The flu happens every year, worldwide. All of us might be potentially affected by the flu. Therefore, we asked children from the different countries to draw the symptoms of the flu and the preventive measures which they know. This Spotlight is illustrated with the drawings of children aged 5-15 years from Australia, Democratic Republic of Congo, Denmark, Latvia, Switzerland and Tajikistan.
¿Estamos preparados para la llegada de la gripe?

En septiembre de 2018, 100 pasajeros de un avión de la ruta Dubái‑Nueva York empezaron a presentar síntomas respiratorios y se enfermaron. Al principio, las autoridades sanitarias pensaron que tal vez habían contraído una grave enfermedad respiratoria denominada síndrome respiratorio de Oriente Medio y pusieron el avión en cuarentena hasta que se les realizara un examen médico. Sin embargo, las pruebas mostraron que muchos pasajeros eran portadores de virus gripales, que se transmiten fácilmente por contacto estrecho o cuando varias personas permanecen durante horas en espacios cerrados, como los aeropuertos y los aviones.
La mayoría de las personas pensamos que la gripe no reviste gravedad. Sus síntomas —dolor de cabeza, secreción nasal, tos y dolor muscular— se confunden con los de un resfriado fuerte. No obstante, la gripe estacional mata cada año a unas 650 000 personas. Por eso es tan importante la vacunación antigripal, sobre todo de los niños pequeños, los ancianos, las embarazadas y las personas inmunodeprimidas (en este enlace podrá ver un video en Facebook del Dr. Martin Friede sobre la vacuna antigripal).
Lo que la mayoría de nosotros llamamos «gripe» no es más que la gripe estacional, denominada así porque se registra dos veces al año en el invierno de las regiones templadas (una en el hemisferio norte y otra en el hemisferio sur). Además, los virus causantes circulan durante todo el año en las regiones tropicales y subtropicales.
El virus de la gripe está en constante mutación, cambiando de piel para escapar a nuestras defensas inmunológicas. Las pandemias pueden ocurrir cuando aparece un nuevo virus con capacidad para infectar al ser humano, de fácil transmisión y contra el que la mayoría de las personas no gozan de inmunidad. La Dra. Wenqing Zhang, Directora del Programa Mundial de la Gripe de la OMS, señala: «Sabemos a ciencia cierta que habrá una nueva pandemia por un virus de la gripe distinto, pero desconocemos cuándo, qué cepa vírica estará implicada y cuál será la gravedad de enfermedad. Esta incertidumbre hace que el virus de la gripe sea muy distinto de muchos otros patógenos».
Hace exactamente 100 años ocurrió una de las crisis más graves de salud pública de la historia moderna: la pandemia gripal de 1918, llamada coloquialmente «gripe española». En este artículo se exponen las enseñanzas que se pueden adquirir de anteriores pandemias gripales, la labor de preparación para la próxima pandemia y el modo en que las actividades relacionadas con la gripe estacional pueden fortalecer la capacidad de preparación para una pandemia.

Cúbrase la boca y la nariz al toser o estornudar

Lávese las manos regularmente

Beba mucha agua y descanse

Si usted está inmunodeprimido, puede necesitar antivíricos

No tome antibióticos, ya que no actúan contra los virus que causan los resfriados y las gripes

Vacúnese contra la gripe todos los años; incluso si la contrae, los síntomas serán menos graves

No se acerque a las personas con gripe

No se toque los ojos, la nariz o la boca, ya que son las zonas por donde los virus suelen entrar en el organismo

