos, se debe evitar el contacto con animales enfermos o muertos y cocinar adecuadamente cualquier alimento que contenga carne o partes de animales antes de consumirlo.
La atención a los pacientes con mpox debe centrarse en aliviar sus síntomas para que se sientan mejor y prevenir las complicaciones. Se están desarrollando y probando posibles tratamientos contra la mpox.