Datos y cifras
- Se estima que en 2024 había en todo el mundo 1400 millones de adultos de 30 a 79 años con hipertensión; ello representa el 33 % de la población en esta franja etaria.
- Dos tercios de los adultos de 30 a 79 años con hipertensión viven en países de ingreso bajo y mediano.
- Se estima que 600 millones de adultos con hipertensión (44 %) desconocen que padecen esta afección.
- Aproximadamente 630 millones de adultos con hipertensión (44 %) están diagnosticados y reciben tratamiento
- Aproximadamente 320 millones de adultos con hipertensión (23 %) tienen controlada la afección.
- La hipertensión es una de las causas principales de muerte prematura en el mundo.
- Una de las metas mundiales relativas a las enfermedades no transmisibles es reducir la prevalencia de la hipertensión no controlada en un 25 % entre 2010 y 2025.
Panorama general
Se habla de hipertensión cuando la presión de la sangre en nuestros vasos sanguíneos es demasiado alta (de 140/90 mmHg o más). Es un problema frecuente que puede ser grave si no se trata.
Las personas con hipertensión pueden no tener síntomas. La única forma de detectarla es tomarse la tensión arterial.
El riesgo de hipertensión puede aumentar en estos casos:
- Edad avanzada
- Causas genéticas
- Sobrepeso u obesidad
- Falta de actividad física
- Régimen alimentario con demasiada sal
- Consumo excesivo de alcohol
Hay cambios de hábitos, como tomar alimentos más saludables, dejar de fumar y practicar más actividad física, que pueden ayudar a reducir la tensión. En cualquier caso, puede que algunas personas aún necesiten medicamentos.
De la tensión arterial se dan dos valores. El primero es la tensión sistólica y corresponde al momento en que el corazón se contrae o late. El segundo, la tensión diastólica, representa la presión ejercida sobre los vasos cuando el corazón se relaja entre un latido y otro.
Para establecer el diagnóstico de hipertensión se han de tomar mediciones en dos días distintos: en ambas lecturas, la tensión sistólica ha de ser superior o igual a 140 mmHg y la diastólica, superior o igual a 90 mmHg.
Factores de riesgo
Entre los factores de riesgo modificables figuran las dietas malsanas (consumo excesivo de sal, dietas ricas en grasas saturadas y grasas trans e ingesta insuficiente de frutas y hortalizas), la inactividad física, el consumo de tabaco y alcohol y el sobrepeso o la obesidad. Además, hay factores ambientales que aumentan el riesgo de sufrir hipertensión y las enfermedades asociadas a ella, en especial la contaminación atmosférica.
Por otro lado, hay factores de riesgo no modificables, como los antecedentes familiares de hipertensión, edad superior a los 65 años y la concurrencia de otras enfermedades, como diabetes o nefropatías.
Síntomas
La mayoría de personas con hipertensión no tienen síntomas. La tensión muy alta puede causar dolor de cabeza, visión borrosa, dolor en el pecho y otros síntomas.
La mejor manera de saber si se tiene la tensión alta es tomársela. Si no se trata, la hipertensión puede causar otras enfermedades como insuficiencia renal, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
Las personas que tienen la tensión arterial muy alta (de 180/120 o más) pueden presentar estos síntomas:
- Dolor intenso de cabeza
- Dolor en el pecho
- Mareos
- Dificultad para respirar
- Náuseas
- Vómitos
- Visión borrosa o cambios en la visión
- Ansiedad
- Confusión
- Pitidos en los oídos
- Hemorragia nasal
- Cambios en el ritmo cardiaco
Si se tiene alguno de estos síntomas y la tensión arterial muy alta, debe acudirse de inmediato a un profesional de la salud.
La única manera de detectar la hipertensión es recurrir a un profesional de la salud para que mida la tensión arterial. Se trata de un proceso rápido e indoloro que también podemos hacer nosotros mismos con un aparato automático, si bien es importante que un profesional valore el riesgo existente y los trastornos asociados.
Tratamiento
Hay cambios de hábitos que ayudan a reducir la tensión arterial alta, entre ellos:
- Tomar una dieta saludable y baja en sal
- Perder peso
- Practicar actividad física
- Dejar de fumar
Si se tiene la tensión alta, es posible que el médico recomiende tomar uno o varios medicamentos para rebajarla hasta un nivel que dependerá de las otras enfermedades que se padezcan.
Deberá reducir la tensión hasta menos de 130/80 si se tiene también:
- Una enfermedad cardiovascular (cardiopatía o accidente cerebrovascular)
- Diabetes (exceso de azúcar en la sangre)
- Insuficiencia renal crónica
- Riesgo elevado de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Para la mayoría de las personas, el objetivo es una tensión arterial inferior a 140/90.
Hay distintos tipos de medicamentos que se suelen prescribir para reducir la tensión arterial:
- Inhibidores de la ECA que relajan los vasos sanguíneos y previenen que se dañen los riñones, como el enalapril y el lisinopril.
- Bloqueantes de los receptores de angiotensina II (ARA) que relajan los vasos sanguíneos y previenen que se dañen los riñones, como el losartán y el telmisartán.
- Antagonistas del calcio que relajan los vasos sanguíneos, como el amlodipino y el felodipino.