Limpie y desinfecte todas las superficies si vive con una persona con gripe

Lávese las manos regularmente

La pandemia gripal de 1918
La intensidad y la velocidad de propagación de la pandemia gripal de 1918 fue casi inimaginable: infectó a cerca de un tercio de la población mundial (unos 500 millones de personas) y se calcula que, cuando se dio por finalizada dos años después, había matado a 50 millones de personas, una cifra muy superior a los cerca de 17 millones de defunciones causadas por la Primera Guerra Mundial.
En realidad, a la pandemia de 1918 se le llamó «gripe española» inmerecidamente, puesto que, antes de llegar a España, ya había causado anteriormente muchas defunciones en Francia y en los Estados Unidos de América, a pesar de que no se había informado a la población debido a la censura impuesta durante la guerra. Los médicos franceses solían referirse a la enfermedad como «maladie onze». El nombre de «gripe española» se debe a que las noticias sobre la pandemia empezaron a aparecer cuando se declararon los primeros casos en España, un país neutral durante la guerra y donde no había censura.
Una enfermedad atípica
Los patógenos no conocen de fronteras, clases sociales, situaciones económicas y edades. En el caso de la gripe, suele causar más defunciones entre las personas más jóvenes y los ancianos; sin embargo, la pandemia de 1918 fue especialmente mortífera entre los varones de 20 a 40 años.
Las pandemias afectan a la economía y las actividades sociales, como la escuela, el trabajo y otras actividades donde se reúnen gran número de personas. Además, una pandemia gripal puede perturbar considerablemente el funcionamiento del sistema sanitario de los países, ya que consume muchos recursos y requiere mucho trabajo de los profesionales sanitarios.
Al igual que muchas otras enfermedades, la gripe pandémica afecta principalmente a las poblaciones pobres y socialmente marginadas. En un estudio publicado en The Lancet sobre las posibles consecuencias de una pandemia similar a la de 1918 en el mundo actual se concluyó que «los países y regiones con menor capacidad de preparación para una pandemia serán los más afectados».


Sin embargo, el mundo actual es muy distinto al de hace 100 años. Ahora disponemos de antivíricos, vacunas, pruebas diagnósticas y métodos de vigilancia modernos. La OMS ha tenido mucho que ver con estas mejoras, gracias a su estrecha colaboración con otros organismos e instituciones nacionales y regionales. Además, también hemos extraído enseñanzas de posteriores pandemias durante los siglos XX y XXI.
Como explicamos en este artículo, nunca habíamos dispuesto de tantas herramientas para luchar contra las pandemias: un sistema mundial de vigilancia de la gripe para realizar una vigilancia permanente de la evolución de las cepas de virus gripales en circulación, un acuerdo sin precedentes para intercambiar virus y datos sobre la gripe y para reforzar la capacidad de preparación a escala mundial, constantes iniciativas de mejora de la eficacia de la vacuna contra la gripe estacional, y nuevos y potentes antivíricos. Sin embargo, hay asuntos en los que se debe trabajar para cuando se produzca la próxima pandemia gripal, sobre todo optimizar la colaboración entre todos los países y definir mecanismos para garantizar el acceso equitativo a vacunas, tratamientos y herramientas de diagnóstico para todas las personas, en todas partes.
Según explica la Dra. Sylvie Briand, Directora del Departamento de Gestión de peligros infecciosos de la OMS, «nunca antes habíamos tenido tanta capacidad para mitigar el impacto de las enfermedades, reducir sus costos económicos y sociales, y evitar defunciones. Sin embargo, es importante que los países continúen preparándose e integrando intervenciones innovadoras que pueden salvar vidas».
Las pandemias son impredecibles
Mapa: defunciones debidas a la pandemia gripal de 2009