- Diuréticos que eliminan el exceso de agua del cuerpo y reducen la tensión arterial, como la hidroclorotiazida y la clortalidona.
Prevención
Hay cambios de hábitos que pueden ayudar a las personas con hipertensión a reducir su tensión arterial, aunque incluso en ese caso aún se necesitará tomar medicamentos.
Estos cambios pueden prevenir y reducir la tensión arterial elevada.
Conductas aconsejadas:
- Comer más frutas y hortalizas
- Pasar menos tiempo sentado
- Hacer actividad física, ya sea caminar, correr, nadar, bailar o actividades para ganar fuerza, como levantar pesas
- Practicar cada semana al menos 150 minutos una actividad aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de una actividad aeróbica intensa
- Hacer ejercicios para ganar fuerza dos días o más cada semana
- Perder peso si se tiene obesidad o sobrepeso
- Tomar los medicamentos que prescriba el profesional de la salud
- Acudir a las visitas previstas con el profesional de la salud
Conductas que se deben evitar:
- Tomar demasiada sal (no se deben superar los 2 gramos al día)
- Comer alimentos con muchas grasas trans o saturadas
- Fumar o consumir tabaco de otra manera
- Beber demasiado alcohol (como máximo, una copa al día en el caso de las mujeres y dos en el de los hombres)
- No tomarse la medicación o tomar la de otra persona
Al reducir la hipertensión prevenimos los infartos de miocardio, los accidentes cerebrovasculares, los daños en los riñones y otros problemas de salud.
Estos son algunos consejos para reducir el riesgo de hipertensión:
- Reducir y gestionar el estrés
- Medir periódicamente la tensión arterial
- Tratar la tensión arterial elevada
- Tratar otras afecciones de salud
- Reducir la exposición a aire contaminado
Complicaciones de la hipertensión no controlada
Entre otras complicaciones, la hipertensión puede producir daños cardiacos graves. El exceso de tensión puede endurecer las arterias, con lo que se reduce el flujo de sangre y oxígeno que llega al corazón. El aumento de la tensión y la reducción del flujo sanguíneo pueden causar:
- Dolor torácico (angina de pecho).
- Infarto de miocardio, que se produce cuando se obstruye el flujo de sangre que llega al corazón y las células del músculo cardiaco mueren debido a la falta de oxígeno. Cuanto mayor sea la duración de la obstrucción, más importantes serán los daños en el corazón.
- Insuficiencia cardiaca, que se produce cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre y oxígeno a otros órganos vitales.
- Ritmo cardiaco irregular, que puede conllevar la muerte súbita.
La hipertensión puede también causar la obstrucción o la rotura de las arterias que llevan la sangre y el oxígeno al cerebro, lo que provocaría un accidente cerebrovascular.
Asimismo, puede causar daños renales que generen una insuficiencia renal.
Prevalencia de la hipertensión
La prevalencia de la hipertensión es distinta en función de la región y el nivel de ingreso del país. La prevalencia más elevada corresponde a la Región del Mediterráneo Oriental de la OMS (38 %) y la más baja a la Región del Pacífico Occidental de la OMS (29 %).
El número de adultos con hipertensión pasó de 650 millones en 1990 a 1400 millones en 2024, incremento que se observó especialmente en los países de ingreso bajo y mediano. Este incremento se explica principalmente por el aumento en el número de adultos mayores en esos países.
Respuesta de la OMS
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ayuda a los países a reducir la hipertensión como problema de salud pública.
En 2021, la OMS publicó una nueva directriz para el tratamiento farmacológico de la hipertensión en adultos. En la publicación se formulan recomendaciones basadas en la evidencia sobre el comienzo del tratamiento y los plazos de revisión recomendados. Además, se indica hasta qué valores debe reducirse la tensión arterial para controlar la hipertensión y se informa sobre cuáles son los profesionales del sistema de salud que pueden dar inicio al tratamiento.
Para ayudar a los gobiernos a reforzar la prevención y el control de las enfermedades cardiovasculares, la OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos pusieron en marcha en septiembre de 2016 la Iniciativa Mundial HEARTS, que incluye el paquete técnico HEARTS. Los seis módulos de este paquete (asesoramiento sobre estilos de vida saludables, protocolos de tratamiento basados en la evidencia, acceso a las tecnologías y medicamentos esenciales, gestión basada en los riesgos, atención en equipo y sistemas de monitoreo) constituyen un enfoque estratégico para mejorar la salud cardiovascular en todo el mundo.
En septiembre de 2017, la OMS se alió con Resolve to Save Lives, una iniciativa de Vital Strategies, para ayudar a los gobiernos nacionales a aplicar la Iniciativa Mundial HEARTS. Otros asociados que contribuyen a esta iniciativa son: la Fundación de los CDC, la incubadora Global Health Advocacy Incubator, la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y los CDC de los Estados Unidos. Desde la puesta en marcha del programa en 2017, en más de 40 países de ingreso bajo y mediano aproximadamente 13,5 millones de personas han recibido tratamientos antihipertensivos basados en un protocolo mediante modelos de atención centrados en la persona. Estos programas demuestran la viabilidad y la eficacia de los programas normalizados de control de la hipertensión.