La pandemia de gripe porcina (virus A(H1N1)) de 2009 comenzó en México, donde causó síntomas graves en adultos sanos hasta entonces y se propagó rápidamente a más de 214 países y territorios o comunidades de ultramar. Se estima que el número de víctimas mortales fue de 105 000 a 395 000, pero cabe recordar que no fue un evento de la máxima gravedad si se tiene en cuenta que algunas epidemias de gripe estacional pueden ocasionar el doble de defunciones.
De acuerdo con un comité internacional convocado por la OMS para analizar la respuesta a la pandemia de 2009, «el mundo está mal preparado para responder a una pandemia grave o a cualquier otra emergencia de salud pública que sea también de ámbito mundial e igual de sostenida y amenazadora». Este comité pidió no solo reforzar las principales capacidades en materia de salud pública, sino también aumentar la investigación, adoptar un enfoque multisectorial, mejorar los sistemas de salud, promover el desarrollo económico en los países de ingresos medianos y bajos, y mejorar la salud de la población.
Preparar al mundo para la próxima pandemia
En 1947, un año antes de la entrada en vigor de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, la Comisión Interina de la OMS en las Naciones Unidas estableció el Programa Mundial contra la Gripe para hacer un seguimiento de la evolución del virus. Los países se comprometieron entonces a intercambiar virus y datos para obtener vacunas actualizadas como una de las principales herramientas de lucha contra la gripe estacional y pandémica.
En 1952, la OMS puso en marcha su Red Mundial de Vigilancia de la Gripe, a la que se adscribieron 26 laboratorios colaboradores de todo el mundo. Esta red establecida hace ya 66 años se denomina actualmente Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Gripe (SMVRG) de la OMS y está integrada por 153 instituciones de 114 países. El SMVRG analiza continuamente los virus gripales que causan brotes estacionales en el ser humano, brotes de gripe zoonótica y posibles pandemias, y selecciona cepas vacunales dos veces al año, una para la temporada de gripe en el hemisferio norte y otra para la del hemisferio sur. Los países con Centros Nacionales de Gripe intercambian datos y muestras de virus para llevar a cabo esta vigilancia.
La Dra. Zhang explica: «El SMVRG es la punta de lanza de la lucha contra la gripe y uno de los ejemplos más antiguos y significativos de cooperación internacional en pro de la salud pública. Los intercambios, la confianza y el compromiso de los Estados Miembros son fundamentales a fin de prepararse para las pandemias».
Además, la Dra. Zhang recuerda que «la gripe pandémica es un importante problema de salud pública que no podemos evitar o eliminar con la tecnología y los conocimientos actuales. Así, gran parte de nuestra respuesta a las pandemias se lleva a cabo cuando se producen, a fin de conseguir el máximo impacto en la salud y la sociedad. Las epidemias de gripe estacional son una buena oportunidad para prepararse para la próxima pandemia. Con objeto de lograr los mejores resultados posibles, tanto ahora como en el futuro, hay tres factores que son esenciales: la rapidez y la calidad del intercambio de virus y de información, la investigación y la innovación, y la coordinación mundial. En el caso de la gripe pandémica, el mundo debe trabajar en equipo».
Cada semana, los países informan a la OMS de los nuevos casos de gripe a través del sistema FluNet. Además, el sistema FluID permite estudiar la epidemiología de los virus circulantes asociados a la gripe. La OMS está elaborando también una herramienta de evaluación de la gravedad de la gripe pandémica (PISA, por sus siglas en inglés) para proporcionar datos de referencia y, así, disponer de un barómetro para conocer la virulencia de las nuevas cepas.
La Dra. Jacqueline Katz, Directora del Centro Colaborador de la OMS sobre Vigilancia, Epidemiología y Control de la Gripe de Atlanta (Estados Unidos), señala: «Lo que diferencia a la gripe de otras infecciones es que muta de continuo. Los virus estacionales siguen evolucionando, mutando y escapando a la protección que confieren las vacunas. Nos esforzamos mucho por estar un paso por delante a fin de detectar el virus que podría causar la próxima pandemia»
Préparation à la pandémie
La reaparición en 2004 de un virus gripal de gran virulencia y con potencial pandémico desencadenó un debate a escala mundial sobre el acceso de los países en desarrollo a las vacunas contra la gripe pandémica. Algunos países cuya población sufre un número muy elevado de infecciones se quejaron de que enviaban muestras de virus a través del SMVRG a sabiendas de que, si se declaraba una pandemia, tal vez no tendrían acceso a las vacunas fabricadas a partir de la información y los materiales de dichas muestras. En 2011, los 194 Estados Miembros de la OMS crearon el Marco de Preparación para una Gripe Pandémica (Marco de PIP) para reforzar el intercambio de virus gripales potencialmente pandémicos para el ser humano y, al mismo tiempo, aumentar el acceso de los países en desarrollo a las vacunas y otros suministros importantes para hacer frente a posibles pandemias. El Marco de PIP ayudará a los países que lo necesiten a acceder a vacunas, antivíricos y medios de diagnóstico en las futuras pandemias.
Hay dos elementos importantes del acuerdo que cabe reseñar. En primer lugar, los fabricantes de vacunas que reciben virus del SMVRG deben proporcionar a la OMS alrededor del 10% de su futura producción de vacunas contra la gripe pandémica, a fin de que se puedan distribuir a los países que las necesiten durante la próxima pandemia. En segundo lugar, los fabricantes de productos contra la gripe que utilizan SMVRG han de aportar 28 millones de dólares al año a la OMS, que utiliza este dinero para reforzar la capacidad de respuesta a las pandemias de los países.
Anne Huvos, directora de la Secretaría del Marco de PIP de la OMS, explica: «Al trabajar con asociados del sector, podemos fortalecer la capacidad de preparación en los países que no la han desarrollado suficientemente. A cambio, estos países permiten que la red SMVRG evalúe rigurosamente los riesgos gracias al intercambio de virus gripales potencialmente pandémicos».

¿Estamos preparados para la próxima pandemia?
Habida cuenta de que la gripe es una enfermedad en constante evolución, la labor de prevención, preparación y respuesta debe adaptarse constantemente a estos cambios.
La OMS y sus asociados están elaborando una nueva estrategia mundial contra la gripe, que se pondrá en marcha este año, para ayudar a los países a desarrollar su capacidad de prevención y control de la gripe estacional. A su vez, las iniciativas nacionales fortalecerán la preparación mundial para la próxima pandemia. La estrategia se centra en tres prioridades: reforzar la preparación para las pandemias, ampliar la prevención y el control de la gripe estacional, y promover la investigación y la innovación (concretamente, mejorar la modelización y la previsión de las epidemias gripales y obtener nuevas vacunas, de poder ser una vacuna universal contra la gripe, eficaz contra todas las cepas del virus).
No obstante, se podría tardar hasta un año en obtener y distribuir una vacuna durante una pandemia, por lo que será fundamental aplicar medidas no farmacéuticas, como las de lucha contra la gripe estacional. Algunas de estas medidas se pueden tomar a nivel individual, por ejemplo, no salir de casa si se está enfermo y lavarse las manos con frecuencia.
Por su parte, las organizaciones también pueden adoptar medidas, como las políticas que limitan las reuniones de muchas personas en las que el virus pueda propagarse rápidamente. La OMS está elaborando nuevas directrices sobre estas medidas, basándose en datos científicos y en la experiencia adquirida durante las pandemias de 1918 y 2009. Sin embargo, la aplicación óptima de las medidas de prevención y control de las infecciones no evitarán que algunas personas contraigan la gripe y, en los casos graves, se les pueden prescribir antivíricos eficaces para curarla.
En la actualidad, menos de la mitad de los países cuentan con un plan nacional de preparación para la gripe pandémica, y pocos lo han actualizado para incorporar las enseñanzas adquiridas en 2009. No es de extrañar que los países de ingresos bajos, que ya están luchando para mejorar sus sistemas de atención primaria, suelan carecer de la capacidad y los recursos necesarios para elaborar y aplicar estos planes.
Para actuar con eficacia frente a una pandemia se requiere: un sistema de salud sólido y con recursos que disponga de personal sanitario bien formado y remunerado; sistemas de agua, saneamiento e higiene en funcionamiento; laboratorios de calidad para realizar un diagnóstico rápido; acceso a medicamentos y vacunas; y sistemas fiables para detectar y notificar los nuevos casos.
A juicio de la Dra. Briand, «seguimos encontrando obstáculos para mejorar la coordinación internacional y movilizar recursos suficientes y sostenibles para la preparación y la investigación a fin de obtener mejores vacunas, antivíricos y diagnósticos. Lo más importante es que todos los países apliquen estas medidas, sobre todo las comunidades con menos recursos que también serán más vulnerables a la próxima pandemia gripal».
Texto parcialmente retomado del artículo Pandemic influenza: an evolving challenge - en anglais.